“La sangre se vertía por las escalinatas de la gran pirámide. Los tambores y los caracoles retumbaban en la inmensidad del gran valle. Los sacerdotes rasgaban la fina y tersa piel del niño para clavar el puñal de obsidiana en su pecho. Abriéndose espacio entre la caja torácica, removiendo los pulmones, llegaban a aquello que buscaban. El pequeño corazón, no más grande que el puño del sumo sacerdote, aún palpitaba al abrazo de la tosca mano que lo requería. El niño dejó de patalear al momento en que el corazón se desprendió de aquello que aún lo ataba a su dueño.
El preciado órgano era ofrecido a Tlaloc, en lo alto del cielo, más allá de las nubes y de lo que los ojos alcanzaban a ver. Ahí estaba, imponente, omnipresente, considerando el agua de que jarrón vertería sobre el valle. Complacido con el ritual y el regalo, respondía con el crujir del cielo, mismo que inauguraba la temporada de cultivos. Con suerte, éste año la gélida lluvia no destrozaría campos y chinampas y el agua de la laguna no traería consigo enfermedades. Quizás este año Tlaloc tuviera misericordia de ellos”.
A lo largo de la historia, las culturas han sustentado la falta de conocimiento y entendimiento del mundo con mitología. Desde el porqué de la lluvia, de los fenómenos astrológicos hasta la muerte y la enfermedad. De Grecia a Mesoamérica. De África al Tíbet. Para los antiguos pobladores existía una razón más allá de su poder y de su raciocinio para intentar explicar por qué la gente moría y por qué era invadida por extrañas enfermedades que sólo podían adjudicar al poder místico de los dioses. Por ello, aquí te presentamos 10 mitos antiguos relacionados con el origen de las enfermedades y el porqué de la muerte. Porque no, no siempre estuvimos destinados a morir.
1.- La Caja de Pandora
Grecia
La historia cuenta que Zeus, buscando venganza contra Prometeo por haber robado el fuego y dárselo a los humanos, decidió hacer algo al respecto. Para ello, ordenó a Hefesto que diseñara la imagen de una encantadora doncella, con belleza semejante a la de las diosas y a base de agua y tierra diera vida a la primera mujer sobre la Tierra. Afrodita le otorgó gracia y sensualidad, Atenea el dominio de las artes para confeccionar y a Hermes le encargó sembrar en ella mentiras, seducción y un carácter inconstante. Pandora nació como un “bello mal” que se haría irresistible a los hombres, especialmente para uno: Epimeteo, el hermano de Prometeo.
Epimeteo se casaría finalmente con Pandora y la feliz pareja recibiría de los dioses un regalo, una pequeña caja (en realidad una jarra) que no debía de ser abierta bajo ninguna circunstancia. Sin embargo la curiosidad también fue sembrada por los dioses en Pandora, quien irremediablemente abrió la caja y dejó escapar todos los males, enfermedades y la muerte que acecharían a la humanidad por el resto de los tiempos. Al cerrarse la caja, sólo la esperanza quedó dentro, atrapada por siempre. Así inició la Edad de Plata, una época en donde la humanidad padeció constantes enfermedades.
2.- La venganza de los animales
Chéroqui
La tribu chéroqui, originaria del sureste de los Estados Unidos hacía uso de los animales para conformar sus mitos respecto al origen de las enfermedades. En un principio y a modo de “paraíso”, hombres, plantas y animales vivían en paz y armonía. Incluso, la tradición dice que las plantas y animales podían hablar. Sin embargo, todo ello cambió cuando la población humana comenzó a aumentar y en ella se generó una histeria que sólo llevó al aislamiento, expulsión y a la muerte de los animales sin razón alguna.
Ante una situación que amenazaba su propia existencia, los animales se reunieron para diseñar enfermedades contra los humanos y así poder vengarse de ellos. Las enfermedades comenzaron a mermar entre los humanos, reduciendo su población y casi logrando exterminarlos. Las plantas, descubriendo el abuso que los animales estaban cometiendo, decidieron tomar partido de los humanos, sacrificándose para proveer a la raza humana de remedios y medicinas. Desde entonces, la tribu chéroqui utiliza las plantas para remedios médicos y dentro de sus ritos está pedir permiso para sacrificar a algún animal.
3.- Loviatar
Finlandia
Dentro de la mitología finlandesa, Tuoni el dios de la muerte, tuvo una hija que nació ciega: Loviatar. Según se sabe por los poemas de la Edad Media, se creía que Loviatar era la hija más cruel de Tuoni y también la menos agraciada físicamente. Sin embargo, Loviatar quedaría embarazada del viento del Este, esperando nueve hijos, mismos que tuvo que gestar durante nueve largos años antes de culminar en un tormentoso parto.
