Todos los grupos involucrados en conflictos armados, ya sean gobiernos o grupos terroristas, tienen en mente un objetivo: causar el mayor daño al enemigo, y pareciera que se dan a la tarea de buscar la innovación cuando de armas se trata. Dentro de la amplia gama de artefactos se encuentran las armas químicas, que son creadas a base de sustancias químicas, exaltando sus propiedades tóxicas y no causan una explosión.Las hay de diferentes tipos: algunas sin olor ni color y el daño que causan es mediante el bloqueo de enzimas necesarias para la función nerviosa, matan las células sanguíneas impidiendo llevar el oxígeno por todo el cuerpo, causan asfixia e infligen quemaduras de segundo y tercer grado. La más pequeña gota en la piel puede causar espasmos musculares y respirar grandes cantidades de gas puede conducir a convulsiones y fallo del sistema respiratorio.
En Marzo de 1995, cinco integrantes de la organización religiosa Aum Shinrikyo ingresaron al metro de Tokio con bolsas llenas de un químico conocido como gas sarín para, momentos después, perforarlas con la punta de sus paraguas. El resultado de dicho acto fueron 12 personas muertas y un ciento más de heridos.
A lo largo de la historia es posible encontrar muchos ejemplos del uso de sustancias químicas en guerras y conflictos de intereses; en el 1000 a.C. los chinos usaron humos arsenicales, Solón de Atenas puso raíces de eléboro en el agua potable de Kirra en el año 600 antes de Cristo. En 429 y 424 a. C., los espartanos y sus aliados utilizaron humo nocivo y llamas contra Atenas durante la guerra del Peloponeso. [1]
En la era moderna fue la Primera Guerra Mundial la que dio comienzo al uso de este tipo de arma; la mayoría de los químicos utilizados fueron descubrimientos de los siglos XVIII y XIX.: cloro (1774); cianuro de hidrógeno (1782); cloruro de cianógeno (1802); fosgeno (1812); gas mostaza (1822) y cloropicrina (1848). [2]
Muchos de estos químicos ya se utilizaban en otros campos industriales como en la agricultura, para crear pesticidas. Sin embargo, después fueron diseñados para su uso en operaciones militares con el objetivo de matar, herir o incapacitar a los seres humanos a través de funciones fisiológicas.
Las armas químicas se clasifican en diferentes categorías dependiendo de sus efectos sobre el cuerpo:
Agentes nerviosos
(Tabún, sarín, somán, ciclosarín, vx)
Los agentes nerviosos pueden ser considerados como las armas químicas más importantes debido a su alta toxicidad y su gran versatilidad para uso táctico; funcionan a través de la inhibición de la enzima acetilcolinesterasa (AChE) que es la que regula la actividad neuromuscular. Cuando el agente nervioso se une al sitio activo de la AChE, la enzima ya no puede funcionar. [3] Esto provoca el estímulo nervioso y continuo de órganos. Los efectos de la exposición a los agentes nerviosos dependen de la dosis, vía y duración de la exposición, y van desde la miosis, rinorrea, fasciculaciones musculares y convulsiones a muerte por parálisis de los músculos respiratorios.
Vesicantes
(Gas mostaza, Lewisita)
Los agentes vesicantes producen quemaduras químicas; el gas mostaza fue el primero que se utilizó como arma química. Los órganos más afectados son aquellos que entran en contacto directo: la piel, los ojos y las vías respiratorias. Después de que una cantidad significativa de mostaza ha sido absorbida por la piel o por inhalación, el tracto gastrointestinal y el sistema nervioso central también son dañados.
