Uno de los problemas que puede presentarse a la hora de estudiar la historia, es la necesidad de resumir los hechos trascendentales y sintetizar el conjunto de los acontecimientos en un modelo único, con temas precisos e interesantes para el común denominador de las personas. En ese proceso se toma siempre un criterio, no exactamente general aunque sí selectivo. En resumidas cuentas, más allá de esos momentos cruciales que pudieron cambiar el libreto, hay aspectos de la Historia que son poco conocidos, sobre todo los que tienen que ver con el día a día, la cultura popular y las costumbres más mundanas. Es bien sabido que las normas de higiene de los españoles contrastaban exponencialmente con las de los habitantes de América. En el Códice Florentino, por sólo dar un ejemplo, se describe un dato sobre la higiene de los mexicas, quienes usaban una hierba de nombre copalxcotl, descrita por los colonizadores como “árbol del jabón”, y la raíz del xiuhmaolli para bañarse y para lavar la ropa, pues ambas generan burbujas. Sin embargo, con el transcurrir de los años, las visiones han ido variando.
¿Te bañas (casi) todos los días? Definitivamente eres un digno ejemplar de la contemporaneidad y de la vida moderna. Seguramente estás al tanto de que en el pasado esta práctica era poco común, no tanto por la falta de ductos o accesos a agua limpia. De hecho, también se consideraba un acto pecaminoso. En el caso de México, la religión católica impuesta por los conquistadores españoles trajo consigo ideas y pensamientos sobre cómo las personas debían relacionarse con su cuerpo. Por ejemplo, destacaban la importancia del “pudor”, de ser “recatados” y de “reprimir todas las expresiones corporales” que pudieran generar “placer” o “pensamientos pecaminosos”. Por ello las personas veían y consideraban algo “malo” observar el cuerpo desnudo, disfrutar de placeres corporales o bailar con movimientos considerados como provocadores.
Gracias a las nuevas ideas de la Ilustración y de las corrientes de pensamiento racional y científico del siglo XIX, comenzaron a cambiar las ideas y la forma en que los mexicanos veían y se relacionaban con sus cuerpos, aunque fue un proceso largo que iría ligado a la llegada de la modernidad para el México independiente.
A falta de agua, poca higiene
Durante casi todo el siglo XIX, la falta de agua corriente en las ciudades y pueblos era una de las causas principales de que los mexicanos se bañaran poco. Por ejemplo, en el campo la gente iba a los pozos, a los ríos o a los lagos para llevar el vital líquido a sus casas. En las ciudades, la mayor parte de la gente, sobre todo la que vivía en vecindades y viviendas pobres, iba a las fuentes públicas o contrataba a hombres para que surtieran con cubetas de madera, llamados “aguadores”. Dada la falta de agua —o el escaso acceso a ella—, las personas tenían la costumbre del “aseo seco”, que consistía en untarse en el cuerpo pomadas de manteca de res, perfumarse con aguas de colonia y embadurnarse con vaselina.
El miedo a bañarse
En aquel entonces, además de no tener los medios para hacerlo, las personas también evitaban bañarse debido a motivos religiosos, pues durante siglos, la Iglesia había insistido en que la gente no debía ver ni tocar su cuerpo desnudo, salvo en ocasiones realmente necesarias como la reproducción. Muchas personas no sólo sentían pudor y vergüenza de bañarse, sino que les generaba temor. Debido a esto la gente no se bañaba de cuerpo entero; tampoco lavaba su ropa con frecuencia ni tenía el hábito de lavarse las manos, los dientes, la cara ni los pies. Sólo quienes tenían las posibilidades, compraban perfumes para disfrazar el mal olor. El tema era tan controvertido y tabú, que las monjas sólo tenían permiso de bañarse cuatro o cinco veces al año, cuando el médico lo ordenaba o pedían permiso a sus madres superioras.
La suciedad, la causante de las enfermedades
Algunos médicos que habían llegado de Europa y que defendían la ciencia y las ideas racionalistas comenzaron a fomentar la limpieza y la higiene personal, pues sabían lo que tiempo atrás muchos médicos desconocían: el origen de las enfermedades eran las bacterias, los virus, los hongos o los parásitos microscópicos. Por tal motivo, mantenerse aseado y conservar limpias las casas y el ambiente tenía poca importancia. En el siglo XIX, la mayor parte de los mexicanos eran tan pobres que no contaban con las condiciones más elementales para asearse diariamente. Las personas acumulaban la basura en las esquinas de las calles y hacían sus necesidades al aire libre o en los corrales de los animales. Por otra parte, las personas con más recursos utilizaban bacinicas y orinales de porcelana que guardaban debajo de sus camas por las noches y en las mañanas los sacaban para depositar sus contenidos en los basureros.
La llegada del baño
A finales del siglo XIX llegaron a México los primeros cuartos de baño a las casas de las familias adineradas, junto con la instalación de los sistemas de agua potable. En los cuartos de baño se colocaban una tina, un lavamanos de porcelana y a veces, un inodoro. Para la mayor parte de la población, lo más común era que la gente asistiera a alguno de los baños públicos que para ese entonces ya existían, había para todos los gustos y para todos los sectores sociales.
Cambios de percepción sobre el cuerpo y la limpieza
Aguas Calientes, circa 1883
Con la llegada de la modernidad al México independiente, los médicos ilustrados y las autoridades liberales continuaron insistiendo en la importancia de la higiene y la limpieza para combatir las enfermedades, pues su intención era “civilizar” a la sociedad mexicana. Para ellos estar sucio era sinónimo de barbarie y la mugre era una enemiga importantísima si se deseaba consolidar una nación progresista y moderna. Debido a esta forma de pensar, poco a poco, el baño se transformó en símbolo de estatus y de clase social, ya que la gente decente era la que se bañaba; se decía que los pobres eran sucios y los ricos eran limpios.
Si bien los médicos y el Gobierno intentaban promover la campaña a favor de la higiene y la limpieza, en realidad la mayor parte de la población mexicana tardó mucho tiempo en adquirir hábitos de aseo personal y estos se incrementarían conforme el país tomaba las vías hacia la modernización.
Fuentes
MXCITY
La Jornada
Departamento de Evaluación del Diseño en el Tiempo Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Azcapotzalco
Gaceta Médica
Cosa de todos los días Vol. 3
Historia de la vida Cotidiana Vol. 4
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Para comprender el esplendor de los maya, no basta con leer artículos o libros de Historia sino estar en los sitios donde se asentaron sus principales centros ceremoniales o políticos. Conoce los 10 lugares sagrados para entender los secretos de la cultura maya. Muchos secretos envuelven a la misteriosa civilización del sureste mexicano, entre ellos el posible encuentro entre mayas e invasores europeos. Por ello debes saber todo acerca de la otra conquista de México que no te enseñaron en la escuela para comprender que la Historia y la enseñanza ocultan o ignoran información elemental que debemos conocer.