La explosión de Guernica fue un hito en la producción artística de Pablo Picasso. Es indiscutible el manto de sufrimiento que recubrió su obra después del ataque aéreo al pueblo vizcaíno en 1937. Aunado a sus ideales políticos de izquierda, el bombardeo de Guernica representó para el artista una fragmentación más: un síntoma rotundo de la decadencia que acarreó consigo la Guerra Civil Española, con la que no sólo no estaba de acuerdo, sino que se oponía y despreciaba abiertamente. Guernica fue el colmo.
La solidez de su oposición política le generó diversos enemigos importantes, y a pesar de los intentos de opresión por parte de los gobiernos de algunos países, esta fue una de las épocas más prolíficas su producción. Picasso se obsesionó con las múltiples formas en las que la violencia se expresa: las corridas de toros, el vacío que la destrucción genera, los gritos de desesperación de la gente, la congoja que resulta de la pérdida; en fin, cualquier cosa que pudiera resaltar la reacción del ser humano ante la adversidad abrumadora.
Sin embargo, hubo una imagen recurrente en las obras de estos años: efigies de mujeres de rostros destrozados por el llanto. El cubismo de estos años apuntó a retar los límites del dolor humano. Picasso reformuló su propuesta estética en términos de los alcances que las formas geométricas podían tener para expresar angustia. Si bien es cierto que las mujeres representadas en estas series se relacionan en la Academia con las múltiples amantes que el artista tuvo, el logro estético sobrepasa cualquier encuentro amoroso que Picasso pudiera haber tenido: el dolor está ahí y se extiende más allá de los límites del lienzo por su poder expresivo. Por eso, te compartimos algunos ejemplos.
Efigies
Por definición, se entiende por efigie una representación de una persona por fines meramente plásticos. Picasso retomó este concepto artístico para desarrollar el carácter más pasional del ser humano, en particular desde la figura femenina y todas sus posibilidades expresivas. Tomó la parte superior del cuerpo: a saber, del busto hasta la cabeza, lo cual da a la imagen la fuerza del enfoque único a las expresiones de la cara; sin embargo, Picasso llevó los límites de la desgracia más allá del rostro: también apuntó hacia las manos, cuya gesticulación confiere un carácter profundamente desgarrador al personaje.
Es por esto que muchas veces los personajes tienen un pañuelo entre las manos: el pedazo de tela es sólo una excusa para explorar los horizontes expresivos de los dedos, de las palmas, de los puños contraídos en dolor. Cuando no está presente, las manos se abren, como en un grito de ayuda, o parecen pellizcar el rostro del personaje, lo que acentúa así la desdicha que los sobrepasa. En estas representaciones resalta el horror, el pánico, la impotencia de las víctimas inocentes de las diferencias entre los países enemigos. Las obras son asertivas porque dan en el núcleo del grito, porque hacen un acercamiento directo al llanto, a cómo la figura humana se descompone con el dolor.
Ensayos para Guernica
Los dibujos preparatorios para una de las obras más emblemáticas del cubismo —el Guernica— muestran la crudeza que las mujeres experimentaron en España durante la guerra; sin embargo, estos episodios trágicos que Picasso llevó al lienzo no son exclusivos de la Guerra Civil Española: lo cierto es que tienen un carácter universal que extralimitan los años del conflicto armado en España.
Las temáticas a las que Picasso recurrió para representar a estas mujeres en sufrimiento rebasan cualquier contexto histórico, cualquier espacio temporal, cualquier espacio físico: tienen que ver con la expresión de la catarsis que explota en todo su vigor, con ese dolor compartido que genera la pérdida, con esa angustia existencial que se da con la ausencia de los seres amados. Las paletas de color que el artista escogió para estas series —que son premoniciones apenas para la obra monumental que realizaría después—, no sólo ensombrecen las expresiones de las mujeres representadas, sino que acentúan el luto, la tragedia incipiente y la desarrollada a lo largo del conflicto armado, la muerte recién anunciada y la que está por suceder.
Picasso alguna vez describió a las mujeres como máquinas de sufrimiento. En este sentido, estos ensayos para el Guernica son denuncias también: de los efectos colaterales de los conflictos políticos de los países, de la crudeza que se omite por generar enemistades políticas, de la destrucción que existe más allá de los edificios destruidos, de los gritos que se quedaron después de que la bomba explotó —y que permanecen impregnados, perpetuamente, en el lienzo.
**
Para entender a la perfección una obra de arte, estos 7 elementos son los que te recomendamos conocer para hacerlo.