Cuando creía que un nuevo profeta de la música había surgido de las cenizas de la industria, un golpe de decepción partió mi corazón en mil pedazos. ¿Por qué Thom? ¿Por qué tú? Siendo el líder de una de las bandas más importantes de la actualidad. La gota que derramó el vaso y me hizo reflexionar sobre la fraudulencia de su genio fue la presentación en solitario que tuvo durante el festival Day For Night, la cual fue calificada como «extrema experimental y que rayó en lo aburrido». Estas fueron las palabras del co-worker que pudo viajar a Texas a presencial al multifacético Thom Yorke, quien se ganó la imagen de músico prodigio tras lanzar nueve discos exitosos con Radiohead, formar el supergrupo Atoms for Peace y colaborar con artistas como UNKLE, Modeselektor y PJ Harvey, entre otros.
Al inicio –por supuesto– dudé del criterio musical de mi compañera. Pensé: «Su música no es mala, eres tú quien no logró comprenderla». Sin embargo, me di cuenta que este pensamiento es una justificación, una excusa para proteger la figura de un ídolo. Ahí, entre el enojo y la impotencia de no ser yo quien presenció su actuación, caí en cuenta que como yo debe haber miles de personas que tampoco disfrutan de su música (hablando estrictamente de su proyecto como solista), pero que se guardan la cruel desaprobación por el simple hecho de estar hablando de Thom Yorke.
Quizá sea el momento de ser sinceros con uno mismo y repasar de pies a cabeza The Eraser y Tomorrow’s Modern Boxes, separar su carrera en solitario y la gran trayectoria que tiene en la banda que lo vio nacer; tal vez es momento de bajarlo del pedestal y juzgarlo como un artista más en este mundo de acordes y reflectores.
Mi intención no es atacarlo a él ni a todos sus fans que lo adoran, porque como se habrán dado cuenta, yo soy uno de ellos. Mi objetivo es presentar hechos que demuestran que existen dos Thoms, uno que se acopla de manera perfecta con los otros integrantes de Radiohead, creando piezas sublimes, y otro que trabaja en solitario teniendo un trip introspectivo intenso y aveces confuso, con el cual no siempre puede encantar a las masas. El segundo –a mi parecer– es la figura real, la que a veces convence y otras no.
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Las canciones de su proyecto en solitario no son escuchadas por el público
Quizá este sea el punto más importante, aquel que demuestra el verdadero encanto de Thom. Al entrar a su perfil en Spotify se observa que sus canciones no trascienden en el público. Sólo hay dos temas que superan el millón de reproducciones: “The Eraser” y “Black Swan”, ambas canciones pertenecer a su primer álbum en solitario. De su segundo material Tomorrow’s Modern Boxes, ninguna canción llega a las cien mil reproducciones. ¿Qué nos quiere decir esto? Sú música no se compara en los más mínimo con Radiohead.
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Sus canciones más escuchadas son colaboraciones con otros artistas
Regresando a su perfil de Spotify, el tema más escuchado es “Shipweck” y, ¿qué creen? Es una colaboración con Modeselektor. ¿Qué nos dice este suceso? Que la canción más popular en su carrera la realizó en coautoría con otro artista, es decir, no es una composición 100 % propia.
Presentando estos datos podemos iniciar una reflexión y llegar a distintas conclusiones. Sí, amamos a Thom, pero por qué no escuchamos y reescuchamos sus discos. The Eraser surgió como una esplendorosa flama, sin embargo, se apagó en cuestión de meses y sólo un par de temas sobrevivieron a la posteridad. En cambio Tomorrow’s Modern Boxes pasó desapercibido por el público y la crítica. ¿Por qué? Aunque el disco tiene todo el estilo del Kings of Limbs, las canciones carecen de un gancho melódico o armónico, es como escuchar versiones poco interesantes de “Lotus Flower”; soy sincero, espero que ustedes también lo sean.
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Jonny Greenwood, el verdadero compositor de la banda
El tímido Jonny, quien siempre está viendo sus zapatos y se esconde en una telecaster sunburst desgastada, es quizá el genio indiscutible de Radiohead. Él es quien hace magia frente a un imponente sintetizador modular en “Idioteque”, el que juega con el sonido para crear texturas aleatorias en “Everything in the Right Place” y quien ejecuta el solo ensordecedor en “Paranoid Android”. Estos sonidos no provienen de la mente de Thom y son la magia que sorprende en las canciones de la banda.
Johnny Greenwood sabe tanto de música que una guitarra es poco para él, así lo ha demostrado al componer música para una orquesta completa y el score entero de grandes películas como Inherent Vice, Norwegian Wood, y The Master, en otras.
Si alguien merece un gran aplauso es Johnny y, sin embargo, ahí está pasando desapercibido por la figura de Thom.
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Philip Selway, el segundo genio creativo
Philip, el baterista que muchas veces pasa desapercibido en los conciertos, también está construyendo una carrera en solitario. En 2010 lanzó su primer material bajo el nombre de Familial, el cual puede describirse como una suave caricia a los oídos. Este estilo, entre folk y pop melancólico, lo ha repetido con éxito en sus siguientes discos y –sinceramente– es mucho más digerible y atractivo que la experimentación de Yorke. No lo sabemos, pero tal vez Selway sea el miembro de Radiohead que añade a las canciones la dulce melancolía con la que es fácil identificarse.
Si de Radiohead hablamos, Thom Yorke es un elemento más en el grupo; confluye creativamente con los genios de Jonny, Ed, Colin y Phil. Es una composición cooperativa en donde todos ponen lo mejor de sí para crear una pieza única. Thom no es la mente maestra del grupo, de ser así todos sus proyectos en solitario brillarían de la misma forma. No es una agresión hacia él o su trabajo, sólo es la realidad que a veces no logramos ver por el fanatismo.
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