Cuando al fin dio a luz, decidió descargar su maldad contra los hombres nombrando a sus hijos como las enfermedades que traerían consigo: Pistos (consumo), Ähky (cólicos), Luuvalo (gota), Riisi (raquitismo), Paise (úlcera), Rupi (sarna), Syöjä (cáncer) y Rutto (plaga). El noveno hijo que debería personificar la envidia no fue nombrado, sin embargo, sus hermanos, según estudiosos de la mitología finlandesa, encarnan las enfermedades de la Edad Media.
4.- Walumbe
Baganda (en la actual Uganda)
Según la mitología de los Baganda, Kintu fue el primer hombre sobre la Tierra, quien estaba destinado a vagar eternamente acompañado de su vaca. Los hijos de Ggulo, el creador de todas las cosas, solían descender del paraíso para jugar en la Tierra y en una de sus muchas aventuras, Nambi, hija del poderoso Ggulo encontró a Kintu. Nambi se enamoró al instante y decidió quedarse en la Tierra para vivir con él, aunque sus hermanos sugirieron regresar al cielo para pedirle permiso a su padre.
Tras largos días de súplicas y peticiones por parte de Nambi, el gran Ggulo aceptó el matrimonio pero aconsejó a la pareja abandonar el paraíso sin ser vistos por Walumbe pues si éste se enteraba, querría vivir con ellos. Walumbe significa “aquel que causa enfermedad y muerte” y dado que su padre conocía bien el destino final de su hijo, quería evitar arruinar el feliz matrimonio de su hija. A la mañana siguiente, Nambi y Kintu se disponían a abandonar el paraíso con algunos objetos para su feliz vida, incluida la gallina de Nambi. A medio camino, la hija del gran Ggulo se percató de que había olvidado su mijo, con el cual alimentaría a su gallina por lo que decidió volver sólo para encontrarse con Walumbe, quien decidió viajar con ellos.
Tras varios años, Walumbe comenzó a reclamar a uno de los hijos de la feliz pareja para criarlo como suyo, pero sólo recibiendo la oposición de Nambi y Kintu. Encolerizado por la decisión, Walumbe decidió matar a uno de los hijos de la familia cada día, dando inicio así a la muerte y a la enfermedad en el mundo.
5.- Shapona
Yoruba (en la actual Nigeria)
Según la etnia Yoruba, localizada principalmente en Nigeria, en el inicio de los tiempos el dios supremo decidió delegar su poder en sus dos hijos únicos: Shango y Shapona. Shango, el segundo en haber nacido, recibió el control y la autoridad sobre el cielo, mientras que Shapona, el primogénito, sobre la Tierra.
Los Yoruba creían que el mismo dios que lograba que los granos crecieran en los campos y nutrieran a la humanidad, también era capaz de hacerlo en la piel humana de aquellos que consumían los frutos de la Tierra. Por ello, la viruela era visto como un castigo de Shapona en respuesta a una mala actitud o un mal pensamiento. Incluso se creía que los “sacerdotes”, con la supuesta conexión con los dioses, eran capaces de crear epidemias de viruela por sí mismos.
A la llegada de los colonizadores británicos a la región dominada por los Yoruba, se prohibió la adoración de Sopona por considerar que los “sacerdotes” contagiaban la viruela deliberadamente.
6.- Munpa Serden
Tíbet
Para la mitología tibetana, el mundo comenzó a formarse a partir de la creación de los elementos naturales: viento, agua, fuego y tierra. De la creación de los cinco elementos se crearon dos huevos, uno lleno de luz y otro de oscuridad. Ambos dieron pie a las dimensiones del ser y del no ser, de la luz y la oscuridad y por tanto del bien y el mal.
Por un lado, el huevo iluminado dio origen al ser humano, a la vida animal y vegetal, a ciertos hombres que cuidarían el heroísmo de los humanos y las acciones virtuosas de éstos. También surgió una manifestación divina en forma humana, un hombre blanco con siete trenzas color turquesa: rey de la existencia, de la plenitud y del bien.
Por otro lado, el huevo oscuro originó la ofuscación y el oscurecimiento del mundo. A partir de los rayos que surgieron del huevo nació otro rey: Munpa Serden, amante de la muerte, la destrucción y la enfermedad.
Desde entonces, ambas fuerzas se miden en los rincones de todo el mundo.
