Tres largos años tuvieron que pasar para volver a vivir la Travesía Sagrada Maya, una procesión histórica de esa cultura que da inicio con los primeros rayos del sol que llegan al puerto de Polé, hoy conocido como el parque de Xcaret, y termina en el puerto de Cuzamil, mejor conocido como Cozumel.
La Travesía Sagrada Maya
288 canoeros se preparan por 6 largos meses para llevar a su diosa Ixchel, sus ofrendas y plegarias, manteniendo así con vida una de las procesiones más emblemáticas dentro de la cultura Maya. El puerto de Polé (ahora conocido como Xcaret) se engalana cada año para ser sede de la Travesía Sagrada Maya, con cientos de historias que te erizan la piel están por todos lados.
Mujeres, jóvenes y hasta adultos mayores forman parte de esta histórica travesía. Alrededor de las 5 de la mañana ya estaban esperándonos, en la entrada del parque de Xcaret, un par de mujeres con canastas llenas de cacao, mismo que usamos para hacer trueque por un tamal o una fruta en la representación de un mercado maya que encontramos más adelante.
Al llegar a la playa encontramos 20 canoas listas para zarpar con los sueños, plegarias y ofrendas que los casi 300 canoeros llevarán a Ixchel. El sonido del caracol, el olor del incienso, el ritmo de la música y el ánimo de los danzantes, bendicen las canoas que están esperando el primer rayo del sol para iniciar su travesía.
Con un ánimo inigualable y una energía extrahumana, los canoeros recorren más de 20 kilómetros; los cánticos y porras no cesan, y en su mente no hay otra cosa más que la motivación por llegar a adorar a su diosa Ixchel.
Al llegar a Cozumel, muchos de sus familiares ya lo están esperando para aplaudir su enorme esfuerzo y acompañarlos a su encuentro con la Diosa de la Luna.
Entre tantas historias emotivas, pudimos conocer la historia de Carlos Nava, quien se preparó por 6 largos meses para la Travesía y dedicó su enorme esfuerzo a su esposa y sus padres.
También platicamos con Jorge García y Eréndira padre e hija que nos revelaron que fue ella quien animó a su padre a participar en esta aventura y ahora es para ellos una hermosa tradición.
La historia más emotiva es la de Sara Pavía Solís, encargada de dar vida a Ixchel; pero lo más especial de esta historia es que esta es la primera vez que hace esta representación, su madre: Isabel Solís Vera, fue la encargada de interpretar a la diosa de la fertilidad por 12 años, pero, tristemente ella ya no está con nosotros.
En una breve plática que tuvimos con ella nos reveló que fue una experiencia sumamente emotiva, pues no solo tomó el lugar de su madre, también utilizó el vestuario que su mamá portó por 12 años en sus representaciones.
De hecho, es importante mencionar que, así como el vestuario de Sara Pavía, cada uno de las vestimentas que se usan para las ediciones de la Travesía son estudiados y autorizados por diseñadores e historiadores de Xcaret para que se conserve lo más auténtico posible.
De regreso al puerto de Polé (Xcaret)
Al día siguiente, después de encontrarse con Ixchel, entregar sus ofrendas y dejar en sus manos sus plegarias, los canoeros emprendieron el viaje de regreso a Xcaret, por la misma ruta en la que llegaron.
Sabiendo que gran parte del recorrido está cumplido y con la satisfacción de haberse encontrado con la Diosa de la Luna y la fertilidad, el viaje de regreso es más ligero anímicamente, los canoeros disfrutaron más de los hermosos paisajes, y hasta de los delfines y rayas que acompañaban su travesía.
Al llegar al parque de Xcaret, una gran fiesta los estaba esperando, muchos canoeros pudieron encontrarse con sus familiares y amigos, y el cielo se iluminó con los hermosos colores de las guacamayas que vuelan para dar la bienvenida a los canoeros después de una histórica travesía. Fue un momento lleno de energía en el que resultó imposible contener las lágrimas.
Y, como era de esperarse, las historias emotivas no podían faltar; desde ‘Las Guacamayas’, un grupo de canoeras integrado por mujeres que ponen el ejemplo de la fortaleza y el valor femenino; hasta la historia de más de un pequeño que son llamados ‘hijos de Ixchel’, debido a que sus padres tuvieron muchas dificultades para concebirlos, pero, después de una travesía como la que acabamos de vivir, en la que rogaron a Ixchel convertirse en padres, pudieron traerlos al mundo.
Cada minuto de esta travesía estuvo cargado de tradición, emociones y admiración, muchas historias nos llevaron al borde de las lágrimas, pero también nos hicieron sentir muy orgullosos de las hermosas tradiciones que se conservan de nuestras culturas.
Agradecemos las atenciones y facilidades de todo el staff e integrantes del grupo Xcaret.