Si últimamente te sientes menos atractivo, te ves al espejo y empiezas a ver tan sólo una sombra de lo que era tu guapura, lamento decirte que no es tu imaginación, efectivamente ya no eres ese ser humano sexy e imponente de hace un año. La pandemia llegó para darnos en la torre en muchos sentidos y el aspecto físico no se queda a un lado. El encierro nos ha deteriorado. Así que no juzgues a tus compañeritos en las juntas de zoom si los ves acabados, porque seguramente ellos tienen la misma percepción sobre ti.
Pero bueno, tampoco se trata de deprimirnos, tal vez no entiendas el por qué de esto y obvio estoy aquí para explicarte.
La piel es un reflejo de nuestros estados anímicos. No es ninguna novedad mencionar que el nivel de estrés incrementó en todos nosotros, vivimos pegados a una computadora, encerrados, con horarios totalmente irregulares, posiblemente tus horas de sueño se han visto afectadas y agrega a todo esto que tampoco de pega mucho el sol (por cierto, la vitamina D es muy importante así que si puedes escápate a la azotea unos 10 minutos) todo esto se convierte en ojeras, piel seca y granitos causados por esto o el cubrebocas.
Digamos que hemos adoptado colectivamente el look “a la cansada”. No sé si sabías pero el colágeno y la elastina son esenciales para mantener una apariencia joven y piel saludable, éstos se pueden reducir cuando existe estrés por lo que las líneas de expresión y arrugas se ven mucho más profundas y marcadas
Uno de los culpables de todo esto tiene nombre: cortisol. Es una hormona que puede afectar al sistema inmune y a su vez tiene un efecto en el pelo, piel y uñas. Hace que la piel produzca un exceso de sebo que da la apariencia de tener la piel grasa y además puede terminar obstruyendo los poros y empeorar los problemas de acné. De hecho un estudio de Acta Derm Venereol de 2013, encontró que el estrés puede empeorar problemas como la dermatitis, la inflamación y enrojecimiento de la piel, y el cortisol también se ha relacionado con el exceso de sequedad y sensibilidad. Suena terrible todo esto, lo sé.
Mi consejo: intenta relajarte. Sé que suena muy cliché y que no tiene nada de fácil pero haz tiempo dentro de tu día para meditar, hacer ejercicios de relajación, respiración o algo que pueda ayudarte a estar más tranqui. También es muy importante que tomes mucha agüita, la piel lo va a agradecer. Come frutas, verduritas e intenta dormir por lo menos 8 horas al día.
Es muy importante que cuides de ti, recuerda que tu cuerpo es tu templo, no lo tengas en ruinas.
Y no te creas, yo también estoy en este proceso de relajación porque el maldito cortisol estaba haciendo de las suyas y ya ni quería verme al espejo. Si quieres llevar este camino conmigo, te dejo mi Instagram para que nos sigamos y platiquemos nuestro avance: @aleruiso
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