“Meditar no es estar en un lugar silencioso,
es ser el silencio que observa cualquier ruido”.
Anónimo
La actitud con la que nos enfrentamos al mundo y a nosotros mismos tiene un efecto muy profundo en el desarrollo de los acontecimientos, razón por la cual lo que en el futuro nos depare, tanto individual como colectivamente, dependerá básicamente del uso que hagamos, en este mismo instante, de nuestra capacidad innata de ser consciente. El reto al que nos enfrentamos consiste en restablecer el contacto con los sentidos. Ignoramos hacia dónde se dirige la corriente en la que individual o grupalmente nos hallamos inmersos pero, en cualquiera de los casos, se trata de un viaje colectivo cuyo destino no está fijo de antemano, es un viaje en el que lo que importa no es tanto la meta como el mismo camino.
La vida es lo que nos ocurre durante este viaje y el reto al que nos enfrentamos consiste en vivir como si realmente importase. Por ello, los seres humanos nos hallamos ante la disyuntiva de dejarnos arrastrar pasivamente por la corriente de impulsos y hábitos inconscientes; o asumir, por el contrario, el compromiso de despertar y zambullirnos plenamente en lo que suceda en el momento presente. La vida sólo es real cuando estamos despiertos; sólo entonces tenemos la posibilidad de liberarnos de nuestras ilusiones, de nuestras enfermedades y de nuestro sufrimiento individual y colectivo.
El primer paso de la aventura que nos lleva a restablecer el contacto con los sentidos a todos y cada uno de los niveles consiste en el cultivo de un tipo especial de conciencia conocida con el nombre de atención plena (mindfulness). A fin de cuentas, la atención y la capacidad de ser conscientes y de conocernos a nosotros mismos es el rasgo que nos distingue como seres humanos. Esta capacidad se cultiva prestando atención y se ejercita a través de un tipo de práctica meditativa conocida como meditación de la atención plena que, en los últimos 30 años, se ha difundido velozmente por todo el mundo. A continuación te compartimos algunas de las enseñanzas que nos deja la meditación de la atención plena.
1. Hacernos amigos de nosotros mismos y de nuestras experiencias.
La atención plena es la toma de conciencia que se cultiva prestando atención sin juicio, instante tras instante. Sólo podemos lograr esta capacidad a través de todos nuestros sentidos, incluida la mente. Al incluir en esta práctica nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro corazón y todo nuestro mundo aprendemos a hacernos amigos de nosotros mismos y de nuestras experiencias.
2. El desapego a las ideas fijas
Al practicar este tipo de meditación se pone en ejecución una frase de Buda: “no existe nada como ‘yo’, ‘mí’ o ‘lo mío’ a lo que aferrarse”; y es que el prestar atención y estar completamente presentes en nuestras vidas nos permite comprender que no existe nada a lo que podamos identificarnos, especialmente a las ideas fijas sobre nosotros mismos y sobre lo que creemos ser.
3. La meditación no es lo que habitualmente pensamos
La meditación no es una técnica, sino una forma de ser. La meditación no consiste en esforzarnos en llegar a un determinado lugar, sino en permitirnos estar precisamente en el lugar en el que estemos tal y como estemos y en dejar que en, ese mismo instante, el mundo sea también exactamente tal cual es.
4. Somos carceleros de nosotros mismos
Cada vez que nos dejamos arrastrar por un deseo, por una emoción, por un impulso, por una idea o por una opinión, inadvertidos, acabamos instantáneamente presos de una reacción automática, ya se trate del hábito de retirarnos y distanciarnos —como sucede en los casos de depresión o tristeza— o de explotar y vernos emocionalmente “secuestrados” por nuestros sentimientos —como sucede en los casos de ansiedad e ira. Esos momentos siempre van acompañados de una contracción corporal y mental.
5. Permitimos generar momentos no vividos
La práctica de la meditación de la atención plena nos permite reconocer que cada momento perdido es un momento no vivido. Cada momento perdido aumenta las probabilidades de que también se nos escape el momento siguiente y no lo vivamos conscientemente, lo que nos mantiene atrapados en hábitos automáticos que nos impiden vivir de un modo más atento y más consciente.
6. Incondicionalidad
La vida es indescriptiblemente interesante, reveladora y majestuosa cuando nos entregamos incondicionalmente a ella y prestamos atención a los detalles.
7. Modificación de la experiencia del dolor
El meditar prestando atención al presente permite que uno se torne consciente al dolor, y la relación con él experimenta un cambio muy profundo. Es imposible que, en tal caso, la experiencia del dolor no se modifique, porque el mismo hecho de mantener la atención, aunque sólo sea un par de segundos, pone de relieve su dimensión. Y ese cambio proporciona una mayor libertad a nuestra actitud y a nuestras acciones ante cualquier situación, aunque no sepamos qué hacer.
8. Se medita en cualquier momento
Descansar en la conciencia presente implica entregarnos a todos nuestros sentidos, manteniendo simultáneamente el contacto tanto con el paisaje interior como con el exterior como una totalidad. En consecuencia, permanecemos también en contacto con el despliegue total de la vida que nos permite encontrarnos a nosotros mismos, tanto interna como externamente, en cualquier momento y en cualquier lugar.
9. Estar realmente aquí
Habitualmente no vemos lo que tenemos delante, sino lo que queremos ver. Ciertamente miramos, pero no percibimos ni comprendemos. Convendría aprender a afinar nuestra percepción, como hacemos con cualquier otro instrumento, para aumentar su sensibilidad y su exactitud. Bien podríamos decir que el objetivo consiste en no ver las cosas como nos gustarían que fuesen o como estamos socialmente condicionados a ver y a sentir, sino sencillamente tal cual son.
10. La riqueza del ahora
No hay más tiempo que el ahora. Contrariamente a lo que creemos, no vamos de un lugar a otro y, en consecuencia, en ningún momento seremos más ricos que en este. Aunque podamos creer que un momento futuro será más o menos agradable, realmente no podemos saberlo. Sea lo que fuere que el futuro nos depare, no tendrá nada que ver con lo que esperamos o pensamos y, cuando llegue, será también un ahora, un momento que olvidaremos con tanta facilidad como este.
11. El conocimiento de la muerte
Todas las células de nuestro cuerpo viven durante un tiempo, para acabar muriendo y siendo reemplazadas por otras nuevas. La práctica de la meditación de la atención plena nos permite comprender que en nosotros coexisten el advenimiento al mundo de la forma y la desaparición del mundo de la forma. Sin desaparición no puede haber advenimiento ni tampoco devenir. Quizá nuestras células estén tratando de decirnos que la muerte no es tan negativa como creemos y que, por tanto, no debemos temer tanto.
12. La atemporalidad
Al morir al pasado, al morir al futuro, al morir al “yo”, al morir a “mí” y al morir a lo “mío” sentimos la esencia de la mente, que está vacía de toda noción de identidad, de todo concepto y de todo pensamiento. Lo único que, en tal caso, perdura es esa potencialidad de la que emerge todo pensamiento y toda emoción, la sensación de que el conocimiento siempre está vivo aquí, en la atemporalidad del ahora.
13. Ser consciente
Como bien sabían Gandhi, Martin Luther King y Juana de Arco, la conciencia lo cambia todo. Las convicciones de los tres acabaron moviendo montañas y los tres pagaron también por ello con su vida lo que, dicho sea de paso, movió más montañas todavía. Ellos no “corrían detrás de las cosas”, sino que asumieron con todo su corazón lo que su cabeza les decía. No hay nada pasivo en asumir una postura a este respecto.
14. Lo demás será dado por añadidura
Lo que está en juego en última instancia es nuestro corazón, nuestra humanidad, nuestra especie y hasta nuestro mundo. Y para afrontar esa tarea disponemos del espectro completo de lo que somos. Pero para ello no necesitamos nada especial, sino que basta simplemente con empezar a prestar atención y despertar a las cosas tal cual son. Todo lo demás nos será dado por añadidura.
15. Un momento muy especial
Este es un momento muy especial del desarrollo histórico en el que cada nueva inspiración constituye una oportunidad extraordinaria. Y sólo podremos aprovecharlo encarnando, en el despliegue aquí y ahora de nuestra vida, nuestros valores más profundos y nuestra comprensión de lo que es más importante, compartiéndolo con los demás y confiando en que este tipo de acciones, aún en la escala más pequeña, acabarán contribuyendo muy positivamente a la sabiduría, salud y cordura del mundo.
BIBLIOGRAFÍA
-Goleman, D. (2011). La Inteligencia Emocional. México D.F., México: Ediciones B. S.A.
-Kabat-Zinn, J. (2007). La práctica de la atención plena. Barcelona, España. Editorial Kairós S.A.
-Kabat-Zinn, J. (2011). El poder de la atención. Barcelona, España. Editorial Kairós S.A.
-Kabat-Zinn, J., Davidson R. (2013). El poder curativo de la meditación. Diálogos con el Dalai Lama. Barcelona, España. Editorial Kairós S.A.
-Kabat-Zinn, J. (2016). Vivir con plenitude la crisis. Barcelona, España. Editorial Kairós S.A.
-Kabat-Zinn, J. (2017). Mindfulness. Grupo Planeta.
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La revista Psychological Science publicó cuatro pasos para ser feliz según la neurociencia, síguelos y comienza hoy mismo a aplicarlos en tu vida cotidiana. ¿Crees que requieres de la aceptación, una pareja perfecta, fama y fortuna para vivir plenamente? Piénsalo dos veces después de leer las cosas que no necesitas para ser feliz.