Agentes respiratorios
(Cloro, cloropicrina, fosgeno)
Estos agentes lesionan el tracto respiratorio, es decir, la nariz, la garganta y, particularmente, los pulmones. Las membranas se hinchan y los pulmones se llenan de líquido, lo que resulta en la muerte por falta de oxígeno. [4]
Agentes de sangre
(El cianuro de hidrógeno y cloruro de cianógeno)
Estos químicos afectan las funciones corporales al interrumpir la producción de componentes de la sangre, ejerciendo su efecto tóxico a nivel celular al suspender el transporte de electrones en las membranas internas de las mitocondrias
Agentes incapacitantes
(BZ, gas pimienta)
Los agentes incapacitantes son sustancias químicas que producen una condición de inmovilidad que persiste durante horas, e incluso días después de haber ocurrido la exposición. También se utilizan psicoquímicos como el BZ, el cual produce constantemente cambios en el pensamiento, la percepción y el estado de ánimo.
En un ataque terrorista contra la población civil, uno de los principales objetivos es crear una sensación general de pánico y temor, lo que resulta en un trauma psicológico y trastorna las actividades económicas y sociales.En el siglo XXI, los productos químicos que alguna vez fueron utilizados exclusivamente por los militares resurgieron como amenazas contemporáneas. Su uso resultó atractivo especialmente para distintos grupos terroristas ya que, además de tener un alcance masivo, muchos de estos agentes químicos son baratos y relativamente fáciles de producir, transportar y detonar.
El terrorismo químico sobre la población civil se observó por primera vez a finales del siglo XX con el ya mencionado ataque de Aum Shinrikyo y la liberación de gas sarín en el metro de Tokio.
No es raro encontrar casos de la utilización de armas químicas por parte de terroristas conocidos como “lobos solitarios”, llamados así porque no cuentan con el apoyo de ningún grupo específico. En estos casos, los dos agentes más utilizados han sido cianuros y ricina, esto es porque la producción de cianuro de hidrógeno y los procedimientos de extracción de ricina son comúnmente encontrados en libros de cocina; publicaciones que son populares entre los círculos de “terroristas ” aficionados. [5]
El 2 de diciembre de 2001, miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) atacaron una estación de policía en San Adolfo (Huila) con cloruro de cianógeno, matando a cuatro oficiales. En noviembre de 2007, la Policía Nacional de Colombia mostró su preocupación después de encontrar un laboratorio clandestino de las FARC cerca de la frontera con Ecuador que estaba trabajando en el llenado de cohetes con productos químicos tóxicos.
El 19 de febrero de 2002, cuatro marroquíes, miembros del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC, ahora Al Qaeda en el Magreb Islámico) fueron detenidos en Roma y les decomisaron aproximadamente 4 kg de potasio ferrocianuro, con el cual pensaban contaminar los suministros de agua cerca de la embajada de Estados Unidos.
En la actualidad, el tema de las armas químicas simplemente no puede ser evitado; en tanto que los avances permiten hacer uso de ellos para el bien social, los riesgos de utilizarlos en conflictos bélicos estarán siempre presentes, a pesar de los tratados para limitar su uso y producción.
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Hay una gran industria coludida en temas de armamento y guerra, incluso existe una Feria donde los países compran su armamento bélico, es importante estar informado sobre estos casos y trabajar todos los días para ser parte de una sociedad más consciente y menos violenta.
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[1]Office of The Surgeon General Department of the Army, United States of America. (1997). MEDICAL ASPECTS OF CHEMICAL AND BIOLOGICAL WARFARE. Washington, DC: FREDERICK R. SIDELL , M.D., ERNEST T. TAKAFUJI, M.D., M.P.H., DAVID R. FRANZ, D.V.M, PH.D.[2]René Pita, A. A. (2015). Handbook of Toxicology of Chemical Warfare Agents. San Diego, CA.: Academic Press.[3]Satori, M. (1939). The War Gases: Chemistry and Analysis. New York: D. Van Nostrand Co. Inc.[4]Velasco, M. (2007). Breve historia de los Celtas. Madrid: nowtilus.[5]Webster, G. (2000). Boudica: The British Revolt Against Rome AD 60. Routledge.