La kabbalah o cábala es la recopilación de sabiduría antigua y conocimientos místicos anteriores al judaísmo, que conforman un sistema de interpretación de la energía divina oculta en el mundo material.
Los estudios cabalísticos comprenden completamente las leyes espirituales. No es una religión, es una sabiduría que tiene más de cinco mil años y se basa en conceptos cuánticos de la unidad de la cual todos formamos parte; ya sea que la nombremos Dios, energía divina, o simplemente un “todo”, las leyes del cosmos se aplican todo el tiempo sin importar donde nos encontremos, sin formar parte de un culto e incluso sin estar conscientes de su existencia.
Sus enseñanzas se perdieron durante muchos siglos, hasta 1270, cuando se encontraron en España los libros fundamentales y renació su estudio. A lo largo de la historia ha transformado de muchas maneras el rumbo de la humanidad, pues grandes mentes como Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci, Leibnitz, Newton y Shakespeare aplicaron y manifestaron los estudios de la cábala en su vida.
La kabbalah es entender que tenemos una relación recíproca con el Universo conformado por dos mundos paralelos: material y espiritual; con la consciencia de nuestro potencial para ser co-creadores del mundo físico al aprender a usar las energías del mundo espiritual y aplicarlas en lo terrenal.
Etimológicamente proviene de la palabra hebrea lekabel que significa “recibir”, pues nos han otorgado la llave que revela los misterios de la vida humana en nuestra naturaleza física y metafísica, con el fin de que logremos eliminar y sustituir el caos en todas las áreas de nuestra rutina diaria transformándonos a nosotros mismos.
Este flujo de energía y sabiduría se esquematiza en el árbol de la vida cabalístico, el que tiene sus raíces en el cielo y su fruto en la tierra porque todo lo que nos ocurre tiene su origen en un mundo de ideas intangibles. Consta de diez círculos o esferas llamadas Sefiroth que son todos esos aspectos en los que la energía superior se manifiesta:
Kéter:la corona, es la unidad donde residen las almas.
Jojmá: la sabiduría.
Biná: la inteligencia que permite el tránsito de la conciencia divina hacia el mundo material.
Jesed: la misericordia.
Gevurá: la justicia y la fuerza.
Tiféret: la belleza.
Netsaj: la victoria de la vida sobre la muerte.
Hod: la eternidad del ser.
Yesod: es la piedra angular o fundamento de todas las cosas.
Maljut: es la recepción de la conciencia divina. Somos nosotros en el mundo físico ejerciendo el poder para elegir el camino que guiará nuestra vida.
La Kabbalah es una filosofía que reconoce el lenguaje como creación pura, fundamentada en que el Universo se origina a partir de tres palabras: Sefer (libro), Sefar (cifra) y Sipur (palabra y narración).
Todo existe mediante la palabra y la palabra todo lo explica, ninguna letra está acomodada al azar y todo tiene una razón cósmica que podemos interpretar con base en sus dos libros principales: Sefer letzirah Libro de la formación, y Zohar Libro del esplendor.
La Kabbalah se divide en tres ramas: la filosófica, enfocada en conocer y descifrar el mundo espiritual; la práctica que incluye derivaciones como la numerología, la meditación, la astrología y el tarot; y la teórica enfocada en interpretar los textos de la Torá. Ésta última descifra lo que una palabra esconde desintegrándola y relacionándola con cifras y símbolos.
Personajes mediáticos como Madonna, Demi Moore y Victoria Beckham han popularizado el uso de un hilo rojo con siete nudos en la muñeca izquierda como un amuleto cabalístico contra el mal de ojo; desgraciadamente, estas prácticas convertidas en moda han banalizado el verdadero poder de estudiar la kabbalah en todas sus disciplinas, lo que requiere años de estudio.
Kabbalah filosófica
Conocer su filosofía básica nos abre la puerta al conocimiento del flujo de energía que existe en todo lo que vivimos. Empecemos por reconocer que el recibir y el dar son las fuerzas que conducen nuestra existencia a partir de tres leyes cuánticas.
Ley de Causa y efecto
Todo lo que hacemos transforma nuestra energía negativa en positiva y viceversa. El tiempo retrasa las consecuencias pero no las elimina, nada desaparece aunque en apariencia lo hayamos ocultado. Tal como realizamos las cosas tenemos ese mismo poder de cambiarlas al ser parte de una cadena de energía creadora.
No significa que el Universo nos brinda lo que necesitamos, sino justamente lo contrario, pues hay que esforzarnos por obtener lo que queremos, ya que nada sucede sin que intervengamos. Lo que implica que debemos dejar de culpar a los demás por lo que nos pasa y tomar la responsabilidad de nuestros actos. Nosotros debemos ser quienes nos esforzamos por obtener y materializar nuestros pensamientos. Tenemos la vida que nos esforzamos en vivir y es el resultado de lo que hemos hecho, nada es fortuito.
Ley de la refracción
Nuestra vida funciona como un espejo, nuestras acciones se reflejan en nosotros y de la misma manera nos reflejamos en lo que nos rodea. Como un espejo o un prisma reflejamos la luz que ya existe y del mismo modo esta teoría del espejo implica exteriorizar nuestro interior, dejar de juzgar a los demás y concentrarnos con nosotros mismos, cambiar la forma en que reaccionamos a lo que nos molesta, puede cambiarnos a nosotros pero no a los demás; sin embargo, sí podemos reflejarnos en ellos.
Visualizar el mundo como un espejo significa que debemos otorgar lo que esperamos recibir, es por ello que recibimos el amor que nosotros estamos dispuestos a dar.
Ley de la resistencia
El cabalista Rav Berg reveló la resistencia o restricción basada en suprimir el ego, que es la energía negativa que nos hace reaccionar impulsivamente a situaciones y personas, lo que nos opaca y no ilumina, como popularmente decimos: “debemos tomar las cosas de quien vienen”. Resistiendo esos impulsos, nos convertimos en nuestro único deseo, evitando que lo material tenga poder sobre nosotros, pues somos superiores a ello.
Hay que eliminar el ego, es decir: siempre pensamos que somos la causa de las cosas y no el efecto, por ello es momento de que entendamos que somos sólo una parte de esta cadena energética. Nuestro ego humano nos ha llevado a pensar que la naturaleza fue creada para nosotros y no junto con nosotros.
A partir de la aplicación de las leyes cabalísticas tenemos el potencial de materializar nuestros pensamientos, teniendo plena confianza en lo que decimos y decretamos, pues la kabbalah nos enseña el poder de la palabra como creación. Si no recibimos lo que queremos es porque no lo necesitamos y muchas veces lo que recibimos no se percibe a simple vista, pues pertenece al espíritu.
Empecemos por sembrar una idea todos los días para transformar nuestros deseos en un fruto cultivado en el mundo material.
Por las noches, mientras dormimos, nos desconectamos del mundo tangible y exploramos lo metafísico a partir de los sueños, por eso, antes de dormir es un momento ideal para decretar una idea y conectarla con el mundo espiritual. En la mañana es cuando reflejamos más la luz al ser más intensa y fresca, y es cuando comenzamos a luchar por lo que en la noche se decreta. Durante la tarde es el momento más difícil de resistencia al ego, pues hay una lucha entre la luz y la oscuridad, la noche termina por ganar dando paso al mundo espiritual, pero aplicar la resistencia durante esa tensión requiere un nivel superior de concentración.
La kabbalah se vive desde una perspectiva personal al cuestionarnos constantemente ¿Qué es lo que queremos recibir? Y ser conscientes de por qué lo queremos y qué hemos hecho para conseguirlo, lo poderoso en este proceso es alcanzar un desarrollo espiritual, aunque es doloroso confrontarnos con nosotros mismos.
Si no reconocemos la existencia del plano espiritual, difícilmente podremos acceder a ello, por eso confiar en la intuición es un paso básico para aplicar las enseñanzas cabalísticas, lo que vemos no es lo único que existe.
El maestro cabalista Yehuda Berg nos otorga tres recomendaciones para reflexionar y comenzar a transformar nuestra existencia a partir de este momento:
Remover el juicio
“Algunas veces, para ser proactivos y no reactivos, tenemos que ir en contra de nuestra naturaleza por completo. Hoy, piensa en la persona de tu vida hacia la que sientas que más juicio emites y realiza tres actos de compartir por él/ella sin decirle por qué lo estás haciendo.
Puede que esto parezca algo ilógico de hacer, pero encontrarás que cambia por completo la energía de juicio por una forma de dar y compartir.”
¡Siguiente!
“Cuando tenemos un logro, superamos algún temor o incluso cuando cometemos un error, haz uso de una palabra simple: “¡Siguiente!”.
La herramienta más poderosa para combatir la voz del Ego, ya sea que este te esté diciendo que eres genial o que eres la peor persona del mundo, es seguir adelante. Por todos los medios deberíamos ser felices, pero también deberíamos estar conscientes que siempre hay algo que podemos estar haciendo y que si permanecemos atascados en algún lugar, no podemos alcanzar nuestro destino.
La Luz viene sólo cuando seguimos adelante”.
Amor incondicional
“Cuando alguien muestra su mejor lado, por supuesto que es fácil amarlo. ¿Pero qué sucede cuando alguien está de muy mal humor, arremetiendo contra todo, comportándose en forma reactiva o simplemente molestándonos? ¿Cuánta tolerancia, aceptación y amor le daremos?
Si es difícil para ti mostrar amor a la persona en ese momento, es una enorme oportunidad de crecimiento para que puedas aprender sobre el amor incondicional.
No se trata de cuánto amas a una persona cuando la amas; se trata de cuánto la amas cuando sientes que la odias”.