En una época en la que la lucha mexicana, así como el boxeo eran reyes en la escena del deporte en México, la incursión de una mujer en la lucha libre era algo casi impensable y que, a pesar de no ser un acto tan popular, requirió de esta gran exponente de otro tipo de actividades para poder ser reconocida.
Tal es la historia de Irma González, que en el cuadrilátero también fue llamada como la Emperatriz Azteca o La Novia del Santo, uno de sus apodos más reconocidos y que la hacen la única fuera del legado familiar de El Santo en portar la máscara plateada y llevar su nombre.
Si bien ella no es la primera mujer luchadora en la historia de México —pues ese título está reservado para Natalia Vázquez, quien debutó en 1935—, sí es una de las mujeres más aclamadas en el deporte y a quien se le debe buena parte de la participación femenil.
Irma cuenta que en un principio ella desconocía totalmente sobre las luchas libres y lo que implicaba estar en el cuadrilátero, lo cual provocó que la primera vez que subiera, bajo la pretensión de que solo se pusiera de pie allí “para hacer bulto” culminara con ella siendo golpeada repetidas veces.
«Nomás el referí faltó que me pegara».
Captura de la serie documental de Netflix Nuestra lucha libre. A pesar de su tumultuoso inicio, eso marcó el inicio de su carrera, en la que encontró su vocación y que incluso se convirtió en un asunto familiar dado que su hija, Irma Aguilar, también debutó y pelearon juntas. Haciendo uso de sus habilidades como acróbata y contorsionista, Irma encontró un espacio para hacer historia, debutando de manera profesional en 1955.
La novia del Santo
Su apodo más famoso, aunque de corta duración provino simplemente de la influencia de su vida amorosa. Cuenta la historia que Irma estaba lista para retirarse de la lucha libre dado que su futuro esposo le había pedido su retiro, sin embargo, ella decidió continuar en el deporte ocultando su cara y posteriormente cambiando su nombre. De tal forma ella contacto al Enmascarado de Plata y consiguió que éste le permitiera hacerse llamar la Novia del Santo.
«Aunque enmascarada [el público] me reconocía como Irma González y me gritaba a todo pulmón cuando me enfrentaba a mis contrincantes: ¡No te dejes! ¡Dale donde le duele, Irma!» Espectacular de lucha libre, “La novia del Santo”
Sin embargo, pasados los 7 meses, cuando contrajo matrimonio, dejó el sobrenombre, lo cual sería aprovechado por otros hasta que El Santo arregló la situación al prohibirle al suplantador usar su nombre. Poco sabía ella que en cuestión de años su nuevo marido la abandonaría y ella volvería al ring.
Captura de la serie documental de Netflix Nuestra lucha libre.
La incursión en la música
Para entonces Irma había roto su matrimonio e incursionó en la música con el álbum La Campeona en 1984. Según el documental de Canal 22, la luchadora fue obligada a grabar música en la disquera Discos Gabal, aprovechando no sólo su voz, sino también su figura y popularidad como luchadora, para poder ser tomada en cuenta y por supuesto, para subsistir. Sin embargo, en otras entrevistas, la actitud de González hacia sus múltiples actividades siempre fue positiva:
«Yo hice casi todo lo que quise, fui cirquera, luchadora, actriz, cantante y compositora». Dossier Político.
Foto: El Heraldo de San Luis Potosí.
Una cuestión de prohibición
A pesar de su notoriedad y su popularidad, en el entonces Distrito Federal existía una prohibición que no le permitía a las mujeres batirse a duelo en la Arena México, por lo que todas las mujeres luchadoras se vieron limitadas a realizar sus llaves y demás maniobras en otros estados del país.
No obstante, en 1986 la prohibición de la lucha libre femenil en el Distrito Federal se terminó, por lo que Irma González pudo hacer historia al estar en la primera función estelar en viernes de la Arena México, exactamente un 30 de octubre de 1987.
Captura de la serie documental de Netflix Nuestra lucha libre.
Además de ello, Irma González también fue la segunda campeona nacional femenil en 1955, hazaña que repitió en 1959.
En portada: Captura de la serie documental de Netflix Nuestra lucha libre.
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