Texto escrito por: Georgina Jiménez Ríos
Hace un par de semanas, después de que María del Mar Ramón publicara en Revista Volcánica un texto brutal sobre su relación con la comida, algunas tuiteras comenzaron a compartir sus experiencias a través del hashtag #MiPrimeraDieta. Historias de rechazo, dolor y aceptación llenaron por un día a la red social y le permitieron a cientos de mujeres reconocerse en las historias de otras, si alguien creía que había sido la única que lloraba frente al vestidor odiándose a sí misma o evitaba cierta ropa por vergüenza, el hashtag terminó con esa idea.
Si bien hay mujeres que fueron sometidas a un régimen alimenticio desde los 3 años y mujeres que no tuvieron preocupaciones serias con su cuerpo hasta los 38, el promedio de edad en el que las mujeres comenzaron a restringir su alimentación para cubrir expectativas de belleza es de 12 años.
De todas las usuarias que mandaron sus datos, el 24% mencionó a una persona como detonador de su dieta, es decir, alguien que hizo un comentario o las impulsó a restringir su alimentación. El 45% de las personas señalaron a su mamá como detonadora de la primera dieta; el otro 55% se divide en 6% para un doctor, 8% para una maestra, 10% para abuela o tías, así como para papá y otros familiares respectivamente, 9% para novio o pareja y 2% persona lejana.
Las mujeres que reconocen a su mamá como la razón de su dieta tenían un promedio de 11 años, mientras las que señalan a otra persona tenían 13, y quienes consideran a su novio como el detonador tenían alrededor de 19 años; es decir, las mujeres que recibieron presión para adelgazar por parte de su madre normalmente la recibieron cuando eran niñas y las que fueron presionadas por parte de su novio normalmente eran adolescentes.
La importancia de figura materna dentro de las historias publicadas en Twitter puede también verse al analizar las palabras mencionadas con más frecuencia en los tuits; el sustantivo más mencionado es año, seguido por peso y dieta para seguir con cuerpo y mamá. En los adjetivos más mencionados dentro de los tuits que utilizaron el hashtag #MiPrimeraDieta estuvieron gordo o gorda, alimenticio, delgado, bonito, buen y mejor.
El 10% de los tuits mencionaron algún trastorno alimenticio y como resultado de estas primera dieta: de estas mujeres, el 43% desarrolló anorexia, el 38% bulimia y el resto un trastorno no especificado o sólo mencionaron frecuentes atracones de comida.
La información que se recolectó como producto del hashtag #MiPrimeraDieta no es, ni pretende ser, representativa de la experiencia de las mujeres con la comida en general; no obstante, sí es reflejo de patrones entre quienes voluntariamente decidieron compartir su historia por medio de Twitter. Los factores en común que se encuentran en el hashtag son síntoma de la violencia estructural a la que las mujeres están sometidas por medio de sus pesos y cuerpos, los datos revelan la misoginia internalizada que existe en tías, abuelas y mamás que frecuentemente inculcan en sus propias hijas, sobrinas o nietas los estándares imposibles de la sociedad.
Si este ejercicio es sólo un grano de arena en el largo camino que es necesario recorrer hacia la liberación de las mujeres, es también una oportunidad para las tuiteras de reconocerse en las historias de otras y, quizás caminar hacia la compasión, empatía y sororidad.
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