El año pasado, en el marco de la exposición retrospectiva de Mónica Mayer, se realizó el primer “Editatón Mujeres Artistas”, una iniciativa que reunió esfuerzos voluntarios para escribir una entrada biográfica en Wikipedia sobre una artista, escritora, crítica de arte o gestora cultural mexicana del siglo XX o XXI. Este proyecto de reivindicación femenina inició al darse cuenta de que más de 400 artistas que tuvieron una aportación importante al medio cultural, no tenían un texto que reconociera su vida en la enciclopedia digital más popular del mundo, pues los artículos que existían sólo narraban su vida desde una mirada patriarcal y reduccionista; esto, sumado a que el arte feminista en México no figura en los libros, generó la invitación abierta para unirse a este proyecto y replantear con fuentes de investigación la Historia oficial, narrada desde el machismo.
Durante esta jornada se escribieron 100 entradas en la página, entradas que buscan recuperar un archivo digital del papel histórico de la mujer en el arte mexicano. En pleno siglo XXI, en este época globalizada que se jacta de tener la información a un click de distancia, y en una generación que se asume en favor de la diversidad, aún no existe una apertura total ni una equidad de género en los discursos históricos. Aunque se han generado esfuerzos como el Editatón, un gran número de pintoras, fotógrafas, maestras y mecenas han quedado en el olvido, incluso para los museos e historiadores del arte resulta complicado conocer a detalle a las artistas que pasan al imaginario común como amantes, esposas o por sus relaciones tormentosas, como si las mujeres sólo fueran musas o víctimas y no las protagonistas de su historia.
A diferencia de países como Brasil, donde la labor de las mujeres fue fundamental en la concepción de las vanguardias, en México no se le ha dado la misma importancia a la documentación del trabajo de hombres y mujeres; hacerlo no se trata sólo de una cuestión de género, sino de visibilizar su talento y aportaciones reales y significativas a la historia del arte mexicano; de reconocer en equidad que sin sus obras la estética nacional sería radicalmente distinta. Dentro de las colecciones de museos, también ha sido un desafío difundir el arte femenino, y el Museo Nacional de Arte se ha sumado a ello, como en octubre del año pasado durante la exposición “México 1900-1950. Diego Rivera, Frida Kahlo, José Clemente Orozco y las vanguardias” en París, dedicaron el núcleo “Mujeres fuertes” a esta labor.
Las mujeres que te presentamos a continuación, destacaron en el panorama artístico mexicano y algunas de sus obras pertenecen al acervo del MUNAL, que comprende el período entre 1550 y 1954, aunque como te darás cuenta al leer este artículo, sus nombres no son tratados con justicia en el imaginario colectivo.
Guadalupe Carpio
Siglo XIX
Fue una de las primeras mujeres dentro de la Academia de Arte cuando se abrió la enseñanza al género femenino, pues anteriormente las mujeres aprendían a pintar en clases particulares, como un pasatiempo que denotaba estatus y, desde luego, era un privilegio para la clase social alta. A veces también se introducían al mundo del arte por influencia familiar, como fue el caso de Guadalupe, apoyada por su padre Manuel Carpio, poeta y empleado de la Academia de San Carlos, quien contribuyó en la participación de la artista en la vida cultural. Pero su camino lo trazó sola, con perseverancia, pasión y talento, al mantenerse activa en 20 exposiciones de la Academia de San Carlos y en la Internacional de Filadelfia.
No se conocen las fechas exactas de su nacimiento y muerte, pero se sabe que su vida fue un testimonio de la apertura histórica a las mujeres para salir de sus hogares y realizar actividades alejadas de las labores domésticas, con la oportunidad de estudiar y desempeñarse de manera profesional en la pintura.
El retrato era la temática principal en aquella época, debido, en gran medida, a los métodos de enseñanza, porque la técnica se aprendía con el ejercicio de copias al estilo europeo, razón por la cual la temática religiosa también estaba presente. De las obras de Guadalupe Carpio se conocen retratos de su esposo y el “Autorretrato con su familia”, que muestra sus conocimientos en la aplicación de la perspectiva, el color y el realismo propio de la época, en una obra en la cual se muestra orgullosa frente a los ojos del mundo, es el rostro de una pintora mexicana que enfrentó las barreras de su tiempo.
Guadalupe Carpio de Mayora
“Autorretrato con su familia”
Segunda mitad del siglo XIX
Óleo sobre tela
109 x 84 cm _
Pilar de la Hidalga
Siglo XIX
“En la obra de Pilar de la Hidalga es muy caliente su entonación y brillante su efecto; siga adelante esta joven artista ejecutando estudios de mayor escala”.
Felipe S. Gutiérrez
No existen registros de su nacimiento y muerte; su padre, Lorenzo de la Hidalga, fue un famoso arquitecto conocido por el proyecto del Teatro Nacional, esto le permitió descubrir a los creadores de la época e introducirse en el medio artístico de la ciudad. Se sabe que su padre también era pintor y pidió a Pelegrin Clavé que le enseñara pintura, oportunidad que tuvo por la cercanía del maestro con su padre. El retrato fue el género que desarrolló y también participó en siete exposiciones de la Academia de San Carlos, además de una muestra en Chicago, en 1893. A pesar de que recurrió distintas ocasiones a la copia, mostró un estilo único en juegos de luz y sombra.
Pilar de la Hidalga
“Retrato de una dama”
1886
Óleo sobre tela
67.5 x 51.5 cm _
Natalia Baquedano Hurtado
1872-1936
Se le reconoce como pionera de la fotografía en México; originaria de Querétaro, viajó muy joven a la Ciudad de México para dedicarse a las artes y asistir a la academia. Inventó la fotografía impresa sobre pétalos de flores naturales y fue difamada por Lauro Ariscorreta, quien pretendió quitarle el mérito al asegurar que ese descubrimiento le pertenecía, pero Natalia pudo comprobar que lo había desarrollado gracias a la documentación del método. Se dedicó al retrato, como era común en ese momento histórico, pero siempre presentó elementos lúdicos, sobre todo en retratos de su hermana Clemencia. Mostró una perspectiva de género frente al retrato tradicional, ya que su interés era fotografiar mujeres; actualmente más de 250 impresiones y negativos se encuentran bajo en resguardo del Archivo Shanti Lesur.
Natalia Baquenado Hurtado
“Pareja”
1900Plata sobre gelatina
8.2 x 11.4 cm _
Lola Cueto
1897 – 1978
Lola Cueto
Un vía crucis
1950
Aguafuerte
16.4 x 17 cm _
María Izquierdo
1902-1955
Fue la primera pintora mexicana en tener una exposición individual en el extranjero, en 1930 en el Art Center de Nueva York. Sus escenas de intenso color capturaron el alma de las calles mexicanas, pintó naturalezas muertas y bodegones, retratos y paisajes para plasmar la mexicanidad en sus fiestas, en el folclor carnavalesco y en la pasión por los colores. Su obra manifestó una temática popular que no sólo exaltaba la tradición, pues fue una de las muralistas que retrataron la tristeza de México, la realidad social y sus contrastes entre la riqueza visual y la pobreza de sus campos.
Fue miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios; en 1945 su trabajo fue reconocido con una comisión para pintar un mural de 200 metros en el edificio del gobierno del Distrito Federal; sin embargo, las críticas y ataques de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros lograron detener la realización de María, en la que argumentaron que no estaba lista para una pieza de tal magnitud.
Su frase “es delito ser mujer y tener talento” condensa, al final de su vida, los obstáculos del machismo mexicano a los que se tuvo que enfrentar, y el dolor de saber que no obtuvo el reconocimiento que su obra merecía de haber sido un hombre quien la pintara.
María Izquierdo
“Adán y Eva”
1945
Óleo sobre tela
60.5 x 75.5 cm
María Izquierdo nunca perteneció al círculo liderado por Frida Kahlo y Diego Rivera, incluso los criticaba al declarar que estaba en contra de los “intelectualoides” que creían en la superioridad de unos sobre otros, así que no sólo combatió el machismo, sino las críticas de las mujeres que la juzgaban por no incluirse en la esfera cultural y “bohemia” mexicana.
Dedicó su vida a las artes y murió en extrema pobreza, olvidada por todos, víctima de una enfermedad degenerativa, y el destino de muchas de sus pinturas permanece aún desconocido. En 2012 el gobierno mexicano la nombró por decreto “Mujer Ilustre” y sus restos descansan ahora en la Rotonda de las Personas Ilustres, irónicamente junto a Rivera y Siqueiros, los detractores que detuvieron a la muralista.
María Izquierdo
“Alacena”
1952
Óleo sobre tela
76 x 66 cm _
Lola Álvarez Bravo
1907 – 1993
Durante 50 años, una cámara fotográfica acompañó su vida para documentar las calles mexicanas y sus personajes. Fue la primera fotógrafa profesional mexicana, maestra del blanco y negro como lenguaje, influenciado por Edward Weston; seguidora del instante decisivo de Henri Cartier Bresson y compañera de la mirada documental de la vida cotidiana expresada por Tina Modotti. Fue maestra en la Academia de San Carlos, además se dedicó a ser fotógrafa de los eventos culturales de teatro, danza y música del INBA, en los que documentó todo el panorama artístico del siglo XX. Acompañó a Frida Kahlo en el período de 1944 a 1946, cuando las cirugías constantes debilitaban su cuerpo, y retrató ese dolor e impotencia en una de sus series más conocidas.
Lola Álvarez registró toda una época, desde sus grandes personajes e historias, hasta los protagonistas anónimos que halló en las transitadas avenidas de la ciudad, así como en el solemne silencio del México rural.
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Celia Calderón de la Barca
1921-1969
A través del color y con un estilo nacionalista, Celia narraba la vida indígena y el mestizaje que nos otorgó una identidad cultural. Miembro de la Sociedad Mexicana de Grabadores, del Taller de Gráfica Popular y del Salón de la Plástica Mexicana, se destacó en el grabado, la xilografía, el grabado en metal, el linóleo, la litografía, la pintura con óleos y acuarelas. Celia Calderón fue la primera mujer que impartió clases en la Academia de San Carlos. Su nombre era respetado en el círculo cultural y su obra fue reconocida por Justino Fernández, crítico considerado como el padre de la Historia del Arte Moderno mexicano.
El 9 de octubre de 1969 se suicidó de un tiro en la cabeza en la Academia de San Carlos.
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En poco más de cuatro siglos de historia nacional que resguarda el MUNAL, conserva las obras de 41 mujeres; sin embargo, algunas no fueron incluidas en este artículo debido a que aún no existen investigaciones publicadas sobre sus vidas. De esto la importancia por sumar esfuerzos y proyectos que reivindiquen el papel de las mujeres que merecen ser recordadas por su arte y cambiar una historia en la cual parece que en el mundo del arte sólo se le permite la entrada a mujeres desnudas.
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Agradecemos la colaboración de Ariadna Patiño, Subdirectora de Curaduría del Museo Nacional de Arte y de todo el equipo del museo para la realización de este artículo.