“No puedo porque tengo trabajo”, “estoy trabajando, no me molestes”, “ahorita no me hablen, necesito concentrarme en esto”, éstas y otras frases son características del síndrome del cual hablaremos a continuación. Si has escuchado a alguien que las diga frecuentemente o incluso, si eres tú el que las dice, entonces, esto te interesa.
Se trata de un síndrome crónico que tiene que ver con el estrés laboral fuera de sus límites. Como tal, las señales de su padecimiento se somatizan al grado de considerarlo efectivamente como cualquier otra enfermedad, la diferencia es que se deriva no por un virus, sino por una actividad: el trabajo.
Esta aflicción es mejor conocida como síndrome de Burnout, cuyo término proviene del inglés “burn- out” que significa quemado o agotado, una gran explicación de lo que provoca estar encerrado todo el día en una oficina.
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Mal carácter
El principal síntoma se puede llegar a confundir con ser grosero, pues la conjunción de diversos factores da lugar a que las personas que lo padecen reaccionen de manera impulsiva y lleguen a actuar de forma irritable.
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Pérdida de energía
Se hace presente un evidente deterioro en las actividades, mismo que a su vez trae consigo otro tipo de problemas provocando falta de concentración, disminución en la capacidad de aprendizaje, etcétera. Además, el insomnio se hace presente, aumentando el malestar en general.
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Ya no existe motivación
No existe motivo alguno que se considere lo suficientemente valioso para levantarse y emprender un nuevo día de trabajo; todo lo contrario, esta actitud se puede confundir con rotunda indiferencia, sin embargo, lo que es verdad es que no existe ilusión en las personas que llegan a padecerlo.
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¿Desaparecen las emociones?
O al menos eso parece, aunque en realidad las personas que tienen este síndrome simplemente no controlan sus emociones, por lo que en la mayoría de los casos tratan de ocultarlas. Por ello, es factible que existan cambios radicales en sus estados de ánimo, al grado que pueden llegar a confundirse con otros trastornos como el que resume la clásica y desafortunada frase: ¿será bipolar?
El síndrome de Burnout se origina principalmente en aquellos individuos que trabajan en contacto directo con terceros, donde el cúmulo de estos síntomas provoca más que un deterioro en el rendimiento laboral.
Existen tratamientos e incluso, terapias para aprender a controlar el estrés, pero el primer paso consiste en aceptar que el problema existe, pues sólo entonces será posible comenzar a retomar pasiones y otras actividades que complementen su vida de manera satisfactoria.
Esas pequeñas porciones de felicidad siempre abrirán puertas a nuevas alternativas para que tu vida no sea dominada por algo que no te gusta, sino que debes encontrar espacio en tu ocupado día para disfrutar un pequeño placer: caminar sobre hojas secas, escuchar una buena canción, disfrutar una Coca-Cola Original en su nueva presentación con menos de 100 calorías o dar un paseo en bicicleta, etcétera.
El mundo está lleno de cosas que aguardan ser descubiertas y que en las porciones perfectas se pueden disfrutar y así destapar la felicidad, ¿a poco vas a dejar que el trabajo domine tu vida?
