El cine y la vida real están estrechamente relacionados. El velo que limita entre ambas dimensiones se traspasa y se complementa con frecuencia. Hechos históricos, personajes reales, momentos infames de la humanidad. Todo encuentra su versión cinematográfica. El cine es ficción, pero en esa ficción habita una porción fundamental de verdad. Como el caso de Steven Prince, el adicto a la heroína que inspiró las mejores escenas del cine alternativo e independiente.
Pero en esta oportunidad es preciso hablar de la pasarela, las revistas de moda y la alta costura. Entre muchas de las cosas que una persona experta en moda debe saber se encuentra la figura de Anna Wintour, una de una de las mujeres más importantes y poderosas del mundo, quien es además capaz de albergar en su sabiduría cosas que deberías saber en tus 20. Pero Anna Wintour, a pesar de su fuerte carácter, ha inspirado más que eso. En ella se basa el personaje Miranda Priestly —interpretado por Meryl Streep— de la película El diablo viste a la moda (David Frankel, 2006)
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En el mundo de la moda en New York, la revista Runaway lleva la batuta en manos de la fría y poderosa Miranda Priestly. Esta mujer no deja que nada se interponga en su camino y eso implica una infinita larga lista de asistentes que no han podido estar al nivel de sus exigencias. Es un trabajo al que ninguna persona con una pizca de respeto por sí misma podría sobrevivir. Sin embargo, Andy Sachs (Anne Hathaway) sabe que el puesto podría abrirle más de una puerta a futuro, a pesar de su clara falta de estilo y leve torpeza natural. Con gran rapidez comprende que va a necesitar más que esfuerzo, tiempo y dedicación a ese trabajo. Pero algo en ella que la diferencia de las anteriores asistentes: no se da por vencida fácilmente. Con esta ácida comedia con tintes dramáticos, una película de algún modo iniciática y sobre cómo una mujer joven alcanza sus metas y construye su identidad, quedó instaurado para siempre en el imaginario colectivo uno de los personajes más especiales de la filmografía de Hollywood. Una especie de villana moderna. Una villana extraída de la realidad.
La película fue inspirada en la novela homónima de la periodista Lauren Weisberger, quien a su vez se inspiró en vivencias propias cuando trabajó para Anna Wintour. Weisberger ha comentado en más de una entrevista que su relación con Wintour era exactamente igual a la de Miranda y Andy, ya que “es demasiado exigente con sus empleados, pidiendo cosas casi imposibles. No debes hablar a menos que sea estrictamente necesario y compartir un elevador con ella nunca es una buena idea”. La magnate de la moda es conocida por ser la editora jefa en Vogue de Estados Unidos y directora artística del grupo editorial Condé Nast, pero también es un ícono del estilo que puede darte ideas para cortes de cabello que jamás pasarán de moda, y es reconocida sobre todo por su fría y dominante personalidad.
Su mayor influencia fue su padre, Charles Wintour, un veterano de la Segunda Guerra Mundial que se convirtió en el editor del diario London Evening Standard. Él le consiguió a su hija su primer empleo en una exclusiva boutique y la impulsó a tomar clases de moda que posteriormente abandonó, pues aseguraba que “o sabes de moda o no”.
Luego trabajó en Harpers & Queen, donde le comentaba a sus compañeros que su sueño era trabajar para Vogue. Tiempo después estuvo en Harper’s Bazaar y en la revista Viva, hasta que finalmente llegó a Vogue como directora creativa. Allí ganó sus primeros enemigos, ya que muchos no estaban de acuerdo con su visión de la mujer moderna. Wintour tenía perspectiva de “un nuevo tipo de mujer a la que le interesan los negocios y el dinero. No tiene tiempo para ir de compras, quiere saber qué y por qué, dónde y cómo”. Asimismo es bien conocido que no tolera la mediocridad y ha expresado que se enfurece si ve una colección y siente que el diseñador ha sido perezoso o ha tomado inspiración de otros.
Junto a Karl Lagerfeld
A pesar de su personalidad y carácter, se ha involucrado en diversas obras filantrópicas. Por medio de la Fundación CFDA Vogue ha colaborado con diseñadores poco conocidos y ha conseguido varios millones de dólares para beneficencias que apoyan a personas con VIH.
Si Chanel, Gucci, Prada y Gabbana —por nombrar algunos— son tu sueño en prendas, tienes que ver El diablo viste a la moda. Sólo por la interpretación de Meryl Streep vale la pena. Sin embargo, hay que ser justos, pues para construir el personaje de Miranda Priestly, la ganadora del Oscar no sólo se inspiró en Anna Wintour. Tomó la voz de Clint Eastwood, quien tiene un tono bajo pero al mismo tiempo autoritario; su sentido del humor y sarcasmo provienen del director y productor Mike Nichols y su peinado icónico es una referencia a la modelo Carmen Dell’Orefice.
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Las dimensiones sociales, intelectuales y políticas de la moda suelen ser ignoradas, en gran parte por su exaltación como una industria fundamentalmente superficial y frívola para el consumo de masas. Pero hay historias que definitivamente son una excepción y conciben una visión distinta de lo que es ser mujer y ocupar un rango elevado en un campo tan mediático.