Las calles de una ciudad muestran la historia y la herencia cultural que ésta ha guardado a través de los años. Son calles emblemáticas, en las que fluyen los recuerdos y las historias que sucedieron, por el que millones de personas desfilaron y desfilarán. Surge el espacio público para encontrarse con la historia personal y colectiva de un pueblo que ha vivido, sufrido y gozado. Cada avenida tiene una historia memorable; es un símbolo de su ciudad, donde se refleja el espíritu a partir de la arquitectura, de los museos y establecimientos que dan cara y representan el espíritu de esa sociedad. En México una de esas avenidas es Paseo de la Reforma.
Una de las avenidas que simbolizan el paso del tiempo en México es Paseo de la Reforma. En ella se encuentran edificios centenarios, más unos tantos que hoy están en construcción. El paseo ha crecido con su ciudad y se ha convertido en punto de convergencia para toda ocasión: las innumerables marchas que suelen converger en Reforma para partir hacia diversos puntos del país, los domingos en bicicleta, que ha generado un rescate del espacio público en donde ahora los ciclistas se apoderan de los carriles centrales de la avenida para disfrutar de actividades deportivas, así como actividades culturales que tampoco cesan y en general es una avenida que está viva las 24 horas del día.
Planificada por el emperador Maximiliano en el siglo XIX el “Paseo de la Emperatriz” o “Paseo del Emperador”, nombre original, este paseo conectaba el castillo de Chapultepec con la Ciudad de México. Con el crecimiento de ésta y los cambios sociales y políticos, la avenida se rebautizó cómo “Paseo de la Reforma”. El blog de la Ciudad de México estipula que fue Sebastián Lerdo de Tejada quien agregó las cuatro glorietas a la avenida, y fue Porfirio Díaz quien terminó de convertir a la avenida en símbolo de la ciudad cuando estableció una política de modernización e instauró las estatuas y el paisajismo de la avenida.
La avenida es un registro de la transformación del país y estas fotografías de La Ciudad de México en el tiempo demuestran el desarrollo de una ciudad en poco más de cien años.
Años sesenta