Más que por simple estética, el uso de brackets es para que tengas una buena salud bucal; crecer con este tipo de tratamiento odontológico es bastante complicado porque tener tus dientes llenos de fierros de metal no es para nada cómodo. Después recuerdas que deseas que tu sonrisa sea perfecta y para ello necesitaste hacer algunos sacrificios. Sabías que los resultados serían asombrosos, pero estuviste muy lejos de imaginar todo lo que tenías que pasar para tener una dentadura perfecta.
Así que, para recordar viejos tiempos acá te dejamos algunas cosas que podrás entender sólo si tuviste brackets.
1. Odiabas que otras personas dijeran que les encantaría usar brackets
No saben lo que dicen, perdónalos, Señor. Te resultaba muy molesto que todos envidiaran tus brackets mientras tú sólo querías arrancarlos. Muchas personas creen que tener brackets es estar en onda, cuando la realidad es que es lo peor que le pueden pasar a tus dientes.
2. El ajuste
Dependiendo de la duración de tu tratamiento, el ajuste podía ser semanal o mensual, pero asistir con el dentista era tu peor tortura.
3. La cera se hace tu mejor amiga
No soportabas el dolor que provocaba el alambre en el fondo de tu boca, así que recurrías a “la vieja confiable”: la cera.
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4. El dolor
Ese dolor en el que sentías cómo pulsaba sin control toda tu boca. Te preguntabas si en serio valía la pena usar los brackets antes de que te explotara la boca.
5. Las aftas
Cuando menos te dabas cuenta ya tenías miles de cortadas en la boca que te ardían con tan sólo hablar.
6. Te sentías como caballo
Es normal que los brackets hagan un pequeño aumento en la posición de tus labios, pero tú sentías que eras un caballos con los dientes de metal más grandes del mundo.
7. Los chicles
¡No más chicles! Así que si sentías que tenías mal aliento, las gomas de mascar no eran una opción para solucionar tu problema.
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8. La comida se quedaba entre tus dientes
Ya estabas acostumbrado a tener un espejo a la mano después de comer para quitarte los restos que quedaban entre tus dientes.
9. No querías besar a nadie
Al principio pensabas que su labio podía quedarse atorado entre tus brackets o que lo podías lastimar a la hora de morder.
10. El helado
En helado era lo único que pensabas después de cada cita con tu dentista.
11. Pensar que nunca te cortarían los alambres
No había duda de que tu tratamiento se estaba llevando acabo con éxito, lo sentías cada vez que los alambres ya molestaban en el fondo de tu boca y la espera para que te los cortaran era una verdadera tortura.
12. Cuando te quitabas las ligas para comer
Las ligas cruzadas eran tu peor tortura, sobre todo lo desagradable que era quitártelas cada vez que querías comer algo.
13. No querías sonreír
Lo odiabas y no querías que por ningún motivo tus dientes de metal salieran en las fotos, menos si tenías que sonreír enfrente de la persona que te gustaba.
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14. Toda la comida que abandonaste
Le dijiste adiós a muchos alimentos como la manzana, los elotes y todo aquello que no pudieras masticar, pero cuando te arriesgabas a cumplir con algún antojo de algo prohibido ocurría lo peor: se rompía alguno de tus brackets.
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