“Las personas incompetentes a menudo son bendecidas con una confianza inadecuada, asegurada por algo que les parece conocimiento”. Dunning y Kruger.
Todos conocemos a alguien que jura sabe mucho de algún tema, o de todos los temas, es verdad. No importa si tiene dinero o no, si tiene estudios o no, si tiene trabajo o no, si tiene familia o no… en todo lugar podemos encontrar a alguien con Síndrome de Superioridad que cuando tú dices una palabra, ellos dicen dos y te corrigen.
Una persona jamás deja de aprender, siempre hay algo nuevo que descubrir en el mundo, en cualquier lugar y con cualquier persona. De eso se trata la vida, de explorar, de no sentir que ya llegamos a un límite de conocimiento y por el contrario, investigar, preguntar y seguir adquiriendo creciendo en mente y alma.
Nadie es inferior a nadie, todos somos especialistas en diferentes cosas, seguro tú sabes cosas que yo no y al revés. Las personas que se sienten superiores han existido desde el inicio de los tiempos y han sido objeto de estudio desde tiempos de Sócrates. ¿Por qué las personas más ignorantes se sienten superiores a otras? Casi siempre se llega a la misma respuesta: la carencia interna.
Y es que llegan a ser molestas porque además al sentirse superiores, no temen enfrentarse con expertos y académicos altamente preparados en un tema. El efecto Dunning-Kruger habla sobre ellos. Se trata de una teoría hecha en la Universidad de Cornell que asegura que este efecto en las personas es un trastorno cognitivo en el que las personas que ignoran algún tema, cualquiera que sea, creen y se aferran a que saben más que los estudiados. En resumen, tienen un efecto de superioridad. Las personas que lo padecen están segurísimas de su inteligencia y habilidades. Se saben buenos en extremo en todo, subrayando su área laboral, pero en realidad, pueden ser bastante mediocres en bastantes sentidos.
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Es justo a lo que se refiere: una venda en los ojos, esa creencia de que ya lo saben todo les impide aprender algo nuevo o interesarse en cualquier conocimiento nuevo.
Evidentemente se convierte en un problema no solo personal, sino también de las personas más allegadas porque luchan constantemente con su supuesta inteligencia y superioridad que además se vuelve crítica sin sentido.
¿Qué debemos hacer cuando nos topamos con alguien así? Pues solo no juzgar. Entender que tienen un problema, un trastorno, y mantener en la mente que cada opinión o intento de superioridad en realidad es consecuencia de su propia ignorancia y problema de salud. Ellos no pueden ni quieren entender que no son superiores. No pueden escuchar, solo oyen. No pueden dialogar y compartir. Simplemente no pueden.
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