“Las únicas cosas que Estados Unidos ha dado al mundo son los rascacielos, el jazz y los cocktails”.
– Federico García Lorca
Un entorno lleno de prostitución, violencia y desenfrenos, fue el perfecto para hacer que, tal vez la música más representativa de Estados Unidos, naciera. En ese momento, sólo se trató de un mundo en el que nadie quería vivir, lleno de lúgubres historias de asesinatos y violaciones que hoy nos parecen desastrosas, pero imaginar otras circunstancias para que el jazz naciera resulta difícil.
Entre 1897 y 1917 Storyville fue un distrito de perdición, en el que los hombres buscaban diversión en cualquier bar y las mujeres vendían su cuerpo para ganar unos centavos. En esa zona, el control no existía, la prostitución era aceptada y los negocios que retomaban esta práctica crecieron.
Después de la liberación de esclavos y la legalización del juego, el concejal del ayuntamiento Sidney Story designó un área confinada donde la prostitución fuera legal, con el fin de controlarla y regularla y así, brindar más estabilidad y libertad al país. Nada podía salir mal, si algo pasaba, se quedaría dentro de los límites donde todo era permitido, pero Storyville pronto fue el hogar de unas 2 mil prostitutas.
Lulu White se convirtió en una de las madames más populares de Storyville, su burdel tenía 40 prostitutas y 15 habitaciones, muchas veces se encontró en problemas con la ley, pero la mayoría de sus cargos eran por servir licor sin licencia. Otro de los hombres más importantes en el negocio de prostitución de Storyville fue Tom Anderson, el alcalde de la ciudad, también tenía muchos restaurantes, salones y burdeles en esa área, el más importante fue Arlington Annex, donde por 25 centavos podías adquirir el Blue Book: una guía con las direcciones de prostitutas de la ciudad. Todos se volvían locos por adquirir el ejemplar, nadie quería perderse del lujo que significaba tener al alcance de la mano el anhelado placer de conocer la ubicación exacta de su mujer perfecta.
La prostitución y el alcohol trajeron la proliferación al negocio de la música y así Storyville se conoció por ser el peor barrio del sur de Estados Unidos; se convirtió en la cuna de un nuevo tipo de música, sobre todo de 1910 a 1917. Esos bares y burdeles se convirtieron en incubadoras artísticas de los más grandes talentos del jazz entre los que una mulata que recibía el nombre de Octoroons por sólo tener un octavo de sangre negra era la más solicitada.
Durante el día, esos músicos trabajaban en construcciones, en las embarcaciones como cargadores de fardos, eran carpinteros u obreros, pero por las noches, su vida se transformaba de una de esfuerzo y pobreza a una soñada y llena de gala, en la que la mayoría aprendió de manera autodidacta a tocar el instrumento que les llenaba su alma.
Freddie Keppard, el maestro de Louis Armstrong, se encontraba entre los músicos más prolijos. Quien tenía grandes enfrentamientos con Joe Oliver, quien, planeó un duelo de talento y lo derrotó. Sin embargo, Freddie Keppard fue proclamado, tras la muerte de Buddy Bolden, el rey de la corneta. Tocó en la orquesta de John Brown y en 1906 se convirtió en el lider de la Olympia Band, con la que triunfó en los bares de Nueva Orleans.
En esos burdeles en los que los músicos podían interpretar las más fervientes melodías a altas horas de la noche, se dieron a conocer grandes talentos como el trompetista Bunk Johnson o el pianista Jelly Roy Morton, los que hicieron sus primeras interpretaciones al lado de borrachos, mafiosos y prostitutas. Bunk Johnson fue un gran artista que tuvo éxito de inmediato en las calles de Storyville. Jelly Roy Morton, por otro lado, a diferencia de la mayoría de los músicos de Storyville, pertenecía a una minoría de criollos en Nueva Orleans, era un joven bien educado que se presentaba como el inventor de jazz, tal y como lo hizo cuando envió una carta a la revista Down Beat en 1938.
Todo funcionaba de manera más o menos ordenada hasta que llegó la Primera Guerra Mundial. En 1917 el Comando de la Marina de los Estados Unidos ordenó cerrar el barrio debido a las peleas, los robos y los homicidios. Así, el barrio libre de Nueva Orleans se acabó el 12 de noviembre de 1917 con su demolición total y en su lugar, el gobierno decidió construir Iberville. Todos los músicos que trabajaban en los arrabales quedaron sin una fuente de ingreso, por lo que decidieron trasladarse a Chicago y Nueva York. La gran vida nocturna de Nueva Orleans cesó, pero siempre quedará en la historia de la música, el mundo arrabalero de Storyville, cuna del jazz.
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