Texto escrito por María Narezo Balzaretti
“Una mujer que se vestía para complacer a nadie mas que a sí misma”.
Ishiuchi Miyako
Frida Kahlo fue una mujer que trascendió en la historia por su trágica vida, su forma de vestir, de comportarse, de pensar y de ser. Hoy se ha convertido en una macro tendencia, pues más que una moda, es ya un estilo. La muerte de la artista en 1954 no significó el inicio de su leyenda, aún cuando vivía ya causaba polémica e interés por su forma de vida. Siempre buscó ser el foco de atención al no seguir las reglas ni las tendencias de su tiempo. Incluso mostró cierto orgullo por su distinción en una carta que le escribió a su pareja Diego Rivera: “(…) en todas las reuniones a las que asisto y en cualquier parte que estoy, el centro de atención soy yo. Con mis hermosos trajes bordados por los indígenas, con mis tocados de flores e inválida (…)”.
Parte de la magia de Kahlo consiste en que representa y a la vez es muchas mujeres en una sola. Por un lado, tenemos a la Frida líder y traviesa con apariencia masculina; la Frida dolida y enferma; la que lucha hasta el fin; la activista política; y la Frida sensual y femenina. Poder ser muchas mujeres en una sola le permitió formar una identidad fuerte y segura, tanto que jamás le importó lo que pensaran de ella. Esto es clave para comprender su trascendencia, pues al representar una diversidad de mujeres, muchas pueden identificarse con ella.
Tampoco podemos dejar de lado su maravillosa forma de vestir, y es que para Kahlo la indumentaria tenía doble función: crear una identidad y esconder sus defectos. Nunca permitió que sus enfermedades limitaran su estilo; por ello, creó una prótesis para su pierna amputada a base de una bota roja con listones. También modificaba los vestidos mexicanos que utilizaba para que cubrieran sus cicatrices; sin embargo, no siempre utilizó estas prendas, ya que en su juventud tenía un estilo más masculino. Según Hilda Trujillo, directora del Museo de la Casa Azul, el atuendo de Frida fue esencial para la construcción de su personalidad.
En la “Colección Resort 2015” de Valentino, se utilizaron como inspiración los animales y plantas que aparecen en los autorretratos de Frida. Por otro lado, Givenchy, en su colección de otoño 2010, se enfocó en las obsesiones que tenía Kahlo, como la sensualidad, la religión y la anatomía humana e hizo vestidos largos con referencia a los problemas de columna vertebral que la artista tenía.
Kahlo iba en contra de toda tendencia y moda, pero su personalidad era una dualidad; por un lado, era muy femenina y sensual cuando utilizaba ropa típica mexicana y sujetaba su cabello con flores; y por el otro, su bigote y cejas pobladas le proporcionaban una aspecto más fuerte a sus rasgos. Su forma de vestir y su estilo le permitió ser una mujer independiente y sin prejuicios, orgullosa de sus raíces culturales. Es interesante analizar su vida desde su ropa, pues con claridad se puede observar una especie de metamorfosis que nos habla de las diferentes etapas que experimentó.
Es irónico pensar que a Frida Kahlo no le importaban los ideales femeninos de belleza y que rechazaba la moda cuando impuso un estilo, y hoy marcas prestigiosas se inspiran en ella para crear sus colecciones. Lo que nos lleva a cuestionarnos, ¿qué pensaría Frida si pudiera ver el reconocimiento que tiene?
Kahlo fue mucho más que sólo una pintora, tuvo un impacto tanto artístico como político, social y cultural. Su arte aún inspira a cientos de creadores, toca fibras sensibles por su historia y rompe los parámetros establecidos. También logra mostrar de forma artística la cultura de México, sus colores, sus tradiciones y su gente; de modo que Kahlo hizo que el mundo tuviera una visión más brillante de nuestro país.
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Hoy Frida Kahlo es un ícono en la cultura mexicana, pero no olvidemos que también fue una persona que amó y sufrió; por ello, conoce las ilustraciones de los cuatro amores que cambiaron la vida de la artista.