El descubrimiento de la penicilina a principios del siglo pasado hizo que la humanidad diera un gran salto a la modernidad. En ese sentido, éste fue uno de los grandes avances de la medicina moderna, la cual nos permitió diagnosticar, curar y hasta prevenir la mayoría de enfermedades infecciosas que aquejaban a los hombres. Así lo ha sido por mucho tiempo, excepto porque año tras año nos acercamos peligrosamente a una época en la que, debido a la automedicación, los antibióticos y otros medicamentos no serán efectivos en buena parte de la población humana y lo peor: cada vez se descubren o investigan menos alternativas.
Tomar medicamentos sin consultar a un médico puede poner en riesgo tu salud y tu vida de distintas formas, es por ello que no deberíamos tomarlos tan a la ligera:
Daño hepático
Se trata de los daños relacionados con tu hígado. Este órgano se ocupa de regular las sustancias químicas de la sangre, así como de metabolizar o procesar todos los fármacos que consumimos —entre muchas otras funciones, hasta ahora hay cerca de 500 funciones identificadas—. Sin embargo, su labor se puede ver comprometida cuando los consumimos de forma incorrecta, sin terminar los tratamientos, o bien cuando lo hacemos de forma excesiva y con regularidad, al grado que deja de procesarlos y nos intoxicamos.
Daños digestivos
Estos se encuentran íntimamente relacionados con el daño hepático, ya que el hígado produce la bilis, misma que auxilia en ciertos procesos digestivos, según el Centro Médico de la Universidad de Chicago, ayuda «a transportar los desechos y a descomponer las grasas en el intestino delgado durante la digestión».
Un ejemplo de los daños por consumir en exceso o de forma regular los antiinflamatorios como el ibuprofeno o el naproxeno, así como el ácido acetilsalicílico, es una úlcera péptica —que según la zona donde se presente puede ser gástrica (en el estómago) o duodenal (en el intestino delgado)— ya que debilitan el recubrimiento del estómago (que lo protege de los ácidos) hasta romperse.
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Resistencia
Este es uno de los riesgos más peligrosos y mortales. Consumir antibióticos sin la clara indicación de un médico, incluso sin padecer una enfermedad en particular, puede llevar a que la sustancia activa sea poco efectiva en nuestros organismos cuando sí estemos enfermos. Esto conlleva que para curarnos se necesite de antibióticos de nueva generación; el peligro que esto representa es que en años recientes la investigación de nuevos antibióticos ha disminuido, por lo que podemos enfrentarnos a graves epidemias sin cura.
Ocultar otra enfermedad
La automedicación también incluye la ingesta de medicamentos que consideramos inofensivos como las pastillas para el dolor de cabeza, desinflamatorios y hasta los antihistamínicos; sin embargo, en ocasiones esos dolores que presentamos son señal de que algo más grave está ocurriendo en nuestro cuerpo, ocultarlos tomando un paliativo sólo puede resultar en una condición difícil de curar y de diagnosticar.
Adicción
Los analgésicos son algunos de los medicamentos sin receta que más adicción pueden generar sin que el paciente se percate. La adicción puede devenir de algún dolor crónico mal atendido, o bien existen casos extremos donde la gente se autolesiona para poder conseguir analgésicos potentes que sólo pueden ser obtenidos con una receta médica. La codeína es una de las sustancias que más adicción generan, por lo general la encuentras en jarabes para la tos.
Falla renal
También conocida como nefropatía por analgésicos, básicamente es el daño interno de los riñones que puede provocar sangre al orinar, náuseas y hasta confusión. Como el nombre lo indica, la mayoría de los casos relacionados con la ingesta de medicamentos se debe a los analgésicos, principalmente a los que contienen fenacetina, paracetamol, así como algunos antiinflamatorios como la aspirina o el ibuprofeno. Exacto, esos medicamentos que estamos acostumbrados a tomar cada que nos sentimos mal.
Accidentes
Si bien este no es una condición que puedes desarrollar, sí es un peligro real si consumes medicamentos sin supervisión médica y mezclas por error medicamentos incompatibles. Casi todos los medicamentos tienen efectos secundarios, piénsalo: tan sólo una pastilla antigripal causa somnolencia, lo cual puede devenir en un accidente en tu trabajo o mientras realizas cualquier otra actividad como manejar o ir caminando en la calle.
Automedicarte es un hábito fácil de desarrollar que puede traerle graves consecuencias a tu cuerpo. Después de todo, según Peter Gøtzsche los efectos secundarios de los medicamentos son la tercera causa de muerte en el mundo. Así que, siempre consulta a tu médico cuando creas que algo está mal con tu salud y no te descuides, a veces el remedio puede ser peor que la enfermedad. Si piensas que no tienes tiempo, puedes entrar a Docademic, plataforma que tiene asistencia médica gratuita las 24 horas, los 7 días de la semana con doctores calificados.
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