Hueva = pereza
Huevón = perezoso
No es el típico caso de hueva, la hueva de no esforzarse demasiado, de evitar tareas extenuantes o levantar objetos pesados, de conseguir que otros hagan tu trabajo o de no presentarse puntual al trabajo todos los días.
Por cierto, somos rápidos para señalar la hueva de los demás y comentarlo con quien se nos ponga en frente.
Pero hay otros tipos de hueva, mucho más perjudiciales: Ahí está la hueva del apapacho, que consiste en omitir errores de la gente en su trabajo o su actitud y evitar la llamada de atención, con tal de evitar el conflicto.
Ahí está la hueva de la burocracia, lo que nos da la oportunidad de evitar a las personas justo en frente de nosotros, y trabajar con trucos en lugar de trabajar con las normas y sistemas establecidos.
Y la hueva del camuflaje, lo que significa que no tomaremos decisiones que están dirigidas directamente a nosotros, mejor vamos a compartir la responsabilidad. En caso de fracasar, fracaso compartido, pero nos da una medalla compartida en caso de ser un éxito.
No te olvides de la hueva de dejar que alguien nos diga exactamente qué hacer, cediendo la toma de decisiones a cualquiera, sin aportar al proceso de forma alguna.
La hueva de la talacha, que piensa que tiene las manos atadas y por eso no da un poco más, que no se para de su lugar a buscar nuevas cosas, nuevos campos donde desarrollarse, tutoriales para aprender. Es la hueva de saber que te pagan por hacer algo y hacerlo y nada más.
O considera la simple hueva de no estar dispuesto a lidiar con la incertidumbre, con retos, con problemas…
El trabajo emocional es muy diferente del trabajo físico. Es difícil de medir, para empezar, y es más fácil de evitar, pero las consecuencias son significativas.
Lo más peligroso es que mucha gente huevona vive en un esfuerzo constante para aparentar lo contrario y cada día ser más y más huevón.
Cuando nos encontramos en busca de un atajo, una excusa, señalando gente, siendo burocráticos, camuflándonos, omitiendo errores de nuestro equipo, en realidad estamos complaciendo a nuestra propia hueva.
El trabajo real consiste en abrazar la incertidumbre y los retos, bailar con el miedo y asumir responsabilidades antes de que sean delegadas a nosotros.
“No ser huevón puede ser cansado, pero serlo es de hueva”.
***
Te puede interesar
Beneficios de ser el perfecto huevón