¿Qué tienen en común un placebo y una tarde de terapia psicoanalítica? Que ambas nos curan a través de la falacia.
Durante años se ha calificado al Psicoanálisis de pesudociencia porque no se pueden comprobar los resultados mediante el método científico. ¿O cómo medirías la intensidad de un trastorno si es que existiese en primera instancia? Por si fuera poco, la teoría de Freud se basa en dos ideas que son bastante simples pero que tienden a enredarlas a niveles extremos.
La primera es que hay conocimientos, eventos, experiencias de las que somos conscientes y otras de las que no. De ahí que Freud construya los espacios mentales del consciente y el inconsciente. La segunda intenta explicar la personalidad, para ello habrían tres niveles de análisis: el Yo, el Ello y el Superyó.
El problema es que todos los elementos de la teoría psicoanalítica son sólo supuestos e ideas abstractas, lo que limita su comprobación. Por eso dicen que asistir a una terapia de Psicoanálisis es como ingerir algún placebo. En realidad no existe un cambio físico en el organismo pues no hay medicina como tal, pero las personas se sienten bien porque la mente se engañó a sí misma con el falso medicamento.
Aún con todo las deficiencias que existen al llevar a la praxis el Psicoanálisis, sigue siendo el método más popular entre los psicólogos, por eso convendría aclarar 8 puntos sobre dicha teoría.
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1. El Psicoanálisis no es una ciencia
El Psicoanálisis lleva 120 años fingiendo ser una ciencia y al mismo tiempo se niega a someterse al tribunal de evidencia. ¿Por qué?
El modelo que construyó Freud se sostiene de forma puramente dogmática por lo que sus creencias de interpretar los sueños y que las cosas inexplicables son causadas por el inconsciente, se adaptan más una secta mística a la de un programa científico.
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2. Quien restringe nuestra vida no es la sociedad, sino el Superyó
El Ello es el niño caprichoso e individualista que vive dentro de nosotros. Alguien tiene que limitar todo el desenfreno de ese infante y ése es el Superyó. Claro que él está construido a partir de los buenos modales de todas las instituciones que rigen la sociedad. Así que si alguien no nos deja vivir tranquilos es nuestra conciencia moralista y no los demás.
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3. El Yo, el Ello y el Superyó viven una guerra de poderes
La mente está constituida en tres niveles diferentes, aunque estos escalones no conforman una unidad que trabaja de forma articulada. Al contrario, viven en continua guerra. El Ello y el Superyó se llevan a matar. El Yo no sabe ni que existe el Ello y a veces no es consciente de las consecuencias del Superyó. El Superyó tiene que reprimir al caprichoso Ello, que es una especie de homúnculo que lucha por salir a la superficie de la consciencia. Un duendecillo maligno que nos dice que quememos cosas.
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4. El Psicoanálisis no estudia el cerebro.
El primer problema del modelo es que no habla del cerebro, ni lo menciona ni lo contempla. ‘Mente’ es un término metafórico que empleamos para referirnos a las funciones superiores del encéfalo.
El modelo psicoanalista supone que la mente no es física, sino un cúmulo de energía y, por lo tanto, que es ajena al dominio de la investigación científica.
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5. El complejo edípico es imposible desde un punto evolutivo
Cuando la sociedad estaba escandalizada por el incesto que propuso Freud con el complejo de Edipo, el filósofo Karl Popper hizo hincapié en el carácter no falsable de muchas de las afirmaciones de los psicoanalistas, incluyendo la más famosa.
Para Popper esta teoría es inviable evolutivamente. ¿Qué ventaja evolutiva tendría que todos los niños de una especie tuvieran el impulso de retar a un macho adulto que les supera 5 o 6 veces en tamaño? ¿Y poder copular con una hembra con un nivel alto de homocigosis, cuyo resultado será una descendencia no eficaz?
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6. Los recuerdos reprimidos pueden ser sugestionados por el terapeuta
En la corteza cerebral sólo se guarda una copia de cada recuerdo. Cuando la evocamos, la modificamos al grado que después de un tiempo la idea es totalmente distinta a la original. Cuando tratamos de reconstruir la fuente de nuestros problemas (recuerdos reprimidos), el psicoanalista nos sugestiona para crear un recuerdo falso. El cerebro no tiene la capacidad para recordar de manera fidedigna un acontecimiento que ocurrió hace más de 15 años.
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7. Todas las imágenes de los sueños son interpretables pero no pueden tomarse como verdad absoluta
Según el libro “La interpretación de los sueños”, todos son interpretables, aunque su sentido no puede ser dicho de inmediato, es necesario desplegar una cadena asociativa. Dice Freud que los sueños son como una gran metáfora, un mensaje que está disfrazado y que necesita ser analizado con objetividad. Para analizar su sueño, Sigmund elaboró un “informe preliminar”, en el que recorre el contexto, las personas, los lugares y los acontecimientos involucrados.
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8. No todo es sexo
Los sueños son la representación de los deseos culposos que se experimentaron durante la vigilia. Es natural a lo largo del día más de un deseo sexual se haya reprimido y es todavía más natural que aparezcan cuando se libere el inconsciente, pero a pesar de todo, un cigarro es sólo un cigarro.
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Como ciencia el Psicoanálisis tiene muchas deficiencias, pero como modelo teórico puede inspirar a artistas como sucedió con el Surrealismo, el cual se mueve principalmente en el espacio de los sueños. En esos aspectos el conocimiento de Freud es sumamente eficaz y coherente.
Si quieres conocer más revisa los artículos: “Cómo interpretar tus sueños más recurrentes según el Psicoanálisis” y “Frases de Sigmund Freud para ahorrarse dolor y disfrutar el placer”.
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Fuente: La venganza de hipatia