7.- El dios Ra
Egipto
Al igual que en Grecia, la Edad de Oro se considera como ese periodo de tiempo mitológico en que la Tierra era prácticamente una extensión del paraíso, donde humanos y dioses convivían sin mayores altercados. Sin embargo, en el caso particular de Egipto, el dios del sol Ra, se aburrió un buen día de la humanidad y decidió abandonarnos a nuestra suerte. Los humanos se dieron cuenta del desprecio del dios, comenzaron a adorar a otras divinidades y a planear un complot contra Ra.
Como castigo por la sublevación de los hombres, Ra envío a la diosa guerra Sejmet para asesinar a aquellos que osaron desafiarlo. Según lo que se sabe de la mitología griega, el aliento de Sejmet era tan poderoso que destruyó la vegetación de todo Egipto, convirtiendo a la zona en un eterno desierto.
Ra, arrepentido y atormentado por las consecuencias de sus decisiones decidió salvar lo que quedaba de la humanidad. El reto consistía en detener a Sejmet. Enviciado en su búsqueda y necesidad de sangre, Ra reunió 7,000 jarrones de cerveza con colorante para asemejar la sangre. Sólo así se consiguió apaciguar a la diosa, quien cayó en un profundo sueño del cual no ha despertado. A pesar de que se detuvo la furia de Sejmet, la muerte, la enfermedad y la destrucción ahora eran parte de la humanidad, para lo cual Ra creó nuevos dioses que le ayudarán a vigilar y cuidar a la gente de Egipto.
8.- Tlaloc
Aztecas (actual México)
Tlaloc era uno de los dioses más importantes dentro de las culturas prehispánicas, especialmente la azteca. El dios de la lluvia y la fertilidad representaba una dualidad entre la vida y la muerte, pues por un lado podía traer vida a través del agua como también podía traer sequías o granizo a los cultivos.
Asociado con las montañas, las nubes y los ríos, Tlaloc siempre mantenía a su alrededor cuatro jarrones que simbolizaban las direcciones sagradas. En cada uno de ellos había algo diferente: agua buena para el cultivo, agua helada en forma de granizo que destrozaba las plantaciones, otro más con la sequía y el último con agua contaminada y enfermedades asociadas con el agua. Otros dioses menores, llamados tlalocas, se encargaban de romper los jarrones y verter el contenido de los mismos en la Tierra, ocasionando vida pero también muerte y enfermedad.
9.- Shiva
Hinduísmo (India)
Shiva es una de las deidades más importantes dentro del hinduismo y está involucrado en la mayoría de las historias relacionadas con la creación del mundo y también el de la enfermedad. La historia cuenta que el suegro de Shiva, Daksha, había organizado el sacrificio de un caballo, invitando a todos los dioses a la ceremonia, excepto a Shiva. Sati, la esposa de éste, le explicó que no había nadie que estuviera por encima de su padre y que debía abstenerse de ir a la ceremonia.
Cegado por su ira y las palabras de su esposa, Shiva decidió matar al caballo antes que Daksha con la ayuda de su arco, flechas y sus temibles sirvientes. Sin embargo, durante la persecución, una gota de sudor cayó de la frente de Shiva y golpeó el suelo, convirtiéndose en un pequeño hombre de ojos rojos que se llamaría “Enfermedad”. Fue entonces que los dioses le permitieron a Shiva unirse a la ceremonia, siempre y cuando dividiera a su creación en múltiples partes que dividiera por todo el mundo para evitar el exterminio de la humanidad. Shiva aceptó, dividió al hombrecillo en partes y creó múltiples enfermedades para las distintas criaturas que habitan en el mundo.
10.- Babalu-Aye
África
Para algunos pueblos, Babalu-Aye era la evolución de Shapona, el dios de la viruela. Este dios era inmisericorde con aquellos que se negaban a seguir sus órdenes o aquellos que renegaban de las promesas hechas, castigándolos con enfermedades, especialmente con lepra. Algunas historias cuentan que el propio Babalu-Aye padecía esta enfermedad, hecho por el cual en ocasiones era representado con muletas.
Una versión del mito asegura que el origen de las enfermedades se remite a una fiesta con otros dioses. En tal evento, Babalu-Aye estaba siendo ridiculizado por el resto del panteón por ser lento, torpe y descoordinado a comparación del resto. Buscando desatar su furia contra aquellos sobre quien tuviera poder, Babalu-Aye desató una serie de plagas y enfermedades por el mundo. Sin embargo, como sucedió con otros dioses, al disiparse la ira de su mente se percató de las consecuencias de sus actos. Por ello, arrepentido y con un gran sentimiento de culpa en torno a la raza humana, decidió dedicar el resto de su vida a ayudar a aquellos que padecían de las enfermedades que él mismo desató.
***
Referencia del listado