¿Hasta dónde estás dispuesto llegar para cumplir tus deseos más profundos?
Si le planteáramos la misma pregunta a otros cientos de personas, la mayoría de ellos se quedarían pensando un buen rato antes de poder contestar con un vago “no tengo idea”. La razón de esto es simple: aunque todo mundo tiene fantasías y deseos que no confesaría a nadie, no cualquiera sabe qué tan dispuesto está en volverlas realidad. Hay quienes prefieren que todas estas pulsiones se queden justo donde están: en un plano imaginario. No obstante, hay quienes no ven estas imágenes mentales como simples fantasías, sino como objetivos que tienen que cumplirse a como dé lugar.
Fantasear es totalmente natural en el ser humano, si no lo hiciera, probablemente gran parte de la tecnología que se ha desarrollado a lo largo de la historia no existiría. De hecho un poco más de 90 % de las personas se escapa de sí mismo para fantasear por lo menos unos cuantos minutos al día. El problema viene cuando más que una fantasía, las imágenes que se generan en la mente de un individuo se convierten en obsesiones que los conducen a un estado de conciencia alterada en el que su mundo no es otra cosa más que la imagen que generaron en sus cabezas.
Ese tipo de distorsión de la realidad fue registrado por primera vez en 2002 por el médico israelí Eli Somer, quien le acuñó el nombre de trastorno por ensoñación excesiva o inadaptada. Al ser relativamente nueva, esta condición aún no está incluida en la clasificación internacional de desórdenes mentales. De hecho, para muchos doctores alrededor del mundo aún es muy difícil de explicar a sus pacientes, es por ello que recurren a “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carrol para plantearles un panorama en el que sus fantasías se han apoderado de su mundo.
De los pocos estudios que se han hecho en torno a este desorden, se ha revelado que los pacientes que lo padecen se enfrentaron a situaciones como estrés postraumático, bullying y fobia social. Esto tiene mucho sentido, pues al estar en contacto con una realidad tan difícil, lo lógico es que traten de escapar de ella. Aún sabiendo esto, es difícil saber si los pacientes presentan este trastorno; una de las formas más confiables para saberlo es por medio de comentarios como el siguiente:
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1. ¿Tus fantasías son provocadas por música, libros, películas o algún medio digital?
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2. ¿Sientes atracción por alguno de los personajes en tus fantasías?
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3. ¿Tus fantasías te impiden levantarte por las mañanas o dormir por las noches?
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4. ¿Haces algún tipo de movimiento repetitivo mientras estás fantaseando?
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5. ¿Crees que la música desencadena tus fantasías?
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6. ¿Te consideras socialmente torpe o tímido?
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7. ¿Quienes aparecen con mayor frecuencia en tus fantasías?
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8. ¿Tienes sólo una fantasía o muchas?
(Puedes tomar el test aquí)
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A partir de los resultados que obtengas podrás darte cuenta del tipo de fantasías que habitan en tu cabeza; si obtienes un puntuación alta es mejor que acudas con un psicólogo para que te oriente acerca de lo que debes hacer. Muchas veces, los efectos de este tipo de situaciones pueden no ser tan intensos si el desorden es detectado a tiempo.
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Fuentes
Grupo Doctor Oliveros