Ver a un payaso triste es reconocer el sufrimiento detrás de una máscara, la humanización detrás de cualquier personaje; un enfrentamiento de varios sentimientos contradictorios. A lo largo de la historia el arte ha optado por retratar a los payasos con expresiones completamente diferentes a su entorno o características, payasos tristes, melancólicos, incluso perturbados o diabólicos, muy lejanos a sus funciones o características alegres y sociables.
En distintas disciplinas se ha usado esta analogía o metáfora acerca de los verdaderos sentimientos de tristeza o desesperación que puede tener cualquier ser humano y al mismo tiempo tener que continuar con el espectáculo y poner buena cara. Esta idea del payaso triste se ha representado en obras de teatro, cine, pintura, ópera o música.
Por ejemplo, uno de los payasos que representa mejor este sentimiento y quizá con mayor antigüedad es Pierrot, un personaje de la comedia italiana del siglo XVI, cuya personalidad se atribuye al cómico Giuseppe Giratoni en un principio y después a Debureau, quien estableció las características que definieron la iconografía del Pierrot, también llamado ‘payaso blanco’ o ‘carablanca’.
Foto: Wikimedia CommonsPierrot se distingue por su maquillaje blanco y disfraz claro y brillante a juego con una gran gorguera. El personaje era una víctima melancólica del amor no correspondido, enamorado de la luna. Pierrot es el más triste de los payasos, sufrió una herida amor que se reaviva todas las noches.
El payaso triste también vivió un tormentoso triángulo amoroso al enamorarse de Combine, hija alegre del día y ésta al aburrirse del amor melancólico de Pierrot, hijo de triste de la noche, se enamora de Arlequín con quien huye y dejan a Pierrot en la soledad.
Foto: HuffpostA un nivel más profundo, los personajes de este triángulo amoroso son presentados como: Pierrot, el desafortunado en el amor y víctima de la vida, Colombina, el objeto sexual, femme fatal no muy inteligente y Arlequín, el tramposo brutal y cínico, los 3 fueron socialmente repudiados por representar valores anti matrimoniales y antifamiliares.
Pierrot encarnó a todos los artistas de la humanidad; con su mandolina o su guitarra cantando a su amor no correspondido, se convirtió en el héroe simbólico de la sensibilidad.
Foto: HuffpostEn el cuento del mexicano, Bernardo Couto Castillo, El gesto de Pierrot, el payaso representa el tedio y el hastío de un personaje que desprecia la sociedad de una manera crítica y busca a su amada luna, sin encontrarla. La vida pierde sentido y Pierrot ofrece al cielo un gesto misterioso, sintetizando la amargura, desolación e impotencia, y dice:
«Levanté mi rostro blanco hacia la negrura del cielo, lo levanté lentamente, como una hostia, y mi gesto, el gesto de desdén, de supremo desprecio, el gesto que era rencor y era impotencia, se grabó por primera vez en mi faz, para quedar fijo como un estigma».
Foto: HuffpostLos payasos son expresiones exageradas de la realidad, en su origen quizá su única función era divertir y hacer reír, sin embargo, tal parece que sus excéntricos vestuarios y maquillaje no sólo amplifican la alegría en su ser, tal vez su arreglo también potencializa cualquier estado de ánimo que pueda tener la persona bajo el personaje, así sea, tristeza, ira, melancolía o resentimiento.
En portada: El país
Este artículo fue publicado originalmente el 8 de octubre de 2019 y ha sido actualizado por Cultura Colectiva.