‘El Exorcista’ es una de las películas más importantes del cine de terror. Eso es indiscutible. Incluso casi 50 años después de su estreno, la historia de una niña poseída por el demonio sigue ocupando los primeros lugares entre las mejores películas del género. Estuvo tan adelantada a su época que aún hoy en día se cuenta, como una leyenda urbana, que cientos de personas se salieron de las salas de cine, vomitaron o tuvieron reacciones extremas ante una versión del tráiler con imágenes en blanco y negro y también cuando la película se estrenó (si estás leyendo esto y tuviste la fortuna de verla en en el 73, favor de confirmar).
Y es que la cinta dirigida por William Friedkin fue un fenómeno mundial. Las personas esperaron hasta cuatro horas afuera del cine para entrar a ver ‘El Exorcista’… y después salir horrorizadas de ver a la actriz Linda Blair, quien se volvió la adolescente más famosa del momento, convertida en el demonio Pazuzu: un ser de cara verdosa con capacidades sobrehumanas (como descender por las escaleras con las cuatro extremidades contorsionadas en una posición que la hacía lucir como una araña, girar la cabeza 360 grados o vomitar copiosamente sobre el padre Damien Karras).
La filmación de la película estuvo llena de contratiempos que dieron lugar al rumor de que estaba “maldita”. Para entonces, la novela ‘El Exorcista’ de William Peter Blatty ya era un best seller, lo que sin duda ayudó que miles de personas alrededor del mundo corrieran a los cines. En un video recuperado en un TikTok de ‘All things historical’, un reportaje muestra las reacciones de adolescentes y adultos que fueron a ver la película el 26 de diciembre (un día después de Navidad, una extraña fecha para estrenar una cinta con connotaciones religiosas y diabólicas) en 24 cines de Estados Unidos. Estas fueron algunas reacciones de las personas que vieron ‘El Exorcista’ en 1973:
Un policía, por ejemplo, declara que nunca había visto algo similar en su vida; otra mujer llora bocabajo en una banca del cine, mientras su acompañante dice a la cámara que a él no le provocó mucho; una pareja dice con orgullo que fueron a verla el día anterior y volvieron por más; una mujer pálida, recostada en lo que parece un sofá, dice que no aguantó más allá de la parte en la que a Reagan “le cambia la voz” y dice que no pretende llegar a ver la escena en la que “le gira la cabeza”.