Han pasado dos años desde que la Corte Constitucional de Colombia falló a favor para que las parejas homoparentales puedan adoptar. Esto, haciendo a un lado las ideas de homofobia y los estereotipos sexuales, significó otro logro importante para la comunidad LGBTI, en términos de ser reconocidos como iguales ante la sociedad. En febrero de 2015, el conjuez José Roberto Herrera había determinado que esto era posible sólo si alguno de los adoptantes era el padre o la madre biológica. Ahora, ninguna persona homosexual podrá ser excluida en los deseos de proceder a una adopción.
Aunque muchos están en desacuerdo y las opiniones son divididas, una de las entidades más competentes en el tema, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), argumentó su posición frente a la Corte Constitucional y concluyó que “no se evidencian situaciones que afecten el desarrollo integral de un niño, niña o adolescente desde la perspectiva de las ciencias de la salud, ni tampoco existen evidencias científicas de que la orientación sexual de los padres sea factor que incida negativamente en el desarrollo del niño”.
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La Asociación Colombiana de Psiquiatría sugiere además que el bienestar físico, psicológico y emocional de niñas y niños está determinado por múltiples variables, como el afecto, la calidad de la interacción, la capacidad de ofrecer seguridad y confianza, la dedicación y el compromiso de la familia. Además, manifestó que “la evidencia científica disponible hasta el momento permite afirmar que, el desarrollo psicológico y social de los niños en custodia, adopción, visita o cuidado subrogado por padres homosexuales no muestra diferencias en comparación con los padres heterosexuales”.
El artículo 13 de la Constitución dice que “todas las personas nacen libres e iguales ante la ley […] gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación”. Pero si esto es verdad, entonces ¿por qué la comunidad LGBTI debe realizar marchas en protesta por sus derechos y exigir que diferentes leyes y derechos sean respetados? Si ante la ley todos son iguales, ¿por qué se evidencia este tipo de división? Los heterosexuales también tienen una bandera.
Cuesta entender cómo las personas deben luchar por el derecho a adoptar cuando son los niños los que tienen el derecho a una familia que garantice la estabilidad, permanencia y afecto en su desarrollo y construcción personal.
Afortunadamente la sociedad ha cambiado el paradigma en los modelos de familia, y se han eliminado prejuicios, a la par de que se han aceptado diferencias y modificando artículos que en la actualidad son inaceptables, para crear conciencia y hacer un cambio en el modo en que se relacionan las personas y se forman las familias.
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De acuerdo con el ICBF, “hay 11 mil niños que están esperando ser adoptados. De estos, 4 mil 325 son considerados de difícil adopción porque están entre los 8 y los 17 años de edad, tienen algún tipo de discapacidad o hacen parte de un grupo familiar”. Lo más preocupante, según Jesús Palacios, experto en maltrato y protección infantil, la adopción tiende a disminuir. A nivel global se indica haber pasado de 150 mil a 60 mil adopciones. Si esta situación persiste, ¿por qué no es la primera opción al momento de decidir formar una familia? ¿Por qué se piensa en una adopción sólo cuando se dificulta tener un hijo y no por conciencia social? Tal vez un atavismo orgánico o la necesidad atender el llamado del reloj biológico influyan en esto, pero nunca está de más considerar en la posibilidad de formar un hogar igual de próspero, armonioso y amoroso mediante adopción.
Se puede entender que en algunos casos existan miedos y dudas cuando se considera la adopción. Muchas personas opinan que podría resultar más complicado ser padre o madre en dichas circunstancias, quizá porque el afecto no sería el mismo y que finalmente no están dispuestos a criar un niño que no sea suyo. Sin embargo, la adopción exige un cambio de perspectiva y te hace dejar de lado el concepto de propiedad, esa idea de “este hijo es mío”, además de los deseos individuales de transferir genes para dejar un legado “real” en el mundo.
En este contexto y ante esta abrumadora realidad, tal vez sea necesario crear consciencia, pero sobre todo tener claro que cada niño merece una familia. Asimismo, es preciso asumir que ser padre o madre va más allá de una unión genética. La adopción es un acto de amor, que además de brindar las funciones básicas, significa ser ejemplo y apoyo. Tiene que ver con educar seres integrales, inculcar valores como respeto y tolerancia, aún escasos en muchos aspectos del mundo.
Escrito por Karolina Muñoz
Fuentes
Corte Constitucional
Revista de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia
El Tiempo
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Adoptar es una opción y una oportunidad para quienes quieren formar un núcleo familiar. En ese sentido, las políticas que la regulan deben ser revisadas y perfeccionadas. Si te interesa el tema y te genera una particular sensibilidad, puedes leer qué les pasa a los niños que nadie quiere adoptar en la Ciudad de México.