Las princesas de Disney han marcado la vida de un gran número de mujeres; son bastantes las que han crecido con ellas y son muchas las niñas que lo seguirán haciendo.
Sin embargo hay algo que ha cambiado en la forma en cómo vemos a estas princesas. Desde Blancanieves hasta llegar a algunas más recientes como Tiana de La Princesa y el Sapo, la manera en que el personaje principal se comporta y se desarrolla es muy distinto. Mientras que Blancanieves sólo piensa en casarse, todo lo que Tiana quiere es poner su propio negocio.
Blancanieves y su Príncipe Azul
Tiana, en La Princesa y el Sapo
Toda expresión artística es un reflejo de la sociedad en la que se vive. Si bien Blancanieves se comportaba de manera más sumisa y era más reservada, Tiana es más intrépida y quiere hacer lo que su corazón le dicte. Ya no le importa tanto lo que la sociedad piense de ella, sino más bien lo que ella quiere lograr.
Pero, ¿por qué las princesas han cambiado tanto?
La razón es que el mundo en el que vivimos y el momento en el que fueron llevadas al cine es otro. Los hechos sociales, políticos e históricos que se han presentado a través de los años se han visto reflejados en las películas, y las Princesas de Disney no son la excepción.
Muchas niñas crecieron con la idea de encontrar a su príncipe y vivir felices para siempre, pero la época en la que éstas aparecieron y la época en la que ellas viven es completamente diferente.
¿Realmente existe ahora un: “Y vivieron felices para siempre”?
La película animada de Blancanieves y los siete enanitos fue estrenada en 1937. Blancanieves es la primera Princesa de los estudios Disney.
Es fácil distinguirla, con su cabello corto, su piel blanca y una voz dulce y tranquila. El resultado de ello es que esta princesa es el modelo ideal de cómo debía ser una mujer en los años treinta. Es bonita, no pelea y ayuda en todo lo que puede para mantener el hogar limpio. Su mayor aspiración en la vida es encontrar a su “príncipe” y casarse con él para vivir felices para siempre. Es la esposa ideal para esta década. Hace las labores del hogar: planchar, barrer, lavar… y todo eso con gusto.
En la película cuando se encuentra con los siete enanitos, les pide que a cambio de que pueda vivir con ellos hará las labores del hogar. Tiene los valores principales de los años treinta: sabe cocinar y limpiar.
En los treinta se tenían ciertas ideas del papel que debía llevar una mujer. La universidad no era para ellas y trabajar estaba mal visto.
A pesar de su rol de ama de casa, es también una mujer que comienza a mostrarse como líder. Durante la Gran Guerra, la mujer había tenido la oportunidad de realizar labores fuera del hogar y de tener realmente un trabajo. Es ahora cuando se da cuenta de que los hombres la necesitan. Blancanieves comienza a darles órdenes a los enanitos, sabe que tiene cierto poder y que si lo maneja con delicadeza, y de manera amable, puede lograr lo que desea.
Sin embargo, durante la Gran Depresión de Estados Unidos, el rol de la mujer regresó a lo que era antes. Fue la Primera Dama de ese entonces, Eleanor Roosevelt, quien llamó a todas las mujeres a que apoyaran a los hombres y a sus familias desde el hogar. La labor del hogar fue fundamental para mantener un ambiente lo más tranquilo posible. Se creía que las mujeres no debían salir a buscar trabajo, pues le estarían quitando la oportunidad a un hombre.
La mujer de esta época, al igual que Blancanieves, no exige; cree que si se comporta bien su vida mejorará y recibirá su recompensa: un príncipe. Es extremadamente ingenua y puede ser engañada con gran facilidad. Las mujeres de estos años tenían una gran presión social, si a los veintitantos no se habían casado, tenían que apurarse.
Blancanieves no había intercambiado ni una sola palabra con el príncipe. Era un completo extraño para ella, e incluso para el espectador, nunca sabemos ni cómo se llama. Aun así, Blancanieves decide, desde el instante en que lo vio, que era él con quien quería pasar el resto de su vida. Así era como muchas mujeres de la época se casaban con alguien sin realmente conocerlo. Eran muy jóvenes y en ocasiones se dejaban llevar por la apariencia, por los matrimonios algo arreglados o por la prisa de casarse.
Quizá habrá más de alguna joven que culpe a Disney por hacerles creer que con encontrar a su “príncipe” su vida tendría un final feliz. Pero la realidad es que nunca, ni siquiera con Blancanieves, pudimos conocer la historia después del “y vivieron felices por siempre”, tal vez nunca lo hubo.
Es probable que en la actualidad todavía haya muchos hombres que quieran a una mujer que se dedique a mantener el hogar y a cuidar a los hijos, pero la realidad es que la sociedad ha cambiado. Ya son muchas las mujeres que tienen otras metas. El desarrollarse profesionalmente se ha convertido en la finalidad principal para muchas jóvenes, antes que el matrimonio.
En el mundo siempre habrá mujeres que sean Blancanieves, y eso no quiere decir que esté mal. Finalmente cada quien elige la Princesa a la que se quiere parecer y la educación y experiencias que se hayan tenido definirá el rumbo que uno tome.
Referencias:
MALLET, Doly. Mordiendo manzanas y besando sapos. Debolsillo. México, 2010.
Conoce la historia de La Sirenita.