¿Quién eres? en realidad no, no te conozco.
Mamá me había hablado de ti, jamás cosas malas. Que la abandonaste y rompiste su corazón lo supe por la abuela; mamá siempre se encargó que tuviera una buena imagen de ti.
Y entonces llegaste. Me abriste los brazos y me llamaste ‘hijo’. Un hombre extraño viene a llamarme ‘hijo’. Perdón pero no lo siento. Muchas personas te aplauden por haber regresado pero yo no, en realidad nunca te necesité o extrañé. Mamá hizo todo lo posible por trabajar y quererme por dos, como papá también, como tu lugar, ese lugar que tú decidiste abandonar.
Y ahora quieres recuperarlo… no sé por qué cambiaste de opinión, no tengo idea qué te hizo tomar la decisión de volver en el siguiente retorno y ‘llegar a casa’. Así lo dice mamá quien veo con una gran sonrisa. Por ella es que di aquel abrazo pero la verdad es que no lo sentí, no te siento, aún eres un extraño para mí.
Muchos dicen que está bien lo que hiciste luego de irte por años, tú lo presumes orgulloso en redes sociales, para mí es diferente y de cierta forma vergonzoso. Hubiera querido que estuvieras en mis primeros pasos, incluirte en mis dibujos de familia y contarte cuando me caí por primera vez de la bici. Solo estaba mamá y los abuelos, yo tenía suficiente.
Para mí mi papá es el abuelo, ese que sí estuvo aquí en todo momento, en los buenos, malos y peores. Él es el único que me entiende ahora, el que no está tan orgulloso de tu regreso, el que me amó, protegió y educó desde mi nacimiento y que a pesar de no ser su responsabilidad, la tomó y abrazó con todo el amor que alguien podría dar.
Ahora me entero que tengo otros abuelos, otros tíos y primos, que siendo sincero, no los veo como abuelos, tíos o primos. Me dicen que es cuestión de tiempo pero no lo sé, dudo mucho que tu ausencia en mis primeros años puedan borrarse tan fácilmente. O quizá nunca se borren y solo sean reemplazadas con nuevas acciones, porque ¿ahora sí te quedarás, no?
Mamá y yo vivimos con ese pensamiento. Ahora estás muy sonriente, feliz, dándome regalos como si las cosas materiales puedan ocultar los años ausente. Pero, ¿y si te vuelves a ir? ¿y si abro mi corazón, llego a quererte y nos vuelves a abandonar? porque estoy seguro que no siempre serás así como eres ahora. Regresaste con el afán de ocultar los años que ‘hiciste mal’. ¿Y si acepto conocer a tu familia, me encariño con los nuevos abuelos y al final vuelven a ‘desaparecer’? Disculpa por tener esta barrera, la sonrisa de mamá la quita un poco pero no puedo evitar sentirme inseguro, ansioso y con temor.
Volviste. No te conocía pero quizá deba decir ‘gracias’. Gracias por volver la sonrisa de mamá. Es lo único que quiero agradecerte por ahora porque esta vez me toca conocerte, te toca conocerme, haré un esfuerzo por quitarme un poco este escudo y saber que no romperás de nuevo nuestro corazón, pero tú también debes hacer un gran esfuerzo por recuperar los años que perdiste. Espero que no te vuelvas a ir.
Pero ‘papá’, perdón, no te lo puedo decir aún…
También podría interesarte:
Por qué aunque estuviste ausente, te considero un gran padre
Cómo mi mamá sanó las heridas de mi padre ausente
Me divorcié de su mamá pero no de él, mi hijo siempre tendrá un padre responsable