No hay mayor satisfacción que ver como el arte inspira al arte
Por años, los pintores se han basado en relatos antiguos para inspirar sus obras. Los griegos retomaban los mitos de la creación del universo para, además de mostrar el ideal de belleza en sus obras, plasmar su universo cósmico. En la época medieval, aunque las imágenes dejaron de ser bellas para representar el poder espiritual, aún se basaban en las enseñanzas religiosas que estaban en la Biblia y, más tarde, en el Renacimiento y épocas posteriores, continuaban haciéndolo.
La relación entre la literatura y la pintura siempre ha estado presente. Ambas se citan, hacen referencia a lo que la otra representa y, cuando conocemos todas las obras relacionadas, nos sentimos completos, aptos para entender lo que en realidad significa una obra de arte.
Muchas pinturas retoman la esencia del libro y lo logran retratar en un solo instante, condensándolo en una interpretación propia. La que es posible por una apropiación diferente de ese volumen, y así, existirían tantas versiones como lectores y pintores hayan. Porque leer la obra de una persona es dejar el significado que el escritor le dio para apropiarla y darle uno propio.
La lectura es tal vez el mejor modo de conocer a un escritor, porque sus pasiones ocultas, sus diálogos, la manera en la que relata una historia o el tema de su relato, nos acercan a su mundo. Probablemente sea una cara de él que no se ve a menudo, la intrigante relación entre la persona que vemos y la persona que escribió esa historia, o simplemente, si algún día lo conocemos, nos demos cuenta de la similitud entre sus historias y su personalidad.
Cuando pasamos páginas y páginas de sus historias, creamos un mundo, el que después de ese instante anhelaremos y desearíamos poseer. Tal vez esa es la razón por la que aquellos que pintan sobre el tema de una obra literaria lo hagan, para aplazar por unos instantes la duración de una lectura profunda e intensa que se grabó para siempre en nuestra memoria y en nuestra alma.
Existen hermosas obras basadas en libros. La lista podría ser interminable si contáramos la Biblia o los relatos griegos pero dejando esos textos milenarios de lado, también existen grandes ejemplos interesantes, tanto de la literatura y pintura clásica como contemporánea. En 2014, por ejemplo, se realizó un concurso por la galería de arte Axis, en el que le pidieron a cien artistas retomar cien libros y plasmarlos en ilustraciones o lienzos.
Pero no sólo existe este ejemplo, sino otros grandes lo han hecho con vehemencia y, tanto la obra literaria como la pictórica permanecen en nuestra memoria. Te presentamos aquellas obras que nos parecen más icónicas y hermosas, tanto de poemas como de libros.
De Hamlet escrito por William Shakespeare. La muerte de Ofelia, Sir John Everett Millais
Otra obra de William Shakespeare. Romeo y Julieta interpretada por Ford Madox Brown en 1870
El último mohicano es una novela escrita por James Fenimore Cooper que fue reinterpretada por el pintor Thomas Cole
Un poema titulado La dama de Shalott, escrito por Alfred Tennyson inspiró esta obra de John William Waterhouse
Picasso plasmó el clásico literario de Cervantes y Saavedra, Don Quijote de La Mancha en sencillos trazos
La obra Cuna de gato, escrita por Kurt Vonnegut fue interpretada por Carl Faulkner
"La llamada de Cthulu", clásico cuento de H.P. Lovecraft, fue plasmada en esta ilustración del artista Ego
Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, interpretado por Frank Germano
La magistral obra de Gabriel García Márquez, 100 años de soledad, en manos de Jennifer Zwick
El club de la lucha de Chuck Palahniuk, ilustrado por Jave Yoshimoto
El rey Lear, Macbeth y Hamlet, por David Verba
William Carlos Williams hizo su poema "La gran figura", el que sirvió de inspiración para Charles Demuth en 1928
Inspirado en la obra de Alejandro Dumas, El conde de Montecristo, Edward Strong realizó su pintura Revenge
*Este artículo fue publicado anteriormente por Julieta Sanguino y ha sido editado