Romper la piñata durante las posadas es una tradición muy antigua adoptada por los mexicanos como parte de las celebraciones decembrinas. Podemos ver modernos de las piñatas y las tradicionales de estrella, pero ¿qué significa la piñata de siete picos?
La historia de las piñatas inició en China, después llegó a Italia y de ahí a finalmente, a España. Así fue la ruta que el expedicionario Marco Polo documentó sobre el origen de la olla de barro cubierta de papeles de colores: la piñata. En uno de sus tantos viajes a Oriente, Marco Polo conoció cómo los chinos utilizaban este objeto para las celebraciones de año nuevo: a la figura de una vaca, un buey o búfalo la cubrían con papeles multicolor y motivos agrícolas. El interior estaba repleto de semillas que caían una vez que los chinos golpeaban con varas la figura. Esta actividad se llevaba a cabo como un ritual para recibir a la Primavera, que coincidía con el año nuevo chino, y que daba cuenta del porvenir en el año respecto a la agricultura.
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Después de vaciado su contenido, el papel se quemaba y la gente intentaba obtener un poco de las cenizas, pues éstas se consideraban de buena suerte para los tiempos venideros.
Esta costumbre pagana llegó a Europa, específicamente a Italia, donde el cristianismo la adoptó para convertirla en un acto religioso. Al inicio, la olla era utilizada para las celebraciones de Cuaresma. Posteriormente las piñatas llegarían a España, y los conquistadores, a su vez, extendieron la práctica en el Nuevo Mundo donde la utilizaron como un elemento para la evangelización del pueblo, quienes tenían una costumbre similar con la que veneraban al dios Huitzilopochtli.
Después de arropar la práctica bajo un sentido religioso, la piñata cobró trascendencia en ceremonias, y los adornos y elementos que la construyen se convirtieron en símbolos de la presencia del hombre en la Tierra y para con Dios.
El oropel, en representación del oro, simboliza las vanidades y engaños del mundo; el contenido entre dulces y frutas representan la verdad y los dones de la naturaleza; la venda que cubre los ojos de quien golpea la piñata es la fe “ciega” del hombre, y el palo de madera con el que se imprimen los golpes es la fuerza de la virtud que derriba la falsedad.
¿Qué significa la piñata de siete picos?
La tradición de romper la piñata se asentó en la práctica popular de fiestas infantiles y en las posadas. No obstante, y aunque por un periodo la iglesia prohibió las piñatas por las celebraciones y cantos poco apropiados, en 1818 dejaron de serlo y se convirtieron en un elemento significativo de las festividades mexicanas.
La piñata tradicional que representa la época decembrina, y en particular las posadas, se elabora a partir de una olla de barro forrada con papel de colores y decorada según elementos de la época. A la olla se adhieren siete conos o picos y se rellena con frutas (naranjas, mandarinas, tejocotes, cañas, jícamas, limas) y dulces (colación y galletas). El juego es quebrarla mientras se golpea con los ojos vendados.
La olla cubierta con papel de colores simboliza al demonio que suele presentarse atractivo, brillante y luminoso para cautivar a los hombres y que estos cedan a la tentación. Los siete picos que salen de la olla representan los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, que son abatidos con el palo de la virtud, mismas que se deben cultivar para enfrentar al mal: contra la soberbia, la humildad; contra la avaricia, la magnanimidad; contra la ira, la paciencia; contra la envidia, la generosidad; contra la lujuria, la castidad; contra la gula, la templanza; contra la pereza, la diligencia. Se cree, es Dios quien ayuda al hombre a destruir el mal y deja caer su gracia en forma de frutos una vez que la piñata se rompe.
Previo al acto de romper la piñata los presentes entonan: No quiero oro / ni quiero plata / yo lo que quiero es romper la piñata.
Y mientras esto sucede se escucha: Dale, dale, dale / no pierdas el tino/ porque si lo pierdes / pierdes el camino / ya le diste una / ya le diste dos / ya le diste tres y tu tiempo se acabó.
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