Llegas a una cita médica con toda la disposición de perder las siguientes tres hora de tu vida. El único lugar disponible de la sala de espera está entre dos hombres. El personaje de la izquierda es el típico señor de oficina; bigote poblado, canoso y con un semblante de desinterés o aburrimiento. La persona de la derecha tiene el semblante demacrado, notas que le brinca el ojo y tiene un tic nervioso. Cada tanto susurra palabras como reclamos al aire.
Después de dos horas de esperar, la enfermera se para en medio de la sala y dice que todas las citas quedan canceladas porque el doctor tuvo que salir de emergencia. En ese momento el señor con bigote se para, maldice al personal y sale de la sala. Acto siguiente, el hombre de la derecha comienza a gritar de una forma demente y se lanza hacia la enfermera con toda la intención de infligirle daño.
¿Sabes quién era el psicópata y quien el sociópata? ¿Crees que el hombre que se paró a agredir al personal es el psicópata? Eso pareciera a simple vista, pero la psicología nos dice que es lo contrario.
El artículo científico “Psychopathic Personality”, publicado en Association for Psychological Science, dice que una persona psicópata no siempre tiene que ser violenta como lo muestran las películas o series de televisión. De hecho los autores de la investigación afirman que “muchos psicópatas no tienen ninguna historia de violencia en su pasado”. Pueden ser personas como tú o como yo.
Entonces, ¿qué es verdaderamente un psicópata? En el libro de “The Mask of Sanity: An Attempt to Clarify Some Issues About the So-Called Psychopathic Personality” del doctor Hervey Cleckley enlista algunas de sus características, entre los puntos más importantes está el encanto superficial e inteligencia, la ausencia de delirios así como de nerviosismo o manifestaciones psiconeuróticas, egocentrismo patológico y carencia de empatía. Por su parte, el doctor Rober Hare agrega la autoestima exagerada, la gran capacidad verbal y vida sexual promiscua.
Como puedes apreciar, la mente de los psicópatas está más allá del acto de matar o agredir al otro. Incluso, si son correctos todos estos rasgos, son más interesantes que gran parte de la población mexicana. Si debiéramos darle una imagen a este personaje, sin duda sería la de Hannibal Lecter.
Paralelamente se encuentran las personas que tienen un Trastorno de Personalidad Antisocial, comúnmente llamados: sociópatas. En el libro “Las personalidades antisociales” el psicólogo David T. Lykken dice que «poseen características impulsivas o modelos de hábitos que pueden atribuirse a un aprendizaje desviado que interactúa, quizá, con tendencias genéticas también desviadas».
A diferencia de los psicópatas, que se adaptan al entorno, los sociópatas se niegan a formar parte de él así como seguir y respetar sus normas. Como no pueden socializar con el exterior, su mundo está dentro de sí y vivir de manera ultra subjetiva, combinado con su carácter impulsivo, ocasionan comportamientos extremistas para las personas sanas.
En el ejemplo inicial, el señor que maldijo y se marchó era psicópata porque podía acatar la norma social (aunque con disgusto) sin realizar algún acto impulsivo. En cambio, el sujeto que tenía toda la pinta maniática, terminó siendo el sociópata explosivo que no entiende que agredir al otro es un acto no permitido en la sociedad. ¿Quién podría ser un ejemplo de sociópata?
La respuesta es el asesino serial John Doe, quien en la película “Seven” trata de darle una lección a la sociedad sin importar que tenga que romper las normas sociales, las leyes y los derechos individuales.
Esta distinción nos demuestra que las personas nunca son lo que aparentan y que nuestra naturaleza es la de calificar antes de conocer la verdad. Gracias a esto, los psicópatas fueron vestidos de un aura violenta y los sociópatas pasaron inadvertidos.
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Si quisieras profundizar en la mente de estos personajes puedes consultar el artículo “Claves para detectar a un psicópata” o quédate con la boca abierta al conocer los “Datos que indican que convives con un psicópata todos los días”.
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Referencia
Association for Psychological Science