La historia no sólo está reservada para los museos, por las calles de la CDMX es común encontrarse vestigios del pasado que pasan desapercibidos por los capitalinos. Uno de ellos es la cabeza de león en la esquina de Madero y Motolina.
Esta cabeza de piedra es la única sobreviviente de la tormenta que azotó la ciudad cuando aún se conocía como Nueva España el 21 de septiembre de 1629 y que no paró durante 36 horas.
Secuelas de la inundación
A pesar de que la tormenta ‘solo’ duro poco menos de dos días, la capital permaneció inundada por cinco años y el nivel del agua alcanzó más de los dos metros. De hecho, la cabeza de león se encuentra a esta altura como recordatorio de lo que vivió la ciudad.
Durante ese periodo de 1629 a 1634 la mayoría de las familias abandonó sus hogares tratando de sobrevivir: originalmente había 2 mil familias viviendo en la capital y sólo quedaron 400.
Hubo muchas otras víctimas que no pudieron salir: durante este periodo se registraron cerca de 30 mil muertes. El resto de las personas que no abandonó la ciudad se transportaba en canoas, como si la CDMX hubiera vuelto a la época de Tenochtitlán y sus chinampas.
¿Puede volver a ocurrir un desastre así?
Años antes de que la ciudad se inundara ya se había planeado construirle un desagüe desde 1606 que desembocara en el río Tula, pero la obra no se concretó hasta dos siglos después.
Hoy en día la CDMX cuenta con un mejor drenaje, aunque eso no impide que de vez en cuando vuelva a alcanzar niveles de varios centímetros de agua. Estas pequeñas inundaciones no se comparan a la de 1629, es casi imposible que se repita un desastre como el de ese año, pero eso no quiere decir que las lluvias no causen estragos de vez en cuando en la ciudad.
La cabeza de león y otros testimonios en la ciudad
Como el león, por las calles de la ciudad hay distintas placas y monumentos que sirven como recordatorios de las historias del pasado. Por ejemplo, el león de Motolina y Madero no solo recuerdan la terrible inundación, sino que la altura en que se encuentra nos da una idea del nivel del desastre.
Pero no todos los recordatorios son tan ostentosos como el león, en su mayoría son placas, ¿de dónde salieron? Estos testigos de la historia capitalina son producto de un esfuerzo entre Héctor de Mauleón, Rafael Pérez Gay y el gobierno por preservar la memoria histórica.
El león es solo una de muestras de esta iniciativa, a lo largo de toda la ciudad se encuentran muchas otras placas que recuentan el pasado. Además del león ¿cuáles otras conoces tú?
Cuando camines por el centro mantente alerta, seguro encontrarás uno que otro testimonio al que nunca les habías puesto atención.
*Con imágenes de: El Financiero, Gobierno de México, Noticeros Televisa