Teotihuacán fue hallada cuando era una ciudad abandonada. Era tal su majestuosidad y misterio que los grupos de exploradores mexicas consideraron que había sido construida por los dioses mismos. También copiaron su distribución física en cuadrante para erigir de la misma manera su capital, Tenochtitlán, la cual llamó poderosamente la atención de los conquistadores españoles. Asimismo, los mexicas ubicaron en Teotihuacán la leyenda del Quinto Sol azteca.
En la cultura mexica la leyenda del Quinto Sol era una de las más importantes de toda su cosmogonía, pues en ella se relataban las distintas eras del ser humano y su correspondiente final, teniendo como principales protagonistas a los hermanos Quetzalcóatl (La Serpiente Emplumada) y Tezcatlipoca (El Espejo Humeante). La diversidad de versiones e interpretaciones acerca de los cinco Soles en que se divide la historia humana, según los aztecas, hace que la interpretación de la leyenda del Quinto Sol azteca se vuelva compleja y que el orden de las eras sea motivo de debate.
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La etapa inicial de la humanidad, el Primer Sol, fue creado por Quetzalcóatl bajo el nombre Sol de Viento. Tezcatlipoca provocaría que terribles vientos y huracanes destruyeran el mundo después de 676 años de duración. Para ponerse a salvo de la destrucción, los escasos sobrevivientes treparon a los árboles y se transformaron en simios.
De esta forma llegaba el turno para la creación del Segundo Sol, llamado Sol de Fuego, a manos de Tezcatlipoca. Luego de más de 300 años de pacífica existencia en la tierra, una lluvia de fuego enviada por Quetzalcóatl para tomar revancha transformaría a los hombres en guajolotes.
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Así, la Serpiente Emplumada crearía y gobernaría en la tercera era del hombre, conocida como Sol de Agua, que duró 312 años y culminó cuando un iracundo Tezcatlipoca provocó un diluvio de proporciones catastróficas que transformó a los hombres en peces.
La última etapa se llamó Sol de Tierra y fue creada por Tezcatlipoca. Tuvo una duración de más de 600 años y culminó con la siniestra matanza protagonizada por jaguares que devoraron a los seres humanos. Al mismo tiempo, la bóveda celeste descendió sobre el mundo para sumirlo en una completa y larga oscuridad. Este Apocalipsis fue realizado por la intervención de Quetzalcóatl.
Para crear el Quinto Sol, los dioses se dieron cita en la majestuosa Teotihuacan donde se sentaron alrededor de una hoguera meditando cómo harían para crear la siguiente gran era del hombre. Llegaron a la conclusión de que uno de ellos tendría que sacrificarse para crearla. Un dios de fea apariencia, Nanahuatzin, cuya piel estaba corroída por cicatrices y verrugas, se puso de pie para inmolarse en la hoguera.
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Celoso de que un dios tan feo tuviera la valentía de ofrecerse para crear el Quinto Sol, el arrogante Tecciztecatl aparta a Nanahuatzin para ser él quien diera inicio a la siguiente era. Pero al sentir el calor tan desquiciante de la hoguera en su piel se acobarda cuatro veces, provocando la ira de los dioses. Finalmente se lanza: no podía permitirse el lujo de hacer enojar a los demás dioses y a verse como un cobarde cuando Nanahuatzin se había mostrado tan valiente.
De esa manera aparecieron por el horizonte dos nuevos soles, dando inicio a una nueva era en la humanidad; sin embargo, los dioses se percataron de dos cosas: que esos nuevos astros permanecían estáticos y no podía haber dos soles juntos, así que Ehecatl lanzó un conejo al firmamento para apagar a uno de los dos soles. Con ese movimiento mágico se creó la luna.
Los reunidos en torno a la hoguera se dieron cuenta que tenían que dar sus vidas para que el astro único no quemara con su calor a la tierra. Intercambiando una sigilosa mirada, sacaron sus enormes cuchillos de obsidiana, los clavaron en sus venas y ofrecieron al Sol su sangre, dando comienzo a la tradición de los sacrificios humanos como alimento esencial para las divinidades.
Es en este Quinto Sol donde el hombre encuentra su plenitud en el Universo y su alimento más sagrado: el maíz. El relato de los Cinco Soles se haya plasmado en la Piedra del Sol, uno de los objetos mexicas más importantes de todos los tiempos y que se salvó de la destrucción española. El orden de los Cinco Soles, según los expertos, en este objeto ritual, que se sospecha servía como base para practicar sacrificios humanos, es el siguiente: Sol de Viento, Sol de Fuego, Sol de Agua y Sol de Tierra, que es el mismo que hemos usado en este texto. Se dice que el final de esta era podría ser a causa de terremotos a través de la unión de los cuatro elementos: aire, fuego, agua y tierra.
El prestigiado arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma afirma: «Esta acción de creación-destrucción, esta concepción dialéctica de un universo que se expresaba a través de la dualidad y en constante cambio y transformación quedó plasmado en la piedra con el surgimiento del Quinto Sol, el Sol del hombre nahua, el Nahui-Ollin que cobraba forma magnífica en esta piedra que, a poco más de doscientos años de haber vuelto a surgir, aún se resiste a entregarnos todo su contenido ancestral».
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