Cada principio de mes, miles de personas se congregan en la calle Alfarería, en el Barrio de Tepito para llevar ofrendas a la Santa Muerte, una figura no reconocida por la Iglesia Católica por considerarla diabólica, pero ampliamente popular en la Ciudad de México.
Toni François, fotógrafa mexicana famosa por su trabajo documentando conciertos, ha visitado en distintas ocasiones el altar de la Santa Muerte para entender de cerca la devoción y el culto a ella, así como sus similitudes con las otras dos figuras más milagrosas de la ciudad, San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe:
«La primera vez que fui al altar de Tepito fue el 1 de noviembre de 2011. Me llamaba la atención ver gente el primer día de cada mes cargando imágenes de la Santa Muerte y además veía el altar que está sobre Dr. Vertiz. Me daba curiosidad porque también los días 28 veía gente con su San Judas y ese mismo año decidí ir el 28 de octubre a la Iglesia de San Hipólito a la celebración de San Judas Tadeo, el 1 de noviembre al altar de la Santa Muerte en Tepito y el 12 de diciembre a la Villa (día de la Virgen de Guadalupe). Así pude comparar las 3 celebraciones y entender un poco más por qué la gente es devota».
Un par de altares con la figura de la muerte reciben flores, veladoras, globos, dulces, collares, cigarros y todo tipo de regalos. Los rezos y súplicas se hacen presentes en las calles, especialmente en quienes buscan ayuda para resolver causas difíciles, pues la Santísima Muerte tiene una reputación inquebrantable que para los creyentes, la coloca por encima de cualquier otro santo.
Ella no sólo ofrece milagros a cambio de mandas y fidelidad; también aparece ante los ojos de sus fieles como la encargada de recibir a cada persona al final de su vida.
Las réplicas en miniatura de la Santísima Muerte son llevadas por los fieles y arregladas para la ocasión, mientras otros acuden con escapularios y tatuajes. La máxima fiesta ocurre el 1ero de noviembre, señal inequívoca de que se trata de una tradición propia de la mixtura entre las creencias prehispánicas y el catolicismo.
Para Toni, el culto a la ‘Niña Blanca’ en Tepito tiene un parecido razonable con los santos católicos con una diferencia que bien podría ser sustancial, la Muerte no discrimina e incluso acoge a personas que son comúnmente rechazadas por el catolicismo:
«Entiendo el culto como algo muy similar a lo que pasa en la religión católica. Eligen un santo en el que pueden confiar y al que le pueden pedir milagros, le rezan, le dejan regalos, etc. Tal vez ciertas personas se sienten rechazadas por la misma iglesia, entonces recurren a la Santa Muerte que no discrimina a nadie y que además tiene reputación de ser muy poderosa (cura enfermedades, ayuda a la gente a salir más rápido de la cárcel, salva de la muerte, etc)».
El poderío visual de esta celebración también suma a la larga lista de prejuicios respecto al emblemático barrio ubicado en la colonia Morelos, cuya popularidad –al menos en el imaginario colectivo– es la de un sitio de peligro inminente en la Ciudad de México, un lugar oscuro donde abunda el crimen y tráfico de drogas. No obstante, Toni François es enfática en señalar que nunca ha vivido una mala experiencia en Tepito:
«Siempre me preguntan que si no me asaltan cuando voy. Jamás he tenido problemas en esa zona, soy muy respetuosa con las personas, pregunto antes de tomar una foto y siempre he sido tratada muy bien. Algunas personas creen que todas los devotos a la Santa Muerte son criminales o gente mala y no es así, he conocido gente de todo tipo; señoras que se curaron de alguna enfermedad o alguien que consiguió trabajo, Hay todo tipo de gente».
Conoce más del trabajo de Toni François en su Instagram oficial.
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