Eran sanguinarios y conquistadores, pero al mismo tiempo espirituales. Eran de carácter aguerrido y violento, pero también tendían a la reflexión y los tiempos de paz. Los vikingos, aquella cultura milenaria establecida en el norte de Europa, eran seres complejos que luchaban con furia para obtener riquezas; sin embargo, también eran grandes protectores de su familia ante cualquier peligro que los acechara.
El pueblo nórdico al que nos referimos tenía estrictos códigos de ética a los cuales les llamaban “nobles virtudes”. Eran nueve en total, ya que para ellos existían igual cantidad de mundos (los humanos nos ubicamos en el quinto, llamado Midgard).
Éstas ayudaban a que la convivencia con los demás, y sobre todo consigo mismos, se mantuviera en terrenos de paz y bienestar. En los días presentes (en los cuales las insatisfacciones que generan la falta de dinero, un empleo mejor remunerado o las relaciones sentimentales donde se carece de respeto y amor verdadero están acabando con la paz mental y espiritual de las sociedades) vale la pena retomar las enseñanzas de sociedades milenarias como la vikinga y recordar que la prosperidad a veces se encuentra en un plano mental y no tanto material.
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I
Autodisciplina
Cuando en tu vida seas capaz de hacer a un lado el desorden interno y externo, navegarás por aguas tranquilas que te llevarán a cumplir tus objetivos. La carencia de disciplina y de hábitos estrictos sólo condenan al fracaso y la resolución incompleta de acciones. No se trata de llevar una vida rígida con horarios inamovibles, sino de educar tu mente para hacer las cosas en el tiempo debido y de la manera adecuada.
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II
Autonomía
Actuar con libertad te permitirá hacer las cosas mediante tu propia elección sin que nadie sea capaz de intervenir para guiarte hacia situaciones que no quieres. La autonomía te liberará de muchas dudas y miedos que te pueden atar e impedir luchar por lo que sueñas. Al ser capaz de actuar por tu cuenta y bajo tu propio criterio serás una persona mucho más completa, audaz y confiable.
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III
Coraje
Luchar por tus convicciones de vida se hace en gran medida debido al coraje por vivir a tu manera, es decir, por la audacia y el valor que demuestres día a día. En el preciso momento en que te decides a encarar las cosas reconociendo las dificultades con las que te toparás, pero sabiendo de tu capacidad para salir adelante en el camino, será el inicio de tu evolución como persona. Serás alguien capaz de hacer todo lo que se ponga como objetivo.
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IV
Honor
Sé recto y honesto con las cosas que hagas, con las que digas y con las personas de las que estés rodeado. Cumple con tus obligaciones de manera oportuna en el trabajo y con tu familia para que seas una persona digan de confianza. El honor es uno de los grandes valores olvidados en la actualidad y de los que más engrandecen un corazón. Los vikingos lo sabían muy bien.
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V
Hospitalidad
Servir a los demás es una de las tareas más enriquecedoras y satisfactorias que existan. Abre las puertas de tu espacio vital para que los demás se sientan reconfortados. Invita a tu mejor amigo, a uno de tus familiares a quedarse en tu casa cada vez que lo requieran. Ofréceles una buena charla, una buena comida, una buena bebida, una cama o un sillón cómodos. La hospitalidad une almas y crea vínculos que van más allá de lo material.
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VI
Laboriosidad
La ociosidad jamás ha sido un buen camino para lograr el cumplimiento de tus metas. Trabaja en algo que te guste, aprende aquello que necesites desarrollar, conversa con todo tipo de personas para aprender distintas maneras de pensar, ejercita tu cuerpo y tu mente para sentirte mucho más entero. Es importante que te mantengas en constante movimiento todos los días para que cada jornada valga la pena y no sea un desperdicio. Madruga si es posible, aunque sea en fin de semana para que el tiempo no se convierta en un enemigo.
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VII
Lealtad
Sé fiel a los que te aman y mantente leal a tus ideales. De esa manera será muy sencillo que conserves una manera de actuar basada en la coherencia. Igualmente respeta y cuida a tus amigos, a tus creencias espirituales y a las cosas que te proveen de tus necesidades básicas, como tu empleo. La lealtad evitará que incurras en mentiras, traiciones y que desestabilices tu mundo y el de los demás.
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VIII
Perseverancia
Jamás decaigas en tu ánimo por conseguir lo que quieres. Levántate y camina no por inercia y costumbre sino por convencimiento de que lo que estás haciendo te llevará a lo mejor para tu vida. Sé constante en tus acciones hasta que consigas tus propósitos. Los vikingos se caracterizaban por jamás darse por vencidos a pesar de las furiosas mareas y las largas distancias que los separaban de sus familias y tierras de origen.
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IX
Sinceridad
Habla con la verdad en cada ocasión que tengas que decir algo. Sé honesto contigo, con lo que haces, con lo que piensas y con los demás. Tu familia, pareja y amigos merecen que hables con la verdad para no lastimarlos. La sinceridad es vital para que tu cuerpo esté conectado con firmeza a tu mente y tus ideales.
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En el pasado remoto se encuentran muchas de las respuestas que tal vez necesites en el presente para sanar heridas, fortalecer tu espíritu y convertirte en el ser independiente y aguerrido que quieres llegar ser. Los 7 consejos para encontrar “El Camino del Guerrero”, según la filosofía Samurai, pueden ser una de las llaves que tu alma reclama para iluminarse, además de los 12 pensadores griegos que transformaron la forma en la que ves el mundo.
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Bibliografía:
Velasco, Manuel. Breve historia de los vikingos. Ediciones Nowtilus, 2012.