Ciudad Universitaria, Palacio de Bellas Artes o Castillo de Chapultepec son sitios que todos los capitalinos ubican como monumentos a la belleza absoluta y como un patrimonio cultural y artístico de una de las urbes más grandes del mundo. Lo mismo ocurre con las esculturas de Jorge Marín sobre Paseo de la Reforma: su belleza adorna una avenida concurrida y visitada por la mayoría de extranjeros. Todos ellos son símbolos que hacen que la Ciudad de México se enorgullezca de lo que tiene y se exhiba hacia los ojos del mundo como una parte de su pasado y presente siempre dinámicos.
Sin embargo, todas las ciudades ocultan una cara oscura de la que no se sienten tan orgullosas. Por ejemplo, en medio de toda la opulencia de Paseo de la Reforma se sitúa uno de los monumentos más terribles y lamentables de cuantos se hayan hecho en México: la Estela de Luz, polémica, inservible y lamentable; símbolo de un sexenio donde los episodios de violencia se vivieron a la orden del día. La apodada “Suavicrema” resulta una especie de burla para los ciudadanos que manifiestan un franco desinterés hacia esta obra. No es la única en padecer de una suerte lamentable. En una ciudad tan grande como la nuestra, es fácil que existan otras obras de arte catalogadas como feas y como un desperdicio de recursos. ¿Las conoces? ¿Qué otras añadirías a la siguiente lista?
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Museo Cabeza de Juárez
Delegación Iztapalapa
Sí, en efecto, es cuestionable la calidad estética del monumento más grande que representa al Benemérito de las Américas: una enorme pieza colorida colocada sobre un arco o base de 12.38 metros de altura, 15.95 metros de ancho y 6.09 metros de fondo. La famosa Cabeza de Juárez, en la que también se ubica un museo, domina una glorieta del nororiente de la Ciudad de México. Es obra del arquitecto Lorenzo Carrasco y fue construida durante el mandato de Luis Echeverría en 1976. El estilo muralista de Luis Arenal fue retomado por Carrasco para plasmar una serie de imágenes en la base. Lo que más resalta es la extraña forma de representar el rostro de Juárez: demasiado tosca, con rasgos muy marcados, semejante a la cabeza cortada de un muñeco y sobrepuesta sobre cualquier objeto que le diera la forma de cuerpo.
Guerrero Chimalli
Chimalhuacán, Estado de México
Esta pieza fue tan cuestionada y criticada por la población que incluso se ganó el mote de “El Mazinger Z” en alusión al famoso anime japonés de un robot gigante. Es evidente que el parecido es muy grande. La obra parece también el juguete de un niño construido con piezas de plástico para ensamblar. Los 35 millones de pesos que se gastaron en su confección y montaje (fueron necesarias grúas de 300 toneladas para ensamblar las 33 piezas que conforman la escultura) no justifican para nada la escasa calidad de la escultura. Enrique Carbajal, más conocido por su nombre artístico; Sebastián, es el autor de esta pieza rodeada por la polémica y que tiene la particularidad de poder ser vista prácticamente desde cualquier punto de Chimalhuacán. La figura roja porta en su mano derecha una maza y en la otra un escudo o chimal en idioma náhuatl.
Raíces
Exagerada, pretenciosa y pobre en cuestión artística, según varios expertos, esta obra del artista José Rivelino Moreno del Valle (Jalisco, 1973) es muestra de que el arte no tiene que ser grandilocuente para llamar la atención o tener un significado poderoso. La obra es literal una raíz gigantesca de varios metros de longitud que se extiende por suelo, edificios, muros y demás. Esta obra ha sido colocada en diversos puntos de la Ciudad de México como la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, y en el Centro Histórico. Cuando estuvo en este último punto, era usada como banca de descanso para los transeúntes. Raíces es una representación simbólica de la identidad que une a México mediante su historia, costumbres, tradiciones y orígenes. «Se trata del cuestionamiento de lo que somos, de hacer un apunte sobre los hechos históricos, de darse cuenta que todos los momentos están conjugados con situaciones de dolor, situaciones de alegría», dijo el artista plástico para el diario El Universal en su edición del 19 de enero de 2012.
Monumento al Papa Juan Pablo II (Llaves de Fe)
Atrio poniente de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México
Una de las figuras más queridas en México, casi un héroe nacional, sigue siendo el Papa Juan Pablo II. Dejando de lado creencias religiosas, resulta difícil no destacar el carisma que este hombre desplegaba de manera espontánea con sólo escucharlo hablar o verlo andar. La profunda huella que dejó en México llevó al artista Francisco Cárdenas Martínez a llevar a cabo este figura de cinco toneladas que luce en su manto una imagen de la Virgen de Guadalupe, en una clara alusión al mito guadalupano de Juan Diego. Esta escultura nació de una iniciativa en la que se convocó a los mexicanos a donar una o más llaves, las cuales fueron usadas como materia prima para darle vida a este nueva representación del Papa. Un gesto emocionante para los creyentes pero que carece de una calidad artística brillante. La imagen de la virgen luce tosca e incluso tan siniestra como la misma religión.
El Caballito
Paseo de la Reforma
De nuevo Sebastián da de qué hablar con esta escultura que ha resistido el paso del tiempo y el torrente de críticas negativas que despertó desde su colocación sobre Paseo de la Reforma en 1992. Aparte de decorar el vacío que había dejado “El Caballito” a modo de chimenea para disipar los gases fétidos que surgían del subsuelo, según información de Proceso, sus veintiocho metros de color amarillo resultan desagradables a la vista y no causan nada más que una leve incomodidad ante una pieza que ha pasado a formar parte del inmobiliario urbano que no impresiona ni causa emoción. Sebastián echó mano del mundo grecolatino para la idea de esta figura: «Les iba a hacer una escultura abstracta, pero empecé a pensar en los caballos etruscos, en los de la Grecia arcaica, la más primitiva».
Recorrer la Ciudad de México es hacer una especie de excursión por cientos de manifestaciones artísticas que le dan vida a la urbe. Muestra de ello son los murales en la Ciudad de México que cualquier amante del arte debe conocer. Si eres un entusiasta y te interesan los relatos orales que impregnan algunas de las colonias más representativas de esta ciudad entonces debes prestar atención a las leyendas urbanas de la Ciudad de México que todo chilango debería conocer.