La suma de los números que conforman las fechas de los tres terremotos que sacudieron a México (1957, 1985 y 2017) da como resultado el año exacto en el que ocurrirá el próximo temblor que devastará al país. Esa afirmación falsa, resultado de la combinación entre numerología y memes, fue la que navegó por todos los timelines de Facebook y otras redes provocando pánico y desconcierto.
Además del engaño que este calculo significaba por sí solo, quien tuvo el atrevimiento de postearlo ni siquiera se tomó el tiempo de revisar que el día, mes y año que sumaba por cada temblor fueran los correctos. Así que horas después se desmintió el revelador y absurdo mito, hasta que la imagen dejó de compartirse poco a poco.
Esa es sólo una de las múltiples razones por las que muchos siguen creyendo que se va a acabar el mundo y que además esa fecha puede predecirse. Es un hecho que las catástrofes naturales continuarán ocurriendo en todo el planeta y que la humanidad podría desaparecer por diversas razones el día de hoy o dentro de mil millones de años. Sin embargo, nadie conoce el motivo por o el momento en el que esto ocurrirá; entonces ¿por qué sigues creyendo que se va a acabar el mundo?
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Efecto Mandela: una mentira contada mil veces se vuelve verdad
El término se originó en 2010 cuando una bloguera llamada Fiona Broome, junto con muchas otras personas, estaban casi seguros de que Nelson Mandela había muerto en prisión; incluso recordaban haber visto noticias al respecto, así como el funeral en su honor. No obstante, el mandatario sobrevivió a la cárcel y su deceso ocurrió varios años después de su liberación.
La única razón por la que todos nos convencemos con teorías falsas se la debemos a los huecos en nuestra memoria, misma que activa un mecanismo de defensa que llena con información arbitraria los espacios vacíos en nuestra mente hasta hacernos creer en algo que desconocemos por completo y que puede o no ser verdad.
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Redes sociales: una adicción que nadie quiere superar
Facebook utilizó a unas 700 mil personas sin su consentimiento para descubrir cuánto nos afecta lo que leemos en nuestro muro. El estudio demostró que los estados emocionales pueden ser transferidos entre los usuarios a través de las publicaciones que vemos todos los días; sin importar si conocemos o no a quien lo postea y el motivo por el que lo hace, sus palabras nos afectan positiva o negativamente.
La manera en la que nos exponemos a través de las redes sociales y nuestra adicción a ellas es bastante peligrosa; de hecho, éstas son una de las estrategias de manipulación más poderosas de la actualidad. Por lo tanto, si 10 personas en tus contactos afirman en sus estados que mañana bombardearán el país, tu cerebro asimilará –a través del duo emoción-manipulación– que el fin del mundo está cerca.
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Religión: el mayor control sobre las masas que dependen de “algo superior”
La desinformación y falta de educación es la que orilla a un gran porcentaje de la población a creer en lo que un libro asegura que sucederá. Además de afirmar que un desastre natural es el resultado de una serie de pecados cometidos, las palabras que el cristianismo o cualquier otra religión pregona crean caos y temor entre sus creyentes.
Las generaciones heredan parte de lo que sus antecesores consideraban veraz, así que no es sorprendente que hoy se continúe afirmando que rezar puede detener la fuerza con la que la naturaleza actúa o que un párrafo en el Antiguo Testamento, o bien, la formación de un pentagrama que predice cómo y cuándo nos enfrentaremos al fin de los tiempos.
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Manipulación mediática: una distracción que nunca dejará de entretenernos
Los noticieros de televisión abierta y sus reportajes emotivos los domingos por la noche son la fórmula exacta para que más de un millón de personas se pasmen frente al televisor durante horas, inclusive días. Las mentiras que se repiten una y otra vez por medios que presumen ser fuentes confiables y comprometidas se convierten en la mayor manipulación del público que aún no comprende del todo el mundo digital.
Basta con un simple recuento de un minuto sobre los fenómenos naturales que han golpeado al planeta desde enero hasta la fecha para que los televidentes entren en pánico y comiencen a esparcir información falsa entre sus conocidos. Entonces, mientras todos se entretienen escuchando y comunicando los mensajes confusos que los medios masivos difunden, los verdaderos problemas (que no tienen que ver con el fin del mundo) son ignorados por una mayoría.
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Además de absurdo es desgastante creer en noticias falsas, aseveraciones infundadas y publicaciones polémicas que sólo crean pánico y empeoran la situación actual de ésta y otras partes del globo terráqueo. Si alguna vez creíste que el 2012 iba a ser el último año que la Tierra vería la luz o que el 23 de septiembre de este mismo año nos golpearía un asteroide gigante como la Biblia y la numerología lo habían predicho, no te sientas culpable ni tonto. Los únicos culpables son los diversos medios y las numerosas vías de difusión que promueven la desinformación; no obstante, es tu responsabilidad analizar la situación e indagar hasta el fondo de la información para no creer en lo primero que lees al abrir Facebook ni confiar en las predicciones de un vidente en YouTube.
