Este artículo fue originalmente publicado por Dulce García el 5 de marzo del 2021.
Las mujeres crían a sus hijos solas por muchas razones, algunas que tienen que ver con ellas, con el papá del niño, con distancia geográfica y muchas otras. Ellas toman la decisión o así las llevó el camino, y justo es eso, una elección privada que debemos respetar y no debemos meternos.
Desde hace algunos años les han llamado ‘mamás luchonas’ y todo empezó como una palabra para mostrar lo fuertes que son y describir el sacrificio que hacen por sus hijos; a medida que pasa el tiempo, el concepto se transformó a una descripción burlona, negativa y hasta objeto de chiste. Así ya no.
Como lo hizo el grupo Pacotilla con su parodia de ‘La Chona’ donde hablan sobre ellas y critican descaradamente su estilo de vida. En los comentarios podemos ver muchas mujeres ofendidas, lógico, pero también muchas personas, hombres y mujeres, riéndose de ellas, de la lucha constante que han tenido que vivir para criar un hijo sola. Así no vale y hasta es ofensivo.
Existen muchas mujeres que deciden o deben sacar adelante a sus hijos solas. Trabajan, mantienen una casa, hacen de comer, educan, hacen la tarea con sus hijos y los mantienen sanos y con bienestar óptimo. Es una chambota; sin embargo, llamarles ‘mamás luchonas’ también ha sido utilizado como un término de ‘lástima’ o de alguna forma romantizar la ausencia de la pareja a la responsabilidad de criar a su hijo.
La maternidad es difícil, muy dura, se ha romantizado por años como una etapa de luz, brillo y felicidad. No, amigos. La maternidad es un proceso bien complicado y cansado que pone en juego tu vida, tus habilidades de protección, tu salud mental, tu amor propio, te cuestionas si lo estás haciendo bien y hasta reta tu forma de cocinar. A veces es sucia y apestosa, puedes ver a tu bebé limpio, oliendo delicioso y perfecto para tomarle fotos pero tú apenas y te acuerdas si te bañaste ayer. No se ve todo lo que debiste pasar para que tu hijo luciera así… y si además lo vives sola, mucho peor.
Las mamás que pasan este proceso sí merecen el término ‘luchona’ pero no como lo han hecho todos hasta ahora. Hace pensar que no sufren y que todo lo hacen bien, o mejor dicho, que todo les debe salir bien; y no es así. Hay un enorme peso en sus hombros que muchas veces las hace querer rendirse.
Es horrible catalogar a las mamás. Todas tienen un camino diferente y si algunas no tienen un título, podría darse a pensar que no lo están haciendo bien… y no, no podemos llamar ‘bien’ o ‘mal’ a su proceso.
Dejemos de juzgar, dejemos de ver a un bebé perfecto y decir que la mamá lo está haciendo todo bien y así deberían ser todas. Es un peso gigante sobre ellas que muchas veces no se puede manejar. Viven una revolución interna, externa y social que pone en juego su salud tanto física como mental. Quitémosle un poco de ese peso dejando de darles títulos. Reconociendo su esfuerzo pero nunca juzgándolo. Criticando si hay algo que no te parece. Aplaudiendo todo lo que hacen sin dejar a un lado lo difícil y complicado que es la maternidad. Es momento de dejar de llamarles ‘mamá luchona’.
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