Este artículo fue originalmente publicado por Kate Nateras en enero del 2020.
Cuando inicias una relación hay específicamente un momento al que todo el mundo le teme (pero que también muchos desean), conocer a la suegra. Sí, la madre de tu pareja, la señora que te dará el “visto bueno” contar sólo oírte decir una o dos palabras; la persona que le dio la vida a ese ser que te hace feliz. Sí, tu suegra. Un mito popular es que no hay peor pesadilla que ésta y que si no le caes bien podría ser el mismísimo infierno. Okey, sí hay un poco de verdad en esta teoría, sin embargo, no es lo peor que te puede suceder. Lo peor es conocer a tu cuñada y que no le caigas bien.
La Tercera, un medio de comunicación chileno, encuestó a 600 personas para saber cómo era su relación con la familia de sus parejas y, asimismo, dijeran qué es lo que consideran más problemático. El 56 por ciento de los participantes dijeron que sus cuñadas eran conflictivas, mientras que el 32 por ciento dijo que lo eran sus suegras. Así, se desmintió el popular mito del temor hacia la madre del ser amado.
De acuerdo con Paula Sáez, psicóloga de la Universidad Diego Portales, asegura que este cambio se debe a que las figuras paternas han perdido protagonismo ya que, hoy en día, es más popular que las personas se encuentren más cercanas a los hermanos (sin importar que sean hombres o mujeres). Por ello, este lazo es mucho más fuerte, lo que los convencen de una sobreprotección y, con ella, que quieran alejar cualquier posible amenaza que sea capaz de afectar la estabilidad emocional del otro, en este caso del hermano que se encuentra en una relación.
Así que ahora sabes a quién ganarte en el momento en el que llegues a la casa de tu pareja, porque si su hermano o hermana ven algo raro en ti, tu vida ahí estará llena de malos ratos.
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