Después de que la obesidad fue declarada como una enfermedad y no solamente como una figura corporal alejada de los estándares de la sociedad, fueron muchas las personas que realmente comenzaron a preocuparse por combatirla. Si hay una razón lógica para eliminar algo de nuestro cuerpo, esa seguramente debe ser el hecho de que —de seguir ahí— ese aspecto que en otro tiempo hubiese sido normal o incluso bien visto, podría matarnos sin que nos demos cuenta.
Entre los países que presentan un mayo índice de obesidad en su población, Estados Unidos se encuentra en primer lugar debido a la cantidad de alimentos procesados que se consumen a diario en dicho país; encontrar una solución para este problema se convirtió en una necesidad nacional urgente. Para poco antes del 2013 las tiendas ya tenían una buena cantidad de productos para bajar de peso. Desde píldoras naturistas hasta las que producían prestigiosos laboratorios; incluso los supermercados los vendían cual si fueran cereales.
«Tanto los pacientes como sus médicos han expresado nerviosismo hacia los medicamentos que se usan para tratar la obesidad, y con mucha razón, pues hay antecedentes de que estos medicamentos tienen complicaciones graves».
— Erin Bohula, doctora del Brigham and Women’s Hospital en Boston
¿Pero de verdad funcionan todas ellas? Sí, algunas de ellas no sólo restan peso a una persona, sino que le ayudan a tonificar su figura. Sin embargo, el precio es realmente alto, ya que estas pastillas son capaces de desatar desórdenes mucho más peligrosos que la propia obesidad. Afortunadamente hay al menos una que ha demostrado ser efectiva sin tener más efectos secundarios que la pérdida de peso. El Belviq es un medicamento que ataca justo lo que debe de atacar y no más, por lo que quienes lo consumen pueden sentirse seguros de que no habrán repercusiones graves especialmente en el corazón.
Si nunca habías escuchado hablar sobre el Belviq es porque su popularidad no es precisamente grande. A pesar de ser el medicamento más seguro para bajar de peso, sus efectos son realmente lentos, pues en un lapso de 40 meses, los consumidores apenas bajaron un total de 4 kilos. No obstante, estos resultados se obtuvieron con sólo tomar las pastillas, por lo que su efectividad podría incrementar si se acompaña con ejercicios u otros hábitos saludables.
Quizá los 4 kilos que promete eliminar el Belviq no son del todo atractivos o ni siquiera útiles para reducir los problemas cardiacos por obesidad; aunque el hecho de que exista un medicamento que permita bajar de peso sin ningún riesgo secundario es ya una buena noticia, pues a partir de éste se podrían comenzar las investigaciones para potenciar sus efectos hacia algo que en verdad nos dé un buen nivel de vida.