Sin querer abres su estado de WhatsApp, ves una foto de Snapchat y la leyenda “aburrido”, lo cual te lleva a escribirle: “¿Salimos?”, a lo que él contesta que sí.
No lo crees… es demasiado bueno para ser real. Sin embargo, sucede. Todo parece marchar bien, ¡es la noche de tus sueños! Al llegar a casa un mensaje de tu mejor amiga lo pone todo de cabeza. “¿Cómo te fue?”, pregunta. A lo que no sabes qué contestar. Es entonces cuando te das cuenta de lo confundida y vacía de respuestas que estás. Las siguientes son razones que pueden explicar este fenómeno:
_
Porque la idealización se esfuma
Planeaste esta cita millones de veces. Imaginaste las palabras exactas con las que te invitaría a salir, el tono en que ibas a responder “sí”, e incluso pasaste cientos de veces por el lugar que elegiste pensando que algún día irías ahí con él. Pues bien, ahí estás.
Lo tienes de frente, muy cerca. Puedes escuchar su voz, miras con atención su cabello, sus dientes, su nariz, sus manos. Ves que no es tan perfecto como siempre supusiste; sí, te gusta, pero puedes ver que es alguien con defectos como cualquier otro.
_
Porque la euforia juega con tu mente
Cuando estamos emocionados nuestro cuerpo segrega adrenalina. Eso hace que no tengamos claridad mental y tomemos decisiones a largo plazo de manera improvisada. En el mismo momento en el que te encuentras con él, estás imaginando cientos de escenarios posibles: imaginas cómo será su primera pelea, qué tan bueno va a ser cuando se encuentren sexualmente y hasta cuántos perritos van a tener.
Al ir a casa, los impulsos nerviosos disminuyen, te tranquilizas y puedes pensar sin tanta emoción. Es entonces que físicamente viene un “bajón” y te sientes un poco exhausta.
_
Porque temes arruinarlo todo
El hecho de que te guste tanto hace que lo sufras más de lo que deberías. Crees que cualquier gesto extraño que hagas podría romper con la magia del momento. Sientes que debes hacer cualquier cosa para agradarle y que no estás dispuesta a desperdiciar una oportunidad así.
Tu nivel de exigencia es tan alto que está matándote. Es imposible ser perfecta y feliz al mismo tiempo; como estás tan concentrada en que salga bien, no te sueltas y todo es forzado.
_
Porque se vuelve demasiado real
«Oh, Dios. ¡Está pasando! Aquí está, nos besamos. No puedo creer que sea real», es lo que estás pensando mientras estás con él. Todo parece, literalmente, un sueño. Sientes que no es verdad y crees que es demasiado.
Cuando te despides de él comienzas a darte cuenta de lo real que es, ya está sucediendo, no hay vuelta atrás. Esa sensación puede llegar a ser paralizadora en la mayoría de los casos.
O eres perfecta o eres feliz, las dos no se pueden. Deja que las cosas fluyan, piensa que aunque lo quieras es imposible que tengas el control de todo a tu alrededor. Las cosas no te pedirán permiso para pasar o para dejar de hacerlo. Considera que el amor es para vivirlo, no para sufrir por él todo el tiempo. Goza de esa primera cita y piensa que si algo sucederá después, él tendrá que conocerte tal y como eres, sin poses ni deseos de quedar bien.
**
Si quieres saber más sobre amor y emociones, conoce las 5 frases que crees que son románticas pero demuestran que hay violencia en tu relación y descubre la brutal diferencia entre alguien inteligente y con pensamiento crítico que no conocías.