Cinco personas se internan en una habitación oscura. Son equipados con sensores, se les colocan unos audífonos y un visor. En cuestión de segundos estarán en otro mundo, un sitio casi onírico donde pueden interactuar entre ellos, al mismo tiempo que son partícipes de una instalación dancística en realidad virtual que lleva al límite el concepto de espacio y los hará dudar de su realidad.
Esta es la experiencia de VR_I, la primera coreografía de realidad virtual inmersiva. Se trata de una pieza única en su tipo, una instalación del artista suizo Gilles Jobin que revoluciona la danza contemporánea.
«Cinco visitantes podrán explorar este mundo al mismo tiempo, moviéndose uno por uno en un desierto sin fin, un paisaje urbano o en la cima de una montaña. Cada participante tendrá un avatar que replicará fielmente sus movimientos, aumentando la sensación de inmersión en el mundo virtual, permitiéndoles además ver a sus acompañantes y a bailarines que modificarán sus dimensiones».
En la experiencia, de una duración aproximada de 20 minutos, los asistentes serán transportados a distintos escenarios naturales tomando una forma corpórea-virtual a través de avatares, mientras bailarines ejecutan una coreografía que transgrede las concepciones del espacio y la dimensión.
«Combinando arte con tecnología,VR_I surgió del encuentro entre Gilles Jobin y los fundadores de Artanim, Caecilia Charbonnier y Sylvain Chagué, expertos en tecnología para captar movimiento y pioneros en el ámbito de la realidad virtual.»