¿Abrigos cómo, cuándo y por qué?
Esta prenda fascinante quizá pueda ser mejor entendida si miramos hacia el pasado y desentrañamos los orígenes de su versión más famosa.
Fue a partir de 1856, cuando el joven Thomas Burberry de 21 años fundaba su primera tienda, que los inviernos del mundo jamás volverían a ser los mismos. Aprendiz de un antiguo pañero, Thomas abrió su propia tienda en Basingstoke, Hampshire, Inglaterra, con todo el empeño que caracteriza a un hombre decidido; hacia 1870 el negocio se había enfocado en el desarrollo de ropa para el aire libre y para entonces sus diseños eran muy reconocidos entre la comunidad británica del buen gusto.
El vuelco decisivo llegó hasta 1880, año en que el señor Burberry inventó la gabardina, esa tela respirable en la cual el hilo es impermeabilizado antes de ser tejido. Con dicha innovación la posterior suma del logotipo del caballero ecuestre con el latinismo prorsum (hacia delante), el requerimiento de la Corona para diseñar una prenda que protegiera a los soldados de la intemperie –el trench coat o abrigo de trinchera–, la masificación de sus cuadros escoceses y un claro mensaje de la elegancia rural inglesa, sólo fueron consecuencias que el lujo y la exquisitez alcanzaron. El estilo nunca más volvió a estar en conflicto con la comodidad.
Los años han pasado y la patente tuvo que ser liberada. Con este hecho, cientos y miles de diseños se abrieron paso entre la gente, mutando a las diversas herramientas del resguardo en una pieza bien estructurada, sencilla, ligera, resistente y con mucha personalidad: el abrigo de gabardina. Siendo un elemento central de la juventud bien educada en Londres, este indispensable de la moda casual europea se ha extendido con éxito por el planeta entero, así como también lo ha hecho el abrigo común y sus múltiples variaciones.
Hoy, tal pieza gobierna el armario de cualquier persona que se jacte de amar al diseño textil y requiera en todo momento una prenda tanto útil como bella y fuera de complicaciones para los cambios climáticos de la vida cotidiana.
Los abrigos no son nocturnos. Tampoco son un estorbo ni son una prenda exclusiva de climas profundos. Son signos de tradición y mirada sofisticada que nada ni nadie les pude quebrar. Para aprender a llevarlos en cualquier momento –sin importar la hora o el evento– sigue estos sencillos consejos de cómo lucir un abrigo el día en que tú quieras y no parecer un pálido esfuerzo de escaparate.
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Haz contrastes
Por infantiles que te resulten en un inicio, juega con los colores y genera binomios que te hagan salir del paso. Para una cálida tarde de domingo hazlo en tonos llamativos y un vestido casi tan corto como tu abrigo.
Cuida proporciones
Cuida que tus hombros no sean demasiado anchos y que las mangas o el talle de la cintura sean demasiado amplios. Hazlo en colores y tonos oscuros para estilizar todavía más esta alternativa para tu outfit.
Suéter y jeans
Para noches informales de copas, amigas y escape por la ciudad, llevar un suéter con jeans y abrigo es una posibilidad de estilo que nunca es demasiado formal, pero tampoco cae en la imagen de la chica descuidada.
Atado por detrás
Volviendo a las mañanas, pero ahora en un contexto laboral, elige el vestido que más te guste, quizá alguno clásico o muy ladylike sean la opción, y ata el abrigo por la parte de atrás. Nada extravagante, sólo se trata de presumir tu silueta interior en la oficina o el colegio.
Todo statement
Es decir, que todo hable por sí solo. Consigue uno que conjugue todo lo que eres, todo lo que te gusta, y llévalo con un pequeño vestido negro en el fondo, además de unos tacones tan despampanantes que tu paso sea reconocible a la distancia.
Sin miedo a los colores
Es común pensar que los abrigo vienen estrictamente en tonos beige o negro, pero nada es más falso. Prueba con algunos azules, ciertas texturas vinílicas, algo de burgundy tal vez, etcétera. Tú decide y no temas.
Urban
Para un estilo más urbano, de identidad más callejera, soporta el abrigo sobre tus hombros y usa los sneakers que más ames. No importa si traes jeans o joggers, el resultado será increíble.
Sexy y salvaje
¿Leggings de cuero? ¿Riding boots? ¿playeras básicas? Por supuesto. Lograrás un outfit más rocker, más salvaje, atrevido y fuera de serie.
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Un abrigo no es lo que cubre al resto de tu ropa. Es toda una posibilidad de cohesión y presencia en una sola forma. El abrigo no esconde, potencia. Y más en esta época. Sigue las Tendencias que las verdaderas amantes de la moda siguen en invierno y cuáles son las Prendas que las mujeres con estilo necesitan este invierno.