Ed y Lorraine Warren son, indudablemente, la pareja investigadora de lo paranormal más famosa del mundo. Su fama aumentó exponencialmente con las entregas de ‘El Conjuro’ y las posteriores de la muñeca Annabelle, en las que fueron interpretados por los actores Vera Farmiga y Patrick Wilson. No obstante, a partir de las adaptaciones cinematográficas de sus casos más famosos también salieron a la luz presuntos casos de fraude y estafas, además de acusaciones de que las pruebas supuestamente paranormales de sus investigaciones no eran más que mentiras ideadas por ellos mismos.
El caso Amityville
El trabajo paranormal de los Warren empezó en los años 70 y Amityville fue uno de sus casos más famosos. En la casa 112 de Ocean Avenue, en Amityville, Nueva York, ocurrió una terrible masacre en 1974: Ronald DeFeo asesinó a su familia mientras dormían. Durante el juicio, el joven de 23 años declaró que los mató porque unas voces en la casa le dijeron que lo hiciera.
Un año más tarde, la familia Lutz compró la casa y se dijo víctima de todo tipo de fenómenos paranormales que atribuían a lo que alguna vez ocurrió en ella. Dijeron que tenían pesadillas, que las paredes chorreaban líquidos misteriosos, que había extrañas habitaciones secretas y que de vez en cuando veían “demonios” en forma de cerdos con ojos brillantes. Ese era un trabajo para los Warren, que en 1976 fueron a la casa y televisaron su visita. Lorraine dijo que ese había sido uno de los casos más terribles de su carrera.
Pero el teatrito se cayó (al menos parcialmente) cuando otras familias llegaron a vivir después de los Lutz y no tuvieron ninguna experiencia paranormal. Se difundió el rumor de que la supuesta maldición de Amityville era un engaño orquestado por Ronald DeFeo, la familia Lutz y el hombre que escribió un libro sobre el caso, Jay Anson. Si se popularizaba la creencia de que la casa estaba embrujada, quizá DeFeo podía convencer al jurado de que, efectivamente, fueron las voces las que lo hicieron matar a su familia. Y quizá le reducirían la sentencia. Este caso redujo la credibilidad de los Warren.
Los Warren, ‘El Conjuro’ y otros casos
Los católicos Ed y Lorraine Warren se decían “demonólogo” y “clarividente”, respectivamente. Crearon la New England Society for Psychic Research (NESPR) en 1952 y dedicaron el resto de sus vidas a la investigación paranormal. Ellos decían haber llevado cerca de 10 mil casos paranormales, pero esa cifra no cuadra cuando realmente hacemos el cálculo: un caso al día les llevaría 27.3 años en total. Si tomamos en cuenta que algunos casos tomaron meses e incluso años, que los Warren tenían otras ocupaciones en su organización de investigación, su museo ocultista y su trabajo como padres… No lo sé, Rick.
‘El Conjuro’, la primera película de la saga, está basada en un caso real: el de la familia Perron. Ed y Lorraine dicen que los eventos de la cinta ocurrieron como se muestran, así como el hijo menor de los Perron. Pero la dueña de la casa, Norma Suttcliffe, ha dicho que es pura ficción e incluso hizo su propio documental para demostrarlo:
La segunda película de ‘El Conjuro’ también está basada en un caso real. Pero la familia involucrada, los Hodgson, sí fue descubierta fabricando evidencias y, además, los Warren no estuvieron tan presentes como lo hacen parecer los personajes de Farmiga y Wilson: llegaron sin invitación y se quedaron un solo día.
Sobre la tercera película de ‘El Conjuro’, con el subtítulo ‘El diablo me obligó a hacerlo’, una vez más fue un caso de un hombre que argumentó que una entidad demoniaca lo llevó a cometer un asesinato. Arne Cheyenne Johnson, quien mató al jefe de su novia, dijo que no recordaba nada sobre el crimen y los Warren lo apoyaron al afirmar que estaba “poseído”. Esto sirvió como prueba para su defensa y pasó solamente cinco años en la cárcel.
Exorcismo en Connecticut
Otro caso en el que Ed y Lorraine Warren estuvieron involucrados fue el de la familia Snedeker en 1986, que inspiró la cinta ‘Haunting in Connecticut’. Los Snedeker decían que su hijo tenía extraños comportamientos demoniacos y que su casa estaba repleta de demonios y fenómenos paranormales. Ray Garton, autor del libro ‘In a Dark Place: The Story of a True Haunting’ de 1992, trabajó directamente con los Warren y los Snedeker en el caso y más tarde declaró que la familia, “que atravesaba por serios problemas de alcoholismo y drogadicción, no pudo mantener su historia”. Él dice que fue muy difícil escribir un libro de no ficción cuando todo el mundo le contaba cosas diferentes.
Cuando ocurrieron los supuestos hechos paranormales, la familia Snedeker tenía un inquilino en el piso de arriba. Él nunca observó algo fuera de lo común. Desde que la familia se fue de la casa, nadie más tuvo experiencias paranormales en ese lugar.