Ni siquiera debería estar escribiendo esto simplemente porque no debo dar explicaciones de por qué no quiero tener hijos; sólo no quiero y punto. Sin embargo, también sé que este texto es necesario para que muchos entiendan que no es signo de egoísmo cuando una mujer no quiere tener descendencia, no es ser irresponsable o ir en contra de las “reglas”: solamente no queremos.
Ahora, si nos vamos décadas atrás en la historia, puedo contar que en la Antigua Roma, una mujer que no había tenido hijos podía divorciarse legalmente y su infertilidad era motivo para que un sacerdote pudiera golpearla con un trozo de piel de cabra ya que se pensaba que los golpes podrían “ayudar” a que las mujeres tuvieran hijos. Por otro lado pero siguiendo la misma línea, la dinastía Tang de China, no tener hijos era un motivo de divorcio, mientras que en la Edad Media creían que la infertilidad era causada por brujas o por Satanás, incluso una mujer que no pudiera tener hijos era acusada como una de éstas. Y aquí no termina, en Estados Unidos las mujeres eran violadas rutinariamente y esperaban a que tuvieran bebés para ser considerados como propiedad de un esclavo; las únicas mujeres que no habían dado luz y eran respetadas sólo eran las que habían decidido entregar su vida a Dios y al celibato: monjas, vírgenes vestales.
Sí, es verdad que los tiempos han cambiado, sin embargo, aún existe mucho rechazo hacia las mujeres que no queremos ser madres, razón también por la que el alboroto sigue siendo tema de escándalo y hasta de burla. Muchas personas siguen implementando “reglas” que nunca debieron existir y, si así fue, entonces cambiarlas. Sigue siendo molesto llegar a la casa de los tíos y que te pregunten que para cuándo los hijos, contestar que por ahora ése no es el plan aunque sepas perfectamente que ni siquiera es una consideración, y todavía respondan con un “bueno, quizá más adelante te animes”.
¿Por qué debemos disfrazar nuestra decisión?, ¿por qué no simplemente decir que no tenemos hijos porque no los queremos sin que nos juzguen? Es más, ni siquiera debería ser una pregunta base en las reuniones porque también es de lo más normal ver a una mujer sin hijos, soltera, sin un marido y mejor siendo independiente y libre.
¿Por qué me preguntan –nos preguntan– que por qué no quiero hijos como si sea obligatorio que mi cuerpo tenga que dar a luz a un niño que, sinceramente, no quiero traer al mundo?
1. Es mi cuerpo
Puede ser por vanidad, salud, cuidado, lo que sea. Es mi cuerpo y yo decido sobre él. Si no quiero una herida enorme en mi abdomen o un desgarre en mi vagina a causa de un embarazo, es porque no quiero.
2. Mi economía no es suficiente ni la del país
Si hablamos de la situación económica en México, lo vuelve más complicado aún. Cuánto debo ganar para poder mantener a un niño y a mí, y no sólo eso, darle un buen futuro y que él, ya adulto, también pueda mantenerse. Definitivamente no traería a un bebé para que pase carencias, ni hambre, ni necesidades.
3. El país donde vivo no está listo para la maternidad
Regresando al mismo país. Cuánta pobreza existe, cuánta explotación tanto infantil como en adultos hay. Hoy en día, un joven adulto dedica más tiempo a estar en una oficina que en su propia casa. No, tampoco traería a un niño para que ya adulto atraviese por lo mismo.
4. Nosotros somos quienes viven del planeta
Tener bebés contamina, la sobrepoblación contamina aunque intentemos ser los más ecofriendly posible. Mejor sigo protegiéndome. No tener hijos reduce aproximadamente 57 toneladas de dióxidos de carbono cada año. Una cantidad mucho más alta en comparación a que si se pusieran 650 adolescentes a reciclar por el resto de su días.
5. No me da miedo la soledad
No, tampoco tendría a un hijo para no “sentirme sola”. Por eso estoy trabajando mucho en mí para que la soledad no sea negativa, sino que sepa lidiar con ella y no me asuste al envejecer.
6. Es normal no querer hijos
No hay nada anormal en que una mujer no quiera hijos, a lo largo de la nota lo he mencionado ya, pero es la verdad. Estamos en una era en la que somos más chicas que nos queremos revelar, que queremos romper con las reglas que nos han implementado desde que éramos unas niñas, queremos protestar pero, sobre todo, queremos ser libres.
7. Tengo otras prioridades
Estoy concentrada en mi trabajo, en mis sueños y en mis metas. Quiero comerme al mundo antes de que él me coma primero. Quiero conocer el rincón más insólito que posee y quiero seguir estudiando lo más que se pueda; no quiero implementar que si tienes un hijo no se pueda, sin embargo, para una persona de clase media, baja, y media baja, es mucho más complicado porque el bienestar del bebé se vuelve en la única prioridad.
8. Estoy enfocada en otras cosas
No soy egoísta, no es que sólo esté enfocada en mí y mis intereses, también veo por mi familia, me enfoco en ayudarlos así como a mis amigos. Ser buena en lo que hago, dedicarle mi tiempo a otras personas y muchos de mis deseos. Mi mente puede estar vagando en cualquier cosa, menos en ser madre.
Pueden ser palabras fuertes, es verdad, y que quede claro que no es nada en contra de las madres, sino de las personas que siguen teniendo la idea de que las mujeres nacimos para seguir con la línea tradicional de nacer, crecer, educarse, casarse, tener hijos, atender y morir. Créeme, somos mucho más que eso, de verdad lo somos. Podemos no ser madres si queremos y, eso, ni tú nadie nos lo puede cuestionar.
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