Todo este asunto del divorcio de Joe Jonas y Sophie Turner me recordó una historia que me contó “la prima de una amiga”.
Cuántas personas —con frecuencia mujeres, debo decir— compramos la idea de que vivir en pareja y tener un hogar significa apagar una chispa, perder brillo, volcarnos a una vida rutinaria con pequeños paréntesis de felicidad y de ahí, continuar hasta ser viejos y esperar la muerte.
Es un gran momento para ser adultos. Ser mamá ya no significa volcarte en cuerpo y alma a tus criaturas o sí, si eso quieres; ser hombre ya no te obliga a ser el fuerte, proveedor que todo lo puede y nada le afecta; vivir feliz con tus gatos está bien; abrir tu relación está bien; vivir con amigos está bien.
Lo que no se siente correcto es cambiar tu esencia y amoldarte a lo que otros esperan de ti.
Brillando en mi propio camino, liberándome de las expectativas
Tía Ceci y comunidad de Cultura Colectiva, hoy quiero compartir con ustedes una parte de mi historia que ha sido un viaje de autodescubrimiento, crecimiento personal y liberación.
Actualmente recorro el camino hacia la liberación de las expectativas que alguna vez me mantuvieron en una jaula dorada.
Durante 7 años, estuve en una relación que parecía sólida en la superficie, pero que finalmente me estaba apagando en lugar de encenderme. Mi ex pareja quería que fuera recatada, seria, eso que llaman una “buena mujer”. Y el problema es que no sé qué significa eso. Yo creo siento que lo soy y no entiendo cómo eso podría ir en contra de ser libre, espontánea, mantener mi corazón joven y seguir siendo alegre.
Cuando conocí a mi ex, era una mujer joven, llena de sueños y aspiraciones. Quería construir un hogar, pero también quería divertirme, explorar el mundo y seguir siendo la persona fresca y jovial que siempre había sido.
Sin embargo, con el tiempo, me sentí atrapada en un papel que no me definía, un papel que me opacaba en lugar de permitirme brillar.
Durante años, intenté encajar en la imagen que mi ex pareja tenía de mí. Me esforcé por ser la mujer perfecta que él quería, pero al hacerlo, perdí de vista quién era yo realmente.
Mi brillo interior se desvaneció gradualmente, y me encontré atrapada en una vida que no me hacía feliz. Sentía que estaba perdiendo la conexión con mi verdadero yo, y eso me estaba afectando en todos los aspectos de mi vida.
La decisión de separarnos fue una de las más difíciles que he tomado, pero también ha resultado ser la mejor. Fue un acto de liberación, un paso hacia la recuperación de mi identidad y la recuperación de mi alegría.
Desde entonces, he descubierto que es posible ser una mujer exitosa y responsable sin tener que renunciar a mi espontaneidad y juventud interior. Puedo ser la arquitecta de mi propio hogar, pero también puedo ser la directora de mi propia diversión.
Hoy, me siento más viva que nunca. Estoy construyendo mi vida de la manera que quiero, sin que nadie me dicte quién debo ser. Me he dado cuenta de que no tengo que elegir entre ser una mujer exitosa y ser una mujer alegre. Puedo ser ambas cosas y más. Mi corazón late con fuerza, y estoy lista para enfrentar el futuro con una sonrisa en el rostro y una sensación de libertad en el corazón.
Este viaje ha sido un recordatorio de la importancia de ser fiel a uno mismo, de nunca permitir que nadie apague tu brillo y de buscar la felicidad en tus propios términos. Espero que mi historia pueda inspirar a otros a liberarse de las expectativas que los limitan y a abrazar la vida con pasión y autenticidad.
Gracias por ser parte de mi viaje de autodescubrimiento y crecimiento.
Con amor y gratitud,
La prima de una amiga
Por último, quiero recordarte que tu historia importa, tu voz importa y la Tía Ceci es el espacio para inspirar, sanar y conectar con otros. Envía tu relato a tia@culturacolectiva.com