Tengo la profunda necesidad de tocarte, de sentir el calor de tu piel, de encontrarme
rompiendo las distancias que la culpa y los temores han tendido entre nosotros.
Admiro tu capacidad de compromiso, tu amor por lo que haces, tu capacidad de renuncia y
tu deslumbrante inteligencia.
Eres exitosa, peculiarmente exitosa. Tu delgado cuerpo lleva dentro la grandeza de un
gigante titánico de voluntad, capacidad e instinto. A todo esto le llamo belleza y, a mí, ese
tipo de belleza me enamora.
No hablo de tus ojos verdeazulados, ni de tus torneadas piernas, ni de tu dieta eterna, ni de
tus cachetes rellenos de ternura. Hablo de ti, íntegra, de lo que eres, de lo que proyectas, de
lo que inspiras, de la intensidad de tu camino por la vida.
Contágiame tantito de tu locura y regálame un poco de tu intimidad, Sus ojos porque
en algún momento,
en alguna vida:
te amaré.