La intención de las selfies es mostrarle al mundo un rostro que refleja felicidad, éxito y plenitud. Sin embargo, investigaciones realizadas por la doctora Khandis Blake de la Universidad de Nueva Gales del Sur revelan que existen otras intenciones que, a pesar de estar bien ocultas, las selfies sensuales reflejan una realidad alarmante. Sobre todo aquellas que, en un afán por llamar más la atención u obtener más ❤️ en Instagram, son más sexys que el resto.
El ser humano, según destaca Blake, es probable que la sexualización de una selfie esté directamente relacionada con el estatus social y económico de sus protagonistas. De modo que aún cuando se piensa que uno se toma una fotografía para sentirse bien consigo mismo, la realidad es que lo hace buscando a cierto público que le dé una especie de reconocimiento y le llene de halagos. No obstante de que éste es un fenómeno que desconoce de géneros y preferencias sexuales, en países como México donde el machismo es cosa de todos los días, el panorama de la selfie y su oscuro significado enfoca su mirada hacia el sexo femenino.
«Las representaciones [sexualizadas] a menudo se consideran resultados de una cultura de desigualdad de género y opresión femenina; pero paradójicamente, los recientes aumentos de la sexualización son más notables en las sociedades que han presentado un fuerte progreso hacia la paridad de género».
— Doctora Khandis Blake de la Universidad de Nueva Gales del Sur
Tras analizar casi 67 mil fotografías en Twitter, la doctora Blake se dio cuenta de que este patrón de enaltecimiento de la sensualidad se repite sobre todo en los sectores más bajos de la población; de modo que no se trata solamente de un machismo a nivel sexual y estético, sino que también está ligado a la —todavía vigente— desigualdad salarial entre hombres y mujeres alrededor del mundo. Ésta, según indican los resultados de Khandis, es una de las razones por las que las influencers tienen mucho más éxito en poco tiempo a comparación de sus colegas varones.
Por otro lado, esta presión social nacida a partir de la selfie genera una especie de ansiedad en quienes creen que para ser aceptados dentro de esta sociedad tienen que lucir sensuales o atractivos a la vista de los demás. De acuerdo con los datos de Blake, «hay muchas mujeres en todo el mundo que eligen optar por no participar en el “juego de belleza”, por así decirlo, y terminan felices [y] sanas»; de modo que para combatir —al menos un poco— esta desigualdad, es necesario no preocuparnos por lo que los demás opinan. La única forma de sentirnos bien es preocupándonos de lo que tenemos dentro y no lo que los demás esperan.