El origen de la palabra serendipia procede del cuento “Los tres príncipes de Serendip”. Dicho cuento narra la historia de tres príncipes que poseen el don de hacer descubrimientos por accidente.
Por definición, una serendipia es un descubrimiento que se hace con una alta dosis de suerte. Es descubrir por casualidad o fortuna la respuesta a una pregunta que no se estaba tratando de resolver. Es decir que también pueden ser medianamente calificadas como profecías. Pero en realidad es mucho más sencillo explicar las serendipias por medio de ejemplos. Así que comencemos por una serendipia del séptimo arte.
En 2010, Universal Studios realizó una película en la que un villano llamado Gru tiene a bien pensar que puede robarse la luna. En el intento por llevar a cabo su fechoría se ve en la necesidad de adoptar a un trío de niñitas. Pero lo interesante está en sus tiernos secuaces. Unos pequeños seres de color amarillo llamados Minion. La participación de estos amarillentos personajes dentro del filme es secundaria, pero la recepción que tuvieron con los fans dejaron a Gru y las pequeñas de lado, convirtiendo a los Minions en una mina de oro que la casa productora no esperaba.
La serendipias también se esconden en la literatura y el arte. En la obra Viaje a la luna(1954) de Lester Del Rey, se narra el viaje al satélite de un comandante llamado Armstrong a bordo de su nave Apolon. En 1969, Neil Armstrong toca suelo lunar a bordo del Apolo.
Edgar Allan Poe en su libro Las aventuras de Arthur Gordon Pym, describió el naufragio de cuatro personas en el Atlántico, quienes desesperados por comer, toman la decisión de matar a uno de ellos para alimentarse. Mediante el azar, es el cocinero Richard Parker quien tiene que sacrificarse. En 1884, en el Atlántico, naufragó un barco del que sobrevivieron cuatro pasajeros que decidieron matar a uno de ellos para alimentarse. El elegido se llamaba Richard Parker, el cocinero.
Los hermanos Merthyr Tydfil descubrieron el viagra mientras intentaban encontrar la cura para la angina de pecho.
El serendipazo más conocido es el que protagonizó Alexander Fleming cuando descubrió la penicilina mientras hacía pruebas con baterías en su laboratorio. Fleming jamás patentó su descubrimiento, y fue hasta 1945 que E. B. Chain y H. W. Florey lo utilizaron con fines médicos durante la Segunda Guerra Mundial.
Como podrás notar las serendipias están por todos lados, escondidas esperando el momento de saltar a la luz y darse a conocer. Pero es importante mencionar que las serendipias también son resultado del esfuerzo. Citando a Picasso “La suerte existe pero tiene que encontrarte trabajando”.