Cada vez más son los días en los que te sientes agotado, triste, cansado, presionado; tienes un montón de sensaciones y emociones al mismo tiempo que no sabes qué hacer con todo aquello. Te sientes como en un bosque oscuro, en medio de la niebla y sin señales de que en algún momento habrá luz. Tu cabeza está hecha un caos y tu corazón otro poco, tu cuerpo ya lo está resintiendo y tu rendimiento en tus deberes también. Has llegado al límite y tu tranquilidad está pidiendo ayuda de inmediato.
Todo ese tormento que sientes es agotamiento emocional y surge cuando tienes un desbalance entre lo que das y lo que recibes, es decir, es muy probable que lo padezcas si das todo de ti mismo, en el trabajo, en una relación, en tu casa, etcétera. En este tipo de agotamiento experimentas cansancio mental y físico, sensación de pesadez e imposibilidad de seguir adelante. Entonces entras a un estado de bloqueo del que te parece complicado salir.
Señales de que tienes agotamiento emocional:
1. Eres demasiado expresivo con tus sentimientos o no eres lo suficientemente claro
Tienes reacciones extremas, es decir, un día puedes llorar por horas y otro no te sale ni una sola lágrima. Un día te sientes sumamente bien y al otro no tienes ganas de salir de tu cama. Lo mejor es que trabajes en tu procesamiento de emociones en tiempo real, debes reconocer cómo te sientes al mismo tiempo que comprendes si es el lugar y el momento indicado para responder a tus sentimientos. Asimismo, puedes crear lugares y momentos que te hagan sentir bien para que expreses con exactitud todo lo que está en tu mente y en tu corazón. No te presiones, este proceso puede tomar días incluso semanas, pero para darte una ayuda, considera un diario y tiempo a solas.
2. Prefieres “evitar” los conflictos
Te alejas para no enfrentar los conflictos, sin embargo, lo que no consideras es que los problemas se hacen cada vez más grandes. Lo mejor es que identifiques el motivo de tu agotamiento, despejes tu mente y agarres valentía para recibir con la frente en alto aquellas angustias de las que estás alejándote. Si sigues evitando todo, sólo te alejarás de ti mismo y, cuando aquello te alcance, las consecuencias serán peor.
3. Te obligas a seguir adelante
No tienes idea de cómo, pero te fuerzas a creer que debes seguir adelante, entonces ese “avance” lo das sin ganas ni energía porque no tomas en cuenta que también está bien sentirte mal, no buscas qué es lo que te está agotando y entras a un espiral infinito. Lo mejor es que no te presiones, estos sentimientos negativos no necesitan que los evites sino que les des tiempo, paciencia, incluso abrazos para que, de este modo, se puedan ir. Recuerda que es mejor que vivas un día a la vez.
4. Profunda sensación de derrota
Sientes que has fracasado en absolutamente todo, como si cada momento fuera decisivo en tu vida y nada estuviera saliendo bien. No es así, es algo que ha creado tu mente y tu agotamiento emocional. Debes tomar las cosas con calma y pensar que si algo tiene que pasar así será y si no, es porque no era para ti.
5. Te sientes hipersensible
Te sientes muy ansioso por todas las emociones que se te empalman; te sientes sumamente triste, sumamente enojado, es muy fácil que algo que haga llorar o que explotes con cualquier detalle. Te sientes intolerante y todo te agota con facilidad. Exprésate, sacar todo lo que se te ha acumulado dentro hará que te sientas mucho mejor y te liberes de esas sensaciones que te atormentan.
6. Tus emociones cotidianas te consumen
Has llegado a una sobrecarga emocional sumamente saturada, tanto que tus emociones cotidianas te agotan y te consumen. Necesitas un respiro de esa presión y liberarte de todo lo que te esté atormentando.
No está mal que reconozcas que has llegado al límite, mucho menos que necesitas apoyo. No está mal que te aceptes que te sientes cansado y agotado, debes identificar qué es lo que sientes y lo que pienses, teniendo esto, el proceso de salir será mucho más ameno. Deja que tus emociones negativas habiten un rato en ti, no las reprimas, eso te liberará más de lo que crees.